Dormir mal no solo causa cansancio: se asocia con mayores riesgos de desarrollar 172 enfermedades

Dormir ocho horas no basta. Un nuevo estudio publicado en Health Data Science sugiere que mantener un ritmo de sueño constante —es decir, acostarse y levantarse a la misma hora cada día— puede ser más determinante para la salud que la duración del sueño.

Los investigadores, de la Universidad de Pekín y la Universidad Médica del Ejército en China, analizaron datos de más de 88.000 personas del Biobanco del Reino Unido y de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de EE. UU. (NHANES), concluyendo que los ritmos de sueño irregulares se asocian con mayores riesgos de desarrollar 172 enfermedades.

Entre los hallazgos más preocupantes, se identificó que quienes presentaban patrones de sueño erráticos tenían 2,8 veces más riesgo de padecer enfermedad de Parkinson y 1,6 veces más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con quienes mantenían horarios estables de descanso.

“El ritmo del sueño mostró tres veces más asociaciones con enfermedades que la duración o el inicio del sueño”, afirmó Shengfeng Wang, epidemiólogo y autor principal del estudio. Además, enfermedades como la hipertensión, la insuficiencia renal aguda y la depresión también mostraron vínculos con el ritmo del sueño.

Otro dato revelador fue que acostarse después de las 00:30 aumentaba el riesgo de cirrosis hepática en un 160%, mientras que una menor eficiencia del sueño se asoció con un incremento del 80% en insuficiencia respiratoria.

Los expertos concluyen que es hora de ampliar la definición de “buen sueño”: no solo importa cuánto se duerme, sino cuándo y con cuánta regularidad.