El hombre que grabó el último discurso de Allende: «Sabíamos que era un trozo de historia»
Guillermo Ravest era director de Radio Magallanes el 11 de septiembre de 1973.
Poco después de las diez de la mañana del 11 de septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende habló por última vez a los chilenos. Luego la Fuerza Aérea bombardearía La Moneda, el líder de la Unidad Popular se suicidaría y la dictadura encabezada por Augusto Pinochet se extendería por largos y violentos 17 años.
La voz de Allende salió por la señal de Radio Magallanes y quedó registrada para la posteridad gracias a su director, Guillermo Ravest, y el radio controlador Amado Felipe.
Ravest y otros periodistas llegaron temprano al edificio de Estado 235, a pocas cuadras de La Moneda, con la claridad de que un Golpe de Estado estaba en marcha. Con las otras emisoras adherentes a la Unidad Popular silenciadas, Magallanes era la única opción de Allende para entregar su último mensaje al país que tres años antes lo había elegido presidente.
Así relató Ravest a Ciper cómo fue esa mañana: "Había ido a buscar un cigarrillo a mi oficina cuando, inesperadamente, sonó la Plancha. Éste era el nombre que dábamos al teléfono a magneto, accionado a manivela, que nos comunicaba directamente con el despacho presidencial de La Moneda. Los golpistas ya habían amenazado bombardear el histórico palacio de gobierno. Contesté el llamado telefónico. Era la inconfundible voz del Presidente Allende".
"Preciso que me saquen al aire inmediatamente, no hay tiempo que perder", dijo mandatario.
Preso de los nervios, Felipe dejó abierto el micrófono ambiente y, por eso, se puedo oír la voz de Ravest junto a la de Allende. "La tensión del momento explica por qué en esa grabación no sólo aparece la voz de Allende. A Felipe se le quedó abierto el micrófono de ambiente, hecho que aclara por qué en su original ella registrara mi voz pidiendo a gritos a alguien: '¡Cierren esa puerta, huevones!'", recordó.
"Tras haber presentado a Allende ante el micrófono. Leonardo (Cáceres) se acercó a mi lado, junto a la Plancha. Ambos habíamos escuchado aquellas últimas palabras. Le comenté escuetamente: "Este es su testamento político. Flaco, estamos sonados…”, agregó.
"Tras su última frase y, sin colgar, Allende me añadió un escueto: ‘No hay más, compañero, eso es todo’".
A las 10:27, Radio Magallanes fue callada. Ravest y Felipe se quedaron en el edificio dos días más, hasta el jueves 13 de septiembre, a punta de cigarros y café.
En una entrevista con Vice, Ravest relató que aprovecharon esos dos días para hacer 40 copias del discurso de Salvador Allende. "Sabíamos que estábamos envasando un trozo de historia", dijo en esa oportunidad.
Tras separarse ese día, Ravest y Felipe nunca más se volvieron a ver.