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«Luz», como la salvación al final del túnel: los No Te Va Gustar hablan sobre su último disco

Ad portas de la presentación en Santiago este sábado, Denis Ramos, trombonista y corista de la banda, conversó con ADN de "Luz", la última producción: cuenta cómo fue grabar con Ricardo Mollo, de Divididos, con Nicki Nicole, la artista revelación argentina, y de qué forma la pandemia entró en todo esto.

«Luz», como la salvación al final del túnel: los No Te Va Gustar hablan sobre su último disco

Una insolencia: usar el primer verso de la primera canción del último disco de No Te Va Gustar para abrir esta entrevista. Sería más o menos así:

No hay razones para la distancia marcada al inicio del párrafo y que quede mal hasta esta coma, poco importa. Si la lectura no anda, no es por quien escribe. No hay descortesía; hay paciencia. Y entiende: de aquí, nadie se baja.

Para resarcir, “La rama”, el sencillo que abre el disco “Luz”, el último que los uruguayos lanzaron en 2021 y que este sábado presentan en Teatro Coliseo, en Santiago, comienza así: “Hoy me desperté sintiendo dos cosas / No me preocupé por no tener razón. / Una fue quedar mal y poco me importa / La otra es que nadie va a bajarme de esta rama. / Hoy dejé de creer en tu inocencia / Y si algo anda mal, ese no soy yo. / No fui descortés y tuve paciencia, / Pero entiendan que nadie va a bajarme de esta rama”.

ADN

Son 12 canciones con el sonido que, tras más de 25 años de carrera, tienen su marca de rock latinoamericano (al menos cuando no se cruza un reggae, también tan propio de sus producciones).

Fue escrito y grabado en pandemia, en octubre de 2020. Y pese a que Denis Ramos, trombonista del grupo, aclara rápidamente que “no queríamos ser la banda que en 20 años recordemos la pandemia» (por alguna canción con referencia explícita lo que estos años conllevan), en las letras se cuela la experiencia del encierro, del ensimismamiento.

—¿Cómo fue grabar “Luz”?
—Si bien estábamos en una pandemia, lo que es muy malo, al disco le vino muy bien, porque pudimos meterle cabeza 100%, que no ocurría casi nunca, porque era todo mucho más complicado. Pasamos 90 días sin vernos nosotros, haciendo reuniones semanales vía Zoom, pero en junio de 2020 pudimos empezar a juntarnos de a poquito en el estudio. Empezamos a ensayar las canciones con el productor vía Zoom también, con un plug in que le permitía estar a la par de nosotros en el estudio, él estando en New York, y ahí empezó la preproducción del disco. En agosto de 2020 pudo venir a Uruguay para hacer la terminación de la preproducción y en octubre grabamos, en José Ignacio, un lugar paradisiaco en Uruguay, y ahí grabamos en su totalidad.

—¿Ves esa distancia de la digitalidad en las canciones? Porque tienen los procesos de grabación eso de conversar, de intervenir. La dinámica que quizás podría ser parte de esa vida propia que se podría esperar en cada canción en sí misma.
—Si, se vio un poco. Hubo un momento de estrés: estábamos trabajando con un saxofonista, Steve Berlín, de la banda Los Lobos, y justo estaba en Estados Unidos de gira. Hubo momentos de delay. Pero siempre que hemos trabajado con él, hay buen entendimiento. Fue tediosa la parte de trabajar a distancia. Siempre hay un momento de tensión en las grabaciones.

—¿Por qué se llama “Luz”? En el disco, o al menos en las letras, hay pérdida, añoranza, deseo de lo que no está.
—Creo «Luz» le cabe justito al disco. Era el nombre de una canción, pero decidimos ponerle «Luz» al disco y la canción que se llamaba así la transformamos en otro nombre. Luz quiere decir que la salida del disco fue una salvación de nosotros también: estábamos en medio de una pandemia, con mucha incertidumbre, entonces ponerle luz al disco era ver esa luz al final del túnel, con su salida, porque para nosotros fue eso. Y es un disco que tiene muchas canciones que hablan de las relaciones interpersonales, muy para adentro. Son canciones que tienen esperanza y muy personales.

