Bajos de Mena: el largo camino del olvido a un vivir mejor
La crisis de seguridad ha afectado de forma transversal a la región Metropolitana. Para intentar entender qué ocurre, ADN llegó hasta una de las poblaciones de la comuna más grande del país para retratar, en voz de los vecinos, el estado de las cosas y los deseos de los que allí viven.
Bajos de Mena, Puente Alto
AUDIO: Crónica: Bajos de Mena - Juan Espinoza - ADN Hoy - 3 de mayo de 2022
Se escucha la añoranza en la voz de Miguel. No es la ausencia de lo perdido, sino el vacío de lo que no ha estado, quizás un olvido. Se nota en las palabras que elige: vive en Bajos de Mena, uno de los barrios más poblados de Puente Alto (150 mil residentes de más de 600 mil en la comuna), que es la más grande del país. y en sus planes, dice, está contar la historia del lugar.
«Queremos contar nuestra historia, que cada vecino sepa por qué se llama como se llama su villa, quizás hablar con el vecino más longevo y que nos cuente su historia de la actualidad para atrás. Contar eso en una foto. Que los mismos puentealtinos, cuando vengan a Bajos de Mena, sepan la historia«, dijo la mañana de este martes a ADN.
Hablaba de los puentealtinos, de los otros, los que no cargan con que «de repente da vergüenza decir que vives en Bajos de Mena», le complementó Jaquelinne, otra vecina del lugar, recordando cuando hace algunas semanas los mismos habitantes de la comuna se movilizaron exigiendo más seguridad. «Siempre nos caracterizan de zona roja y no nos muestran tal cual», agregó.
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Zona roja
En lo que va del año los delitos de robo con violencia han aumentado un 44% en la región Metropolitana. Además, los portonazos subieron un 79% en el mismo periodo y el mismo sector. Los números y los movilizados en las calles bastan para intentar entender qué ocurre, retratándolo con la voz de los residentes.
Sandra Olivares es secretaria de la junta de vecinos de la villa El Caleuche, en el mismo Bajos de Mena. Ella ha visto cómo, poco a poco, se ha ido apoyando el sector: primero, una compañía de Bomberos; luego, una comisaría de Carabineros; después, dos centros de atención de salud. Pero los hechos desde octubre de 2019 hasta hoy han mermado la convivencia.
«Estamos pidiendo que hayan más móviles (de Carabineros). Solamente tenemos dos. Si hay operativos ante urgencias, no hay (disponibles, porque) están en violencia intrafamiliar, en procedimiento«, dijo a ADN.
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Pero la seguridad no es el único problema que han sufrido quienes viven en Bajos de Mena: las restricciones de movilidad producto de la pandemia revelaron las falencias de conectividad a internet. «Sacaron cables, fue atroz. Los alumnos que estuvieron en pandemia, o sea, los malabares que tuvieron que hacer las familias para que los niños pudieran estudiar. Los problemas que hay con que te estigmaticen. Faltan muchas cosas», dijo Olivares.
La liquidez económica: el cajero automático más cercano está en el paradero 48 de Santa Rosa. Y «se colapsa, no hay una atención apta para tanta gente que vivimos acá, eso anhelamos», explicó la secretaria.
O el transporte: «Para nosotros como villa San Miguel, venir a calle Juanita es mucho el trayecto. En calle San Guillermo solo pasa la F-10. Te encargo los atochamientos de gente esperando la micro y los colectivos. Ahí la gente se forma mucho. Es una pura locomoción. Caminar a Eyzaguirre quedamos botados porque las micros ya vienen llenas. Para llegar a la plaza de Puente Alto es 30 minutos y solo si tienes la suerte que no haya taco, porque si hay taco, es una hora», contó.
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Pulmón verde
Pero el desarrollo ha ocurrido, tan lento como sostenido. Hoy cuentan con un skatepark, un parque (el Juan Pablo II), además de plazas y canchas que los mismos vecinos han ido remodelando. «Falta un poco más, en cada block se ha preocupado de tener las plazitas, pero a esta altura los juegos no están», contó la secretaria.
Miguel añadió: «Se decidió hacer un parque en conjunto con los vecinos, con la municipalidad, pero fue una lucha interminable de quién ponía los recursos. Ahora que está, le sacamos el trote. Se han hecho actividades con municipios. Es algo positivo, porque está para la comunidad».
Por lo pronto, las energías están concentradas en la desestigmatización. Eso, y el cuidado del medio ambiente, o sacar la basura de las calles y ponerlas en los basureros. «Estamos topando con los recursos. Para una junta de vecinos pueden postular a un millón (de pesos), pero con eso no se puede hacer nada. Estamos conversando con el alcalde para que nos postule (a algún fondo concursable) como municipalidad», explicó Miguel.
«Si alguien quisiera colaborar, las puertas están abiertas. No tan solo aquí se cuenta lo malo; aquí podemos contar muchas cosas buenas», cerró.
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