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Nuevos aires en la Sinfónica Nacional Juvenil

En Corpartes se inició la temporada de la agrupación dependiente de la Fundación de Orquestas Juveniles (FOJI), con el debut de Paolo Bortolameolli como director titular, y el estreno de una obra del recordado músico Jorge Peña Hen.

Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil

Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil

Con la presencia de la Primera Dama Irina Karamanos, se dio inicio en el teatro de Fundación Corpartes a la temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil (OSNJ), dependiente de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI).

Un hecho especial por varios motivos. Es el primero con el compositor Miguel Farías, nombrado por Karamanos, a cargo de la fundación. También es el inicio del trabajo de la orquesta junto a su nuevo director titular, el internacionalizado Paolo Bortolameolli, quien sin duda le otorgará nuevos bríos a la agrupación de jóvenes músicos.

Pero además fue el momento de saldar una deuda con una figura histórica de la historia musical chilena. Jorge Peña Hen (1928-1973), precursor de las orquestas juveniles en Chile y Latinoamérica, moldeador de la escena musical de La Serena, y asesinado injustamente en la Caravana de la Muerte un mes después del 11 de septiembre, ha tenido sendos homenajes a lo largo de los años, pero su legado se completa con lo acontecido en este evento.

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Paolo Bortolameolli

Hace algunos años fue recuperado el manuscrito del Concierto para Piano de Peña Hen, una obra escrita en 1952, a los 24 años, que el músico dedicó a su esposa, Nella Camarda, y que nunca se interpretó. Hasta ahora.

Junto a Svetlana Kotova, pianista rusa residente en Chile, la OSNJ y Bortolameolli estrenaron esta pieza que nos muestra el lado compositivo de Peña Hen. Es música de juventud, sin duda, donde se nota el entusiasmo, la pasión, pero donde queda claro que es la fotografía de un momento específico, en que al maestro le faltaba aún una mayor madurez técnica en la escritura.

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Svetlana Kotova

Estilísticamente salta de clichés románticos tipo Rachmaninov, a material temático cortado de un neoclasicismo de Hindemith o Santa Cruz y, entre medio, algún ritmo latinoamericano. El primer movimiento es el más atractivo por su fuerza, mientras que el segundo asoma más directamente como una carta de amor musical. Algo más débil es el zigzagueante tercer movimiento, que no alcanza a desarrollar debidamente las ideas desparramadas en el pentagrama.

Dicho lo anterior, la interpretación misma fue comprometida y certera por parte de Kotova, y lo más importante fue comprobar el buen contingente de músicos que hoy integran la OSNJ, de quienes Bortolameolli con su contagioso entusiasmo logró extraer garra y brillo.

Esa excelencia sinfónica se replicó en la segunda parte del concierto, dedicado a fragmentos del ballet “El Sombrero de Tres Picos” de Manuel de Falla. El color orquestal fue el gran ganador, y el resultado final nos hace esperar con entusiasmo los eventos que la OSNJ realice a lo largo del presente año.

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