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¿Cómo hablar con niños y adolescentes sobre los conflictos bélicos? Tres psicólogos entregan sus consejos

Especialistas alertan sobre el efecto emocional que generan las imágenes de violencia en menores y recomiendan limitar la exposición y conversar con un lenguaje adecuado.

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Getty Imagen / ivetavaicule

El recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente y la cobertura constante en medios y redes sociales han generado preocupación sobre cómo estos hechos impactan a los más jóvenes. Aunque el escenario bélico se desarrolle a miles de kilómetros, su presencia permanente en pantallas puede afectar profundamente a niñas, niños y adolescentes, según advierten expertos en salud mental.

“La exposición a noticias de guerra, aunque no vivamos el conflicto directamente, puede generar ansiedad, preocupación e incluso sentimientos de vulnerabilidad”, explica Alex Behn, académico de Psicología UC y director del Instituto Milenio MIDAP. En ese sentido, el especialista subraya que los más afectados son quienes tienen menor capacidad para comprender el contexto: los niños.

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Catalina Álvarez, académica de Psicología UC y experta en psicología infanto-juvenil, señala que en la infancia, las guerras pueden sentirse como amenazas cercanas, incluso cuando no lo son. “Es difícil para ellos comprender las dimensiones reales de la amenaza, percibiéndola como algo muy concreto o inmediato”, advierte.

Frente a esto, los especialistas coinciden en que lo más importante es establecer espacios seguros de conversación. “Hablar en familia permite que los niveles de preocupación sean tolerables. Además, modela la importancia del diálogo y valida emociones como miedo, angustia, rabia o tristeza”, sostiene Álvarez.

Otro punto clave, según la académica, es cuidar el tipo de información que reciben. “Niñas y niños tienen derecho a estar informados, pero con contenidos apropiados para su edad. Exponerlos a imágenes crudas o repetitivas puede ser emocionalmente dañino, o incluso, generar tolerancia al dolor ajeno”.

Germán Morales, también académico de Psicología UC, señala que la saturación de imágenes violentas puede generar deshumanización. “La violencia puede comenzar a parecer una película ajena. Eso es riesgoso, porque lleva a categorizaciones discriminatorias y a perder la empatía con el sufrimiento de otros”.

Los expertos recomiendan, en síntesis, que madres, padres y cuidadores conversen con calma, ofrezcan explicaciones simples y limiten el acceso a contenidos impactantes. Hablar no solo informa, también protege emocionalmente.

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