Ballet Nacional repone esta temporada a ‘Verdi-Réquiem’ de Gigi Caciuleanu

Este ballet, de una hora y media de duración, es una atractiva pìeza moderna, una idea de Gigi Caciuleanu concretada en un espectáculo multidisciplinario visual, que mezcla danza, mímica, acrobacia, tiempo, espacio y espíritu.

‘Verdi-Réquiem" está basado en la partitura completa del ‘Réquiem’ de Verdi, obra más cercana del "bel canto" italiano que de la música religiosa. Pese a que la pieza musical es inicialmente una misa para los difuntos, la coreografía de Caciuleanu propone "un himno a la vitalidad de la energía humana, un recorrido alquímico de la oscuridad hacia la luz, una progresión de la muerte hacia la vida; de la ópera a la danza", según propias palabras del destacado coreógrafo y director de El Banch.

El espectáculo está estructurado en 24 rituales o escenas que reflejan la visión del coreógrafo sobre la vida, la muerte y la vida después de la vida. A través de estos cuadros se tratan temas como la soledad, las tensiones, el poder, los sueños, la transformación, el renacer, la violencia, las luchas, conflictos y el amor, entre otros. Sobre cada ritual Gigi Caciuleanu escribió un texto poético a modo de complemento y explicación de cada escena que el público va leyendo en el programa de la obra.

La idea de hacer esta obra, cuenta Caciuleanu, nació mientras escuchaba la magistral partitura de Verdi: "En esos años de primera niñez del tercer milenio, imaginé un ‘Réquiem’ para el desaparecido siglo XX: una coreografía en 24 rituales y una palabra susurrada, dedicada a André Malraux que había escrito: el siglo XXI será espiritual o no será".

Entre los rituales de la obra figuran: ‘Caminos perpendiculares’, ‘Carnaval’, ‘Mesa del Silencio’, ‘Lucha’, ‘Pájaros y violencia’, ‘Lacrimosa’, ‘La Soledad del Rey’ y ‘Boda Secreta’, entre otros, muy bien interpretados por los bailarines del BANCH y en que luce más el conjunto que los solistas.

El espectáculo coreográfico, que reproduce la partitura completa de Giuseppe Verdi, tiene una duración de 90 minutos. La música utilizada corresponde a la grabación de la versión de la Philharmonia Orchestra & Ambrosian Singers, bajo la dirección de Riccardo Muti con los solistas Renata Scotto; Agnes Baltsa, Veriano Luchetti y Evgueny Nesterenko.