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Cristóbal Marín: Hay más de 100 esqueletos de indígenas chilenos en museos europeos

El autor del libro "Huesos sin descanso" realizó una extensa investigación sobre los selk'nam y kaweskar.

Cristóbal Marín: Hay más de 100 esqueletos de indígenas chilenos en museos europeos

"Huesos sin descanso" es el título del más reciente libro de Cristóbal Marín, licenciado en filosofía, quien conversó en Ciudadano ADN sobre esta historia de los restos indígenas que quedaron en museos europeos.

El académico escribió un texto sobre el qué ocurrió con los restos de diversos pueblos originarios del país, los que fueron exhibidos en Europa como parte de los circos humanos.

Sobre sus motivaciones contó que "al principio fui a hacer una tesis de filosofía sobre un autor que es importante sobre América Latina, que se llama Jeremias Bentham. Ahí descubrí que tenía una relación extraña con sus restos mortales, pidió ser embalsamado y exhibido en el pasillo de la universidad que ayudó a fundar".

Esa anécdota no sólo le llamó la atención, sino que también la había vivido con un antepasado, debido a que "justo en ese tiempo estaba una historia de mi abuelo, quien quería trasladar unos huesos de antepasados del cementerio general a uno antiguo del campo. Lo trasladó, hicimos todos los ritos correspondientes y ahí están".

Es así como empieza este interés por los restos corpóreos de los pueblos originarios y que lo llevó a seguir la huella de los habitantes de tierra del fuego, secuestrados y vendidos a Europa.

Selk'nam y kawéskar fueron algunos de los pueblos indígenas llevados al viejo continente, donde "a veces los exhibían en museos donde habían personas con anomalías físicas. Era un espectáculo de masas", describió.

"Los estancieros no hallaron nada mejor que pagar una libra esterlina por oreja de selk'nam, luego incluso vender sus cráneos a museos europeos. Es una historia terrible y que ha sido un poco invisibilidad", comentó.

Sin embargo, uno de los puntos que más le llamó la atención en su investigación fue que pese a sus costumbres nómades, dejaban a sus difuntos en un lugar fijo. "Hay distintas versiones y poca información, pero por lo menos tenían respeto a sus restos mortales y a pesar de moverse de un lugar a otro los enterraban en alguna parte y había un cierto rito".

A esto hay que agregar las duras cifras que conoció en Europa. "Cuando fui investigando en distintos museos europeos me encontré que al menos registrados habían 100 cráneos y esqueletos de individuos fueguinos", señaló sorprendido ante los indígenas que aún no descansan en paz.

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