A 20 años de su debut: Casanova y su noche inolvidable
La banda volvió a los escenarios con su formación original para repasar su primer disco, compartir historias personales que se transformaron en canciones y presentar el lanzamiento del vinilo que celebra dos décadas de un álbum clave de su trayectoria.
Casanova y su noche inolvidable
Casanova regresó a los escenarios este fin de semana en la Sala Master con un concierto cargado de simbolismo: la reunión de su formación original y la celebración de las dos décadas de su primer disco, ahora editado en vinilo.
Sobre el mismo escenario donde lanzaron su disco debut se reencontraron Julian Peña, voz y guitarra, Rodrigo “Yoyo” Otero, guitarra, José Luis “Zorro” Saavedra, en el bajo, y Felipe Quiroz, en la batería.
El show abrió con “Nunca fue”, marcando desde el inicio un tono directo y emotivo, que dejó claro que no se trataba sólo de una revisión de catálogo, sino de un reencuentro con una historia común. Algunas de esas canciones recordó Peña en “Cuerdas al aire” fueron compuestas en tiempos en que estaba activa aún su ex banda, Los Santos Dumondt, pero terminaron siendo parte del debut de Casanova.
Ya en la segunda canción llegó la primera sorpresa de la noche. sube al escenario una pieza clave de la música popular local, ni más ni menos que Cuti Aste se sumó a la banda para interpretar “Nueve días” y luego “Dandy”, encendiendo al público con una complicidad musical que reforzó el carácter especial del concierto. La presencia de invitados no fue un gesto anecdótico, sino parte del relato colectivo que Casanova quiso construir en esta celebración.
Más avanzado el show apareció el llamado “quinto Casanova”, Pablo Giadach, productor y participante clave en la grabación del primer disco de la banda; además una pieza clave del indie local. Su ingreso para tocar “Lejos” fue uno de los momentos más significativos de la noche, reforzado más tarde cuando volvió al escenario en “La muerte me dio vida”, pasaje que derivó en un extenso momento de guitarras, con una sicodelia intensa y libre, evocando climas cercanos a Ganjas o Guiso.
El concierto no solo repasó canciones, sino también las historias que las originaron. Julián Peña compartió el contexto íntimo de composiciones como “Noel”, dedicada a su primer hijo, y “No estamos solos”, ambas atravesadas por la experiencia de la paternidad. En “Voy”, la conexión con el público se hizo total: las palmas acompañaron rítmicamente la canción en un cierre colectivo que recordó el espíritu del final de “Todos juntos” de Los Jaivas.
Ve el capítulo de CASANOVA en CUERDAS AL AIRE
La energía fue una constante durante toda la noche. Incluso un accidente menor cuando Yoyo Otero se cortó un dedo con las cuerdas al inicio del show quedó rápidamente reducido a una anécdota, pese a que continuó tocando mientras la herida sangraba durante las primeras canciones.
Antes del bis, la banda marcó un quiebre con “Qué va a pasar”, en una versión potente y renovada, cuyo coro sonó sorprendentemente fresco a pesar de sus 20 años de historia.
El bis comenzó con la introspectiva “Muy lejos de aquí”, seguido por “Nada en común”, una de las nuevas composiciones del grupo, de corte más pop y bailable. En ese tramo ocurrió otro de los momentos memorables del show: Julián Peña perdió su cejillo en pleno escenario y, entre bromas al roadie y al público, fue Cuti Aste quien detectó que el accesorio colgaba del pedestal del micrófono, desatando risas generales.
“Tengo” y “Soñar es peligroso” prepararon el terreno para el cierre definitivo con “Una noche inolvidable”, una canción que terminó por condensar el espíritu del concierto: memoria, reencuentro y la certeza de que Casanova sigue escribiendo su historia en tiempo presente.