VIDEO. ¿Qué hacer si tu hijo contesta mal? Este es el método viral de un neuropsicólogo para calmar el conflicto
El neuropsicólogo propone una estrategia de tres pasos para manejar los desafíos infantiles sin gritos ni castigos.

Getty Imagen / snapphoto
Una escena común en miles de hogares: un padre o madre pide apagar la televisión o ir a cenar, y la respuesta del niño es un grito, una queja o una frase desafiante. Ante esto, muchos adultos sienten la tentación de imponer autoridad con otro grito o castigo inmediato. Pero el neuropsicólogo infantil Álvaro Bilbao propone una alternativa radicalmente distinta: el autocontrol del adulto como modelo de conducta.
Bilbao, reconocido especialista en desarrollo infantil y padre, ha compartido en TikTok una estrategia de tres pasos para enfrentar estas situaciones sin perder el control: silencio, pausa y contención. El video, que ha alcanzado gran viralidad, plantea que detrás de cada mala contestación hay una frustración que el niño no sabe manejar.
Silencio, pausa y contención: el método para desactivar conflictos
“Cuando un niño contesta mal, lo que necesita no es un sermón ni una bronca. Necesita un adulto que no pierda los papeles”, afirma Bilbao. Para el especialista, cada reacción desafiante es una señal de desborde emocional, no una provocación directa. Por eso, sugiere que el adulto espere cinco segundos antes de responder. “Es el tiempo justo para no dejarse arrastrar por la rabia”, explica.
El segundo paso es evitar el juego de las réplicas. Bilbao lo compara con negarse a participar en un “partido de tenis emocional”, en el que cada devolución solo alimenta el conflicto. En su lugar, propone el silencio como una herramienta de calma: no para ignorar al niño, sino para desactivar la escalada emocional.
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Este enfoque se alinea con los principios de la crianza respetuosa y la educación emocional, respaldados por la neurociencia. La corteza prefrontal —zona del cerebro encargada del control de impulsos— está en desarrollo durante la infancia. Por eso, el ejemplo del adulto es más potente que cualquier discurso. “No puedo enseñarle autocontrol si yo lo pierdo”, resume Bilbao.
Lejos de proclamarse como infalible, el neuropsicólogo reconoce que él también se frustra, pero ha aprendido a detenerse antes de reaccionar. Para él, educar no es corregir al instante, sino construir un vínculo seguro donde el niño sepa que incluso en sus errores será escuchado y acompañado.
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