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Sinfónica Nacional cierra con grandes hitos su temporada en la Gran Sala Sinfónica de la U. de Chile

La orquesta repletó su nuevo espacio artístico con obras como la “Resurrección” de Mahler y “Carmina Burana”, y sorprendió en su reciente concierto con una obra del compositor griego Iannis Xenakis.

Sinfónica Nacional cierra con grandes hitos su temporada en la Gran Sala Sinfónica de la U. de Chile

Se acerca fin de año, y bien puede constatarse el éxito que ha sido (y ha tenido) la flamante Gran Sala Sinfónica Nacional de la U. de Chile, desde julio el espacio estable de la histórica Orquesta Sinfónica Nacional de Chile (OSNCH).

En estas últimas semanas, el público tanto nuevo como habitual de la orquesta, ha podido apreciar bajo este nuevo manto acústico obras que le son queridas, como la Sinfonía No.2 “Resurrección” de Gustav Mahler, que fue energéticamente dirigida por el director estadounidense Ira Levin, o también el caso del siempre popular oratorio ‘Carmina Burana’ de Carl Orff, que se benefició de la precisa batuta del maestro argentino Carlos Vieu. Ambas obras contaron con la rutilante participación del Coro Sinfónico U. de Chile preparado por Juan Pablo Villarroel.

Tamaña oferta artística alcanzó un punto climático, muy especial, el pasado fin de semana, en que bajo la dirección de la actual consejera artística de la orquesta, la maestra polaca Barbara Dragan, se realizó un concierto que resultó impactante, algo corroborado por la entusiasta recepción de los asistentes.

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Fueron tres obras, partiendo por ‘Las Alegres Travesuras de Till Eulenspiegel’ de Richard Strauss, en que vimos a una OSNCH sonando esplendorosamente. Y donde una vez más se percibieron los grandes dotes de Dragan en la dirección.

Un momento único se vivió en la parte central de la velada, en que se escuchó ‘Synaphaï’ del compositor griego Iannis Xenakis. Figura esencial del modernismo de mediados del siglo XX, su lenguaje musical, en que combina su formación de arquitecto con procedimientos matemáticos, no es fácil de interpretar ni fácil para los oyentes. Requiere una nueva forma de escuchar, más atenta, dejándose llevar por la gran cantidad de información auditiva.

La pieza contiene una parte para solista en piano, rol