Proyecto B: ¿Cómo una fundación puede ayudar a una persona a la reinserción laboral?
Ciudadano ADN tuvo la oportunidad de conocer el potente testimonio de Rodrigo Fuentes, un joven que por esas circunstancias de la vida se volvió delincuente y que actualmente goza de una segunda oportunidad.

Proyecto B: Cómo una fundación puede ayudar a una persona a la reinserción laboral
Proyecto B: Cómo una fundación puede ayudar a una persona a la reinserción laboral
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En el Ciudadano ADN siempre estamos atentos a las historias que nos ayudan a conectar con nuestro entorno. Por eso, tuvimos la oportunidad de conocer el Proyecto B, enfocado en la reinserción laboral, junto a Julio Cifuentes, director ejecutivo de la iniciativa, y Rodrigo Fuentes, joven beneficiado por la instancia.
Al inicio de la conversación, Fuentes compartió parte de su testimonio de vida, marcado por la crianza en un entorno complicado. «Yo siempre quise ser un profesional. Nunca quise ser un delincuente, como pasaba que casa por medio vendían drogas. Aún en esa circunstancia, mi abuelita, que me crió, me inculcó ser un profesional», relató.
El relato de un joven caído en la delincuencia
La influencia de su abuela fue crucial para que Fuentes pudiera tener un excelente desempeño escolar. Sin embargo, él nos relató un momento en que todo se vino abajo.
«Lo recuerdo como si hubiese pasado ayer. Hubo como tres días en que no almorzamos y mi abuela se sacaba la porquería haciendo costuras para que comiéramos. Entonces ahí dije ‘yo no puedo estudiar nunca más, tengo que hacer algo’. Lamentablemente, tuve que salir a delinquir«, relató.
En esa misma línea, Rodrigo Fuentes contó que a sus 10 años tuvo que convertirse en un delincuente y dijo que «era mi oficio, era uno profesional«.
«Salía a delinquir con ropa de colegio. Entonces, ya siendo imputable, con 13 años de edad, pasé ya al primer control de detención… Pasé por hartas cárceles y con pena cuento esto«, agregó.
Caída a fondo
Siguiendo con su relato, el joven que actualmente trabaja en una constructora mencionó que por aquellos años se entregó a los excesos. «Hice una fechoría y me compré un deportivo del año a los 20 años. Tenía el ego por arriba», aseguró.
Fue en ese contexto en que Rodrigo Fuentes tuvo un momento en que su vida comenzó a cambiar: cuando chocó en su auto y tuvo una fractura en la columna, la que lo dejó casi muerto.
«Los profesionales le decían a mi mamá que tenía derrame cerebral y que quedaría mal. No daban ni una esperanza de vida. Pasó un mes y algo pasó que abrí los ojos y me fui de alta«, dijo.
Así el joven comentó que comenzó a acercarse a Dios y a creer en él, luego de su traumático episodio. «Dije que iba a servirle al señor por algo que él hizo conmigo», confesó.
La ayuda de Proyecto B
Luego de haber pasado por el accidente automovilístico, Rodrigo Fuentes dijo que tomó la decisión de cambiar su vida. «Tenía muchos antecedentes y me cerraban las puertas. No había ninguna posibilidad, hasta que empecé a hacer las cosas bien y empecé a cumplir un beneficio de menor que tenía. Y ahí ellos me enviaron a Proyecto B«, contó.
«Llegó ahí cuando estaba todo oscuro en mi vida, no había ninguna puerta abierta y ellos me enviaron a una constructora súper grande llamada Enaco. Imagínense lo bueno que es el trabajo que hacen ellos. Me integraron a una constructora y eso es una gran labor«, añadió.
Por su parte, Julio Cifuentes – director ejecutivo de la fundación – habló sobre la manera en que trabaja esta entidad. «Buscamos recoger esas ganas de cambiar que Rodrigo nos muestra y encausarla desde el trabajo de ellos mismos a esa posibilidad de reinsertarse en un trabajo y en el mercado laboral«, expuso.
En esa misma línea, Cifuentes dijo que «el trabajo no es solo la remuneración, que es lo obvio, sino que va generando esta posibilidad de tener un nuevo relato«.
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