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«Ciudadano a pata» recordó los 30 años de Los Tres Tenores y el tenebroso cuadro del «niño que llora»

La columna de cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN recordó el hito de Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras convertidos en un trío que arrasó con las ventas durante la década de los 90, además del mito que rodea al cuadro del italiano Giovanni Bragolin.

«Ciudadano a pata» recordó los 30 años de Los Tres Tenores y el tenebroso cuadro del «niño que llora»

Ciudadano ADN - "Ciudadano a pata" recordó los 30 años de Los Tres Tenores y el tenebroso cuadro del "niño que llora"

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Este mes se conmemoran 30 años del primer concierto de Los Tres Tenores. Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo, los más grandes tenores de los últimos 50 años, quienes se reunieron por primera vez en las Termas de Caracalla, cerca de Roma, en un hecho sin precedentes, equivalente a juntar a Miguel Angel, Da Vinci, Picasso; o a Messi, Maradona, y Pelé, según contó Mario Cavalla en «Ciudadano a pata», la columna de cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN.

El evento tuvo un fin benéfico: la salud de Carreras, quien tres años antes había padecido leucemia. Carreras estaba enemistado con Plácido Domingo por temas políticos (Domingo es madrileño, Carreras es catalán), sin embargo, recurrió al apoyo de la Fundación Hermosa sin saber que uno de sus mayores aportantes era Plácido Domingo, quien luego le expresó: «No quiero que el mundo pueda perder una voz como la tuya».

La reunión también coincidió con el tercer lugar del mundial Italia 90. El director de orquesta fue el indio Zubin Mehta, quien hizo un gran esfuerzo para juntar dos orquestas (las de Florencia y Roma) que sumaron 200 músicos en el escenario, y de poner en escena a los propios tenores. «Esto no serían Los Tres Tenores si no salieran los tres juntos», comentó Cavalla a propósito del espectáculo, que incluyó además de 22 minutos clásicos ópera italiana, una variedad de estilos desde tangos, clásicos mexicanos como «Cielito lindo», hasta pop y rock.

Las ventas de la grabación del concierto, en ese tiempo en video y CD, convirtieron al espectáculo en una verdadera franquicia que recorrió todo el mundo. Pavarotti, Carreras y Domingo cobraban un millón de dólares cada uno por actuación, las que siempre coincidieron con los mundiales de fútbol: en 1994 estuvieron en Estados Unidos, en 1998 en Francia y en 2002 en Japón.

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Chile, por cierto, no podía quedar atrás, y tuvo su versión local en 2002, con la participación de los tenores José Azócar, Tito Beltrán y Gonzalo Tomckowiack.

El evento, que no siguió repitiéndose tras el fallecimiento de Pavarotti en 2007, dejó «varios heridos en el camino»: entre ellos, el español Alfredo Klaus, quien bordeaba los 60 años para la primera versión y «quedó bastante dolido por no ser considerado». También marcó la revalorización de las Termas de Caracalla, espacio que, si bien era un hito patrimonial, elevó al máximo sus visitas, creando un negocio adicional con el hasta hoy vigente «Tour de Los Tres Tenores».

Cavalla tiene su claro favorito entre los tres tenores. «La voz de Pavarotti es la más hermosa como voz». Aunque, puntualizó, «mucha gente escoge a Plácido Domingo porque es más completo a la hora de desarrollar algunos roles de ópera». El columnista también recordó un momento particularmente emocionante de las giras: en 1994, los tenores cantaron «My Way» junto a Frank Sinatra. 

Pavarotti, a diferencia de Domingo, solo estuvo dos veces en Chile, durante la década de 1990. «Traerlo no es menor, es un espectáculo caro. Tirón de orejas para las empresas que gastaban fortunas en otros presupuestos de marketing. Pavarotti para un público más transversal habría sido buena idea». Plácido Domingo, aunque sigue con vida, es poco probable volver a verlo en Chile. Tras varias acusaciones de acoso sexual, «su carrera, si bien no está terminada, está bastante anulada en este minuto».

El oscuro mito de «El niño que llora»

Uno de los recuerdos más emblemáticos del Chile ochentero cruza desde el arte a lo paranormal. Se trata del cuadro «El niño que llora», que vistió muchas casas y talleres chilenos en los años 80. Su autor fue el veneciano Giovanni Bragolin, pintor de escaso éxito, que se enroló en el Ejército italiano para la Segunda Guerra Mundial, donde quedó conmovido con el sufrimiento de los niños de las aldeas castigadas por el conflicto. Así, creó su serie de 27 cuadros de niños que lloraban.

El problema parte con el mito que cuenta que habría hecho un pacto con el demonio para poder venderlos. En Italia e Inglaterra hubo casos donde Bomberos aseguraron apagar casas donde se quemaba todo, y el cuadro seguía intacto. Entonces, «si comprabas el cuadro tenías la posibilidad de que tu casa se incendiara, o atrayeras malas cosas». Otro dato escabroso de la leyenda recuerda que «si giras el cuadro en 90 grados da la sensación de que un pez está devorando cabeza del niño».

Una obra que «provoca ternura y también un poquito de temor», y que da cuenta de un Chile mucho más inocente y reprimido que el actual. «No tengo mucha explicación, pero que fue un superstar de su tiempo, lo fue», contó Cavalla sobre un cuadro que solía venderse en la Plaza de Armas de Santiago, hasta que «empezó a correrse la voz de que traía mala suerte», y desapareció. Hoy es posible encontrarlo en el Persa Bio Bio «arrumbado por ahí».

Datos de cocina y delivery

Los datos de «Ciudadano a pata» para hoy pasan no solo por el delivery, sino para la gente que está cocinando en casa. Esbieta, ucraniana radicada en España, se hizo muy popular a través de YouTube, donde supera el millón de suscriptores haciendo «de las cosas sofisticadas algo fácil». La cocinera destaca «por lo didáctica que es y la belleza de los platos, muchos de ellos complejos, pero explicados es fácil». Además, dentro de su sello está que cada vez que termina el tutorial, se come el plato.

El delivery de esta semana es Veneno Negro Cocina, emprendimiento nacido en el Persa Bio Bio, y que cuenta con menús con carne y veganos, con una cocina «sofisticada y entretenida». Entre sus platos estrella están el ragú del mar (estofado de camarones, almeja, chorizo y pejerreyes con cebolla encurtida y cilantro) con tostadas en pan de masa madre, tacos veganos, albóndigas veganas, y el portobello relleno, especie de champiñón grandote. Los pedidos se hacen al +569 20649312.  

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