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«¿Por qué me van a demoler a mí, si yo no vendo drogas?»: polémico procedimiento en «narco casa» en La Florida enfrenta a vecinos con autoridades y policía

Elena Orellana es la madre de Patricio Guerra, encarcelado por tráfico. Los pobladores del sector aseguraron que vende empanadas y paste del choclo para sobrevivir.

Polémica demolición de narco casas

Polémica demolición de narco casas

De las cuatro demoliciones de las llamadas «narco casas» que ha llevado a cabo el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, en la comuna que lidera, probablemente esta sea la más problemática: vecinos de la calle General Arriagada, en la población Los Quillayes, aseguraron frente al edil y los medios que allí se apostaban que la casa, primero, no era de propiedad del sindicado narcotraficante, y segundo, allí no se vendían sustancias ilícitas.

Elena Orellana vive en la casa. Dijo a ADN: «Yo soy la mamá de un hijo que está preso por venta de drogas. El día en que se llevaron a mi hijo, no encontraron nada en la casa. Ahora me entregan una notificación que me demolerán la ampliación, que hice desde el 2000. Mi hijo está preso por tráfico. Yo vivo ahí, es mi casa desde 1985. Por eso estoy acá: ¿por qué me van a demoler a mí, si yo no vengo drogas?».

Carlos, quien aseguró ser primo del narcotraficante, precisó: «La casa que están demoliendo es de la señora Elena, una señora que vende empanaditas y pastel de choclo para poder pararse, ¿y le van a botar su casa? ¿Cómo la población no va a estar en contra? La persona que está sindicada es de otro domicilio. El domicilio es de la mamá de la persona, no tiene nada que ver con narcotráfico. Jamás ha sido allanada».

Desde el departamento de Comunicaciones de la municipalidad de La Florida contaron que la actual dueña del block es Evelyn Basaur Guerra, sobrina de Elena Orellana y prima de Patricio Guerra Orellana, el narcotraficante en cuestión.

Efectos colaterales

En esta demolición no se usó maquinaria pesada, sino personal con herramientas. La justificación para esta acción está en la falta de regularización de la edificación, no con algún nexo directo con el inmueble a demoler. En el caso particular del departamento, este habría sido usado como caleta. 

Previamente, los funcionarios municipales informaron que la zona era «compleja«, en palabras del alcalde Carter. Producto de esto fue que llegó personal policial con el carro lanzagua. Y fue como resultado del uso del vehículo que hubo quejas de otros vecinos, también afectados.

«Estoy con mi hijo de 8 años ahogada en mi casa. Tiraron agua con el guanaco. Cayó en mi patio, ahí tengo congeladoras, una televisión. Mojaron el deco de la televisión», encaró una vecina al edil.

Carter, por su parte, comprometió ayudarla: «Es posible que en estos procedimientos ocurran estas cosas. No corresponde que tu pagues los costos».

Con todo, Elena Orellana podrá seguir viviendo allí, pues solo se demolerá la ampliación. 

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