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Con Carlos Campos en el corazón: La Lucha de un verdadero Tanque

El histórico goleador de Universidad de Chile se encuentra grave en el Hospital de Ovalle y se juega su partido más importante.

Con Carlos Campos en el corazón: La Lucha de un verdadero Tanque
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El domingo 18 de octubre, Carlos Campos le comunicó a su hijo del mismo nombre que no se sentía bien y que presentaba muchas complicaciones al respirar. El segundo de su descendencia no lo dudó tomando en cuenta que dos meses antes, superó un problema renal y respiratorio que lo mantuvo internado en la Clínica Elqui de La Serena. En esta oportunidad, lo acompañó al Hospital de Ovalle en donde inmediatamente fue ingresado a urgencias.

Desde ese día, el exdelantero de la Universidad de Chile se encuentra hospitalizado, sin visitas y con un escueto informe diario a sus familiares que se entrega a las 16 horas. Dos días de ingresado Campos fue entubado y sedado, así se mantuvo hasta el pasado domingo donde retiraron el incómodo método y hasta el día de hoy respira con la ayuda de una pequeña máquina, con disminución de medicamentos y a la espera que pueda despertar. Ha respondido bien, pero su estado sigue siendo complejo, más aún que los médicos informaron que su corazón funciona a tan solo un 27%. Pero ahí está el «Tanque», dando la batalla.

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Carlos Héctor Campos Silva nació el 14 de febrero de 1937, casado con Carolina Muñoz, con quien mantuvo 53 años de matrimonio cuando su eterna compañera falleció el año 2017. De la relación nacieron tres hijos, Lorena la mayor, Carlos y Cristián, quienes le han dado seis nietos y un bisnieto. Tras quedar viudo, Carlos Campos vivió en su casa de la comuna de Ñuñoa (se la adquirió a Rubén Marcos hace muchos años en escudos y al contado). Ahí estuvo solo durante un lapso y también acompañado durante un tiempo con el hijo menor. Con el inicio de la pandemia, su hijo Carlos decidió llevárselo a Ovalle y así ocurrió en julio pasado.

Los problemas físicos y de salud han acompañado por siempre al goleador. En 1969 se retiró del fútbol a los 32 años, producto de una fuerte lesión de rodilla la cual nunca se trató, «mi papá no tiene meniscos», comentó a ADN Deportes su hijo Cristián.

Pero entrando en su carrera deportiva, el atacante siempre vivió con un solo color, el azul, y quizás por eso la admiración a su legado que trasciende en generaciones y prueba de aquello es la vigilia que hicieron hinchas en las afueras del hospital hace algunos días.

Pero ¿Cómo comenzó ese romance entre Campos y la U? El periodista, historiador y estadístico, Gustavo Villafranca, resumió a ADN la carrera del delantero. Entre algunas cosas, detalló que el «9» llegó a los once años a la U y en sus inicios era zaguero central y más tarde lo fueron reacomodando como centrodelantero, por su envergadura y se hizo un trabajo para enseñarle a cabecear.

Debutó a los diecinueve en la primera de los azules y a los pocos partidos de su estreno, le anota un doblete a Colo Colo, su rival favorito de toda la vida ya que hasta el día de hoy es el máximo anotador en este tipo de partidos (16, junto con Esteban Paredes) y también el goleador eterno en Clásicos Universitarios con catorce dianas, en la época que estos partidos eran una verdadera fiesta.

Un emblema del recordado Ballet Azul, es más, él junto a su gran compañero Leonel Sánchez y Carlos “Pluto” Contreras son los únicos que estuvieron en todos los títulos de ese brillante equipo (1959, ’62, ’64, ’65, ’67 y ’69).

Carlos Campos, no quiso vestir otra camiseta que no fuese la azul de la U roja en el pecho. Villafranca comentó que siempre traían delanteros, pero sacar al «Tanque» era imposible. A fines de los ’60 intentaron venderlo a Audax Italiano, y él, con una «pataleta», escribió una carta para que lo dejasen en el plantel. Su sentido de pertenencia con los estudiantiles es hasta el día de hoy el reconocimiento máximo por parte de los seguidores azules. 

Hasta que llegó 1969 y tras convencer a la dirigencia aparecieron los problemas físicos antes mencionados, el club se reforzó con el argentino Jorge Américo Spedalletti y el propio Carlos Campos reconoció que «El flaco era muy bueno y ahí me retiré. Todo lo que soy como persona se lo debo a la U», recalcó en su momento el goleador.

Por si fuera poco, también integró la recordada Selección Chilena que disputó la Copa del Mundo de 1962 disputada en nuestro país. No anotó, pero con la número 20 jugó el glorioso partido ante Yugoslavia donde La Roja consiguió el tercer lugar, fue uno de los tres lesionados, pero así aguantó hasta el final, ya que no existía la modalidad de hacer cambios. Consiguió el «vale otro» para Inglaterra 1966 y en ese proceso clasificatorio anotó sus únicos dos goles por la selección, ante Colombia y Ecuador.

En ese equipo azul y en La Roja había un capitán, Sergio Navarro, quien además de ser compañero y amigo de Campos es su compadre. Carlos es padrino de uno de los hijos de «Checho» y hasta el día de hoy mantienen un contacto entre las familias. Navarro en diálogo con ADN Deportes también manifestó su preocupación por el estado de salud de su querido «Negro» como lo dice.

Y si anécdotas se trata, el Siempre Capitán contó una durante la celebración del cumpleaños 50 de Leonel Sánchez y algunas características de jugadores emblemáticos del Ballet Azul.

Ya retirado, su vida de todas maneras estuvo ligada a Universidad de Chile y a las nuevas generaciones ayudó, entre ellos a un incipiente goleador, Sandrino Castec.

Además de la U, Carlos Campos trabajó en las Escuelas de Fútbol del Banco Santander, donde incluso dirigió a la selección de aquella marca, es decir una vida ligada a su máxima pasión.

Es parte de la historia del máximo anotador azul con 197 tantos, una existencia en la cual Carlos y el azul están firmemente ligados, en un momento en el cual se juega quizás su partido más importante. Con el empuje y preocupación de su familia, de los hinchas, de la gente y el propio club universitario que le dan el mejor centro para que el «9» conecte y pueda convertir el gol más trascendental de su vida. Todas las noches a las 21:30 horas se realiza una cadena de oración para a través de la fe lograr su recuperación de Carlos Campos, el único y verdadero «Tanque».

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