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El fenómeno detrás del aumento de la violencia escolar en Chile

En conversación con ADN Hoy, la máster en intervención educativa y magíster en gestión escolar Macarena Estrada apuntó a un trabajo multifactorial, enfocado en el diálogo, la acogida y la contención.

Escenario y factores de aumento en la violencia escolar

Escenario y factores de aumento en la violencia escolar

Psicóloga Macarena Estrada por violencia escolar - ADN Hoy - 24 de mayo de 2022

14:04

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¿Qué hacer con la violencia entre las y los escolares? Sin duda ha sido uno de los temas fuerza que el retorno a las clases presenciales trajo. Lo identificaron así las autoridades del área y ya hay planes en curso, pero el incendio dentro del Instituto Nacional durante el lunes, o la pelea afuera de un colegio en Chiguayante que terminó con un adolescente apuñalado parecieran contravenir las expectativas.

Al respecto conversó la psicóloga, máster en intervención educativa, magíster en gestión escolar y académica de la Universidad San Sebastián, Macarena Estrada, la mañana de esta jornada en ADN Hoy.

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En un principio, la experta extrapola las reacciones violentas más allá de los estudiantes: «Es una problemática que no es solo de las escuelas, colegios y liceos, sino que es algo que nos está afectando como sociedad chilena: esta violencia que vemos en los adolescentes, también la vemos en los adultos. No es solo de menores, sino de adultos y cómo llevamos a cabo nuestra convivencia». Y sobre aquello, en el caso del adolescente que será formalizado por incendiar un bus, apuntó a «ver su historia».

«Cuando uno mira un fenómeno como el que mencionas, que es un menor de 16 años que hace algo sancionable, que está mal, hay que ver la historia. Los especialistas que estamos para colaborar con ellos, no para juzgar, hay que ver más allá del acto en si, ver su historia y saber cómo ayudarlo para que él pueda manejar mejor esa rabia que lo hizo hacer lo de ayer», complejizó.

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Desde allí se extrae una multiplicidad de factores y personajes que debiesen abordar, en trabajo conjunto y coordinado, el fenómeno de la violencia: a juicio de Estrada, «hay que mirar a la familia como un todo, sin dejar a las escuelas, pero esto no se resuelve por un lado u otro: esperamos mucho tiempo que cada uno respondiera, pero estas no funcionan aisladas, sino que deben colaborar, ser sincrónicas para encontrar respuestas. Hay que ir mirando escuelas donde las cosas sí están funcionando, con los bemoles que tiene la educación porque es muy dinámico, pero repliquemos modelos que puedan ir colaborando para generar el espacio seguro que la escuela debiese ser».

Sin embargo, ese abordaje requiere un comienzo. La académica enfocó sus argumentos en que «los primeros entes para dar el apoyo y la compañía son los sostenedores, sobre todo cuando hablamos de colegios municipales. Ellos tienen que dar la intención de buscar e ir probando modelos en espacios educativos».

«Es un trabajo de todos: cuando empecemos a funcionar en bloque, veremos resultados. El plan de convivencia educativa del Gobierno es un buen paso, pero está partiendo. Hay que dejar que esto ocurra. Hay señales y luces, pero eso no lo puede ser todo. Los que trabajamos en educación debemos mirar esos modelos para aplicarlos en esos espacios», añadió.

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¿Cómo se materializan, entonces, estos desafíos? ¿De qué forma se concreta? «Daría una mirada», dice Estrada, «de cómo hemos acogido a estos jóvenes que estuvieron dos años en pandemia, encerrados, sociabilizando menos que lo que indica su etapa de desarrollo. Generar espacios de diálogo y contención desde el joven que tenemos en frente y no desde lo que los adultos creemos, es súper importante. El joven necesita dialogar y escuchar no después de, sino antes. En esa etapa hemos quedado al debe».

A ello se suma también el tejido que componen los colegios: «No podemos dejar de lado a la comunidad: debe seguir brindando un espacio seguro en las escuelas, aprendiendo desde su formación completa como ser humano. Poner toda la energía en un acto delictual es un punto; pero existen muchos niños que no quieren ir a las escuelas. Debemos volver a dar entregar la tranquilidad que esos espacios requieren. Nadie puede aprender en espacios con miedo».

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