ADN

Nicki Nicole, violencia y género

“Luz” tiene dos colaboraciones: la primera en aparecer es con la cantante argentina de música urbana Nicki Nicole, una de las grandes revelaciones del género en los últimos años. La canción, “Venganza”, habla de violencias (“te metiste en mi razón / me hiciste creer que mi forma de vestir era una provocación”); justicia (“vas a arrepentirte de lo que me hacías”); femicidios (“iban a encontrarme tirada en algún lado”); estigmas (“¿qué habrá hecho?, ¿dónde estaba?, ¿cuándo fue que le pasó?, quizás todo esto ella misma lo provocó”); acoso (“¿te parece normal perseguirme en la madrugada?”); y sororidad (“esto es por mi y por todas”).

—Indirectamente el disco repasa lo que dejó la pandemia: el encierro, el pensarse. Pero pese a que no quisieron hacer algo de la pandemia, sí tomaron la violencia de género en el tema con Nicki Nicole, que es también un asunto que surge en esta cuarta ola feminista.
—Nicki es tremenda, está prendida a fuego en su carrera. Es una canción que es muy directa, y si bien no busca una venganza, busca una justicia. Y es un tema muy complicado acá en Uruguay la violencia doméstica y de género. Si bien viene avanzando la prevención, no baja la tasa de femicidios ni de abusos. Es un tema muy complicado. Para nosotros era importante que cantara una mujer, porque es quien estaría más por dentro de la canción. Buscando género musicales, siempre pensando en mujer, escuchamos la voz de Nicki y nos redondeó su voz, su impronta, y cuando le escribimos directamente por Instagram se re-copó, que le gustaría estar a la altura de la canción. Creo que lo logró y con creces. Ella escribió su parte. Lo primero que mandó, le dijimos: “No lo toques más, vas a cantar eso”. Y la grabación fue un momento muy especial.

—¿La contactaron por Instagram? ¿No habían compartido con ella?
—Lo más orgánico es que el artista le escriba al artista. Es la forma más clara y segura que encontramos. En el caso de ella, a los cinco minutos contestó que le encantaba la idea, la canción y formar parte del proyecto de lo que decía la canción, que ella apoya mucho la causa.

—¿Y la grabación, cómo fue?
—Fue un momento único: lo primero que ella mandó, tipo maqueta, fue increíble y fue lo que quedó en el disco. No se cambió una palabra de lo que dijo, le pegó muy fuerte, se metió mucho en el proyecto, le salió de corazón. Para nosotros fue una alegría bárbara.

—¿La habían escuchado antes? ¿No fue algo así como sugerencia del sello?
—La teníamos en el radar. No es una música que consumamos mucho, pero sabíamos que estaba empezando a romperla y ella se está convirtiendo en una artista muy importante en Latinoamérica.

El Mollo Day

La segunda de las colaboraciones es con una leyenda del rock argentino: Ricardo Mollo, líder de Divididos y exguitarrista de Sumo.

—En el caso con Ricardo Mollo, llama la atención por el tono electrónico: quizás new wave, o una influencia de Depeche Mode.
—Exactamente, con un riff muy electrónico, pero con una guitarra muy presente. Y ese fue otro punto muy alto de la grabación. Fue el ‘Mollo day’: grabó, se divirtió, fue increíble. Son cosas en la carrera de esa banda que cuando empezó a tocar, hacía covers de Divididos y hoy hacen canciones con él.

—Y él sigue a la banda.
—Si, nos hicimos muy amigos. Imagínate que mañana toca Divididos y tocaremos un par de temas con ellos.

—¿Sobre el público chileno, cómo lo ven y cuáles son las expectativas para el sábado?
—El público chileno nos encanta, que se entrega, que es muy respetuoso. Eso fue la primera vez que fuimos allá. Hay una expectativa bárbara de parte del público y nuestra. Vamos con una presentación de disco nuevo, con imagen diferente, propuesta diferente, con un show de más de dos horas y será un momento único en el Teatro Coliseo.

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