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Canillitas, hojalateros y fabricantes de escobas y zapatos: «Ciudadano a pata» y los oficios que ya no existen o están en riesgo de desaparecer

La columna de cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN revisó un listado de los clásicos trabajos ya extintos producto del avance de la tecnología, y a los que fenómenos actuales -como la digitalización de los medios- amenazan con dar por extinguidos.

Canillitas, hojalateros y fabricantes de escobas y zapatos: «Ciudadano a pata» y los oficios que ya no existen o están en riesgo de desaparecer

Canillitas, hojalateros y fabricantes de escobas y zapatos: "Ciudadano a pata" y los oficios desaparecidos y en riesgo de desaparecer

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Los oficios desaparecidos o en riesgo, en una época de grandes cambios no solo producto de la pandemia, sino también de los avances tecnológicos. Por eso, en un nuevo episodio de «Ciudadano a pata», la columna de cultura, gastronomía y patrimonio de Ciudadano ADN, el periodista Mario Cavalla hizo un homenaje a estos oficios: «Muchos se han ido achatando y definitivamente desapareciendo», comentó.

En todo caso, este fenómeno también ha ocurrido a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la época de la Colonia, sin agua potable, existía el aguatero, encargado de recolectar agua en el río en un bidón y llevarla casa por casa, o el sereno, una suerte de policía urbana de la ciudad que también cumplía la función de decirle la hora a los transeúntes, cuando pocos tenían reloj.

Entre los oficios más amenazados hoy, sin duda están todos los vinculados a los textiles y manufacturas, tras la arremetida de las importaciones chinas y brasileñas. Grandes colosos del rubro en Chile fueron la talquina Jarman, que llegó a tener 2.000 empleados en su minuto, o Guante, que si bien no ha desaparecido, dejó de producir y hoy solo es una importadora.

«La industria del calzado está agonizando. Y un buen zapato cuesta plata, porque hay muchas horas de trabajo detrás en la costura a mano», comentó Cavalla. La clásica modista del barrio, que hacía basta de pantalones de colegio o trajes para licenciaturas, también va en franca extinción.

Otro oficio en peligro de extinción es el de los escoberos, fabricantes de escobas de paja, que aún se encuentran en ferias libres o en sectores como La Vega y Franklin. «Hoy día la gente se compra el escobillón de plástico y chao».

Con la digitalización de los medios, también está desapareciendo el canillita, tradicional hombre que se ubicaba en las esquinas a vender diarios o revistas, «porque ya no hay». Eso sí, hoy viven una reconversión, vendiendo confites o cigarrillos. «Yo siempre me encontraba con uno en la esquina de Bellavista con Loreto, y ahora está vendiendo frutillas», contó Cavalla. El nombre de este oficio proviene de que, en épocas antiguas, se trataba de trabajo infantil: los niños andaban con shorts y se les veían las canillas.

También está prácticamente extinguido el fotógrafo de plaza, «con el caballo al lado, que te sentaba al niño y sacaba la foto. Habitualmente era poco prolijo, como un trabajo de quinto básico», el vendedor de motemei, tipo de mote hecho de maíz,» que pasaba como a las diez de la noche», el estirador de somier, el hojalatero, que se encargaba de estirar las ollas que estaban un poco dañadas, o el confitero del buque manicero, luego de que su mercadería se trasladara a los quioscos. 

Gastronomía: OH! Stgo y comida chifa

El año pasado estuvo a punto de realizarse el OH! Stgo, evento de difusión de nuestra ciudad contemporánea, que producto del 18 de octubre no se pudo realizar, y este año la pandemia lo puso en jaque. Por eso, este año decidieron trasladarse a una actividad virtual, integrado a su evento madre internacional, este fin de semana en openhouseworldwide.com, donde varios países del mundo mostrarán sus bondades arquitectónicas.

El dato gastronómico de hoy se volcó a la comida chifa, fusión de comida peruana con china. En Nataniel Cox, cerca de Avenida Matta, se ubica un local llamado Capon. Cavalla probó algunas de sus delicias y quedó fascinado con el wantan de chanchito y con un plato llamado aeropuerto: arroz salteado al wok, tallarines fritos, huevo, pollo, chancho, camarón y diente de dragón. También hay delivery, aunque por el momento, acotado a las comunas de Santiago Centro, Providencia y Ñuñoa.

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