• 06 DIC 2025

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Pasó 16 horas en una zanja: perrita atrapada en inundaciones de Texas fue rescatada gracias a GPS

Su dueña la rastreó desde 2.400 km de distancia gracias a un collar GPS que salvó su vida.

Pasó 16 horas en una zanja: perrita atrapada en inundaciones de Texas fue rescatada gracias a GPS / TrongNguyen

El 4 de julio de 2024, cuando Estados Unidos celebraba su independencia, en un rincón rural de Texas reinaba el caos. La lluvia no dio tregua y el río Medina, que suele fluir manso junto al rancho de Erin Doguet, se transformó en una amenaza desbordada. En cuestión de horas, su propiedad fue tragada por el agua. Pero el momento más angustiante no fue ver el rancho inundado, sino perder el rastro de Ziva, su perra guardiana de 8 años.

Erin estaba a más de 2.400 kilómetros, rumbo a Colorado, cuando todo ocurrió. Había dejado el rancho —y a más de 200 animales— al cuidado de su hermana, Shannon, y de la cuidadora de mascotas, Taelyn. También estaban allí las dos fieles perras de trabajo: Ziva, una Kangal turca experimentada en proteger ganado, y Una, su joven compañera de dos años.

La tormenta desató su furia durante la madrugada. Según Erin, Ziva probablemente se asustó o salió tras un depredador, justo hacia la parte trasera del rancho, donde el río Medina ya comenzaba a ganar terreno. En algún punto, la crecida la arrastró. Fue el último momento en que alguien la vio.

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La esperanza llegó desde la tecnología: un collar GPS de la marca Tractive, que ambas perras llevaban, permitió a Erin seguir los movimientos de Ziva en tiempo real desde su teléfono, en otro estado. Compartió la ubicación con Shannon, que recorría la zona bajo lluvia con la aplicación abierta, sin saber si lo que encontraría sería una señal de vida... o de pérdida.

La señal era clara. Estaba fija. Demasiado fija. Ziva llevaba horas sin moverse de un punto junto al río. El temor se hizo denso. Pero Shannon y Taelyn no se rindieron. Activaron el sonido del collar y, guiadas por el pitido, encontraron a Ziva atrapada en una zanja inundada. La corriente no la dejaba volver, y los otros tres lados eran barrancos empinados y resbaladizos. Estaba viva, pero exhausta. Había pasado 16 horas sola, sin comida, sin agua, sin descanso.

“Con sus 54 kilos, era peso muerto”, contó Erin. Ziva no tenía fuerzas para ayudar en su propio rescate. Solo pudo dejarse levantar por sus rescatadoras, beber un poco de agua y dormir durante 12 horas seguidas una vez a salvo.

(Photo by RONALDO SCHEMIDT / AFP) (Photo by RONALDO SCHEMIDT/AFP via Getty Images) / RONALDO SCHEMIDT

El caso de Ziva ocurrió en medio de una catástrofe mayor. Texas fue azotado por lluvias récord que causaron más de cien muertos y decenas de desaparecidos. Los ríos Guadalupe y Medina se desbordaron en la madrugada, arrastrando casas, animales y vidas humanas. El presidente Donald Trump declaró zona de desastre a los territorios más afectados.

En medio de esa tragedia, una historia mínima resistió. Una historia de lealtad, de tecnología usada con inteligencia, y de una cadena de cuidados que cruzó estados para salvar una vida peluda. A veces, la diferencia entre perderlo todo y recuperar algo —al menos algo— es tan pequeña como un pitido sostenido en medio del barro.

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