Freddie Figgers: el hombre que fue abandonado en la basura y se convirtió en un empresario multimillonario
Es el dueño de la compañía tecnológica Figgers Communication, avaluada en US$62 millones, el equivalente a $44 mil millones.
Freddie Figgers tiene 31 años y es el dueño de la compañía tecnológica Figgers Communication, empresa que elabora productos tecnológicos tales como cables USB, teléfonos celulares, Smart TV, entre otros. Sin embargo, antes de tener una compañía avaluada en US$62 millones, el equivalente a más de $44 mil millones, tuvo una cruda historia de vida donde fue abandonado y arrojado a la basura cuando era un bebé.
El empresario nació en el estado de Florida, Estados Unidos. Fue abandonado en unos contenedores de basura, motivo por el que sus compañeros de escuela se burlaron de él durante muchos años: «Los niños solían burlarse de mí. Me llamaban ‘bebé basura’, me decían ‘nadie te quiere. Eres sucio'», sostuvo Friggers a la BBC.
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Friggers fue encontrado por Nathan y Betty May, una pareja de 74 y 66 años respectivamente que lo adoptó para que no fuese a una casa de acogida, sin embargo el acoso escolar que sufrió llegó hasta el punto en que su padre debía esperarlo en la parada de buses: «Los niños me acosaban aún más, burlándose de él: ‘¡Ja, ja! Miren a ese anciano con bastón'», explicó.
El comienzo del éxito llegó a los 9 cuando su sueño fue tener una computadora Gateway pero su familia era de escasos recursos, por lo que su madre le regaló una computadora Macintosh que estaba averiada. Su padre trabajó en mantención de distintos objetos y Freddie descubrió que había un componente roto en ella.
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«Tome partes de una radio despertador y las soldé y tras unos 50 intentos finalmente logré que la computadora funcionara. Fue entonces que supe que eso era lo que quería hacer en mi vida», explicó Figgers, quien aseguró que la tecnología lo ayudó a superar las secuelas del bullying y se refugió en eso: «Aprendí a codificar a los 10 u 11 años y empecé a escribir programas básicos. Fue entonces que empecé a avanzar».
A los 12 años comenzó a trabajar en el laboratorio de computadoras de su escuela, reparando equipos. La directora ejecutiva del programa era la alcaldesa de la ciudad de Quincy y descubrió el talento de Freddie, por lo que pidió autorización a sus padres y se lo llevó a trabajar a la municipalidad.
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Tres años más tarde una firma ofreció un programa para monitorear los medidores de presión de agua por US$600.000 y se lo dieron a él por el mismo sueldo de 12 dólares que recibía. En ese minuto dejó la escuela e impulsó su propio negocio sin la aprobación de sus padres.
A los 17 su padre fue diagnosticado con Alzhaimer e inventó un formato para que no se extraviara: «Noté que nunca dejaba de ponerse los zapatos, así que les abrí las suelas, les puse un circuito, con un micrófono, un parlante y una tarjeta de red de amplio alcance e integré eso con mi laptop».
Vendió la tecnología por US$2 millones, en el mismo periodo en que su padre falleció: «Fue entonces que aprendí que el dinero no es más que una herramienta y me propuse hacer todo lo posible para tratar de dejar el mundo mejor cuando sea mi turno de irme», declaró.
Después de muchos intentos logró conseguir una licencia de la Comisión Federal de Comunicaciones, que se encarga de la regulación de telecomunicaciones interestatales e internacionales. Depende del congreso estadounidense. Así se convirtió la persona más joven y el único afroamericano en obtener la licencia con 21 años de edad.
Decidió crear un proyecto para instalar cables de fibra óptica y construir torres telefónicas en zonas rurales con sus propias manos para forjar la que hoy es su empresa: Figgers Communications.
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Tornó todas las situaciones difíciles de su vida y las convirtió en una oportunidad de negocio usando su talento. Hoy sigue vendiendo la tecnología de zapatos inteligentes que utilizó en su padre. Recordó la muerte de su tío a los 8 años y creó: «Un glucómetro inteligente que tras tomar la medida, la comparte con tu teléfono, tus doctores, tus familiares y tu compañía de seguros, de manera que si algo es anormal, envía un alerta».
Además tiene una fundación donde ofrece becas a estudiantes afroamericanos y ayuda en tiempos de catástrofe por lo que indicó: «No dejes que tus circunstancias definan quién eres y dale a otras personas oportunidades». Además aseguró que a pesar del dinero intenta hacer del mundo un lugar mejor como sus padres lo hicieron con él cuando lo encontraron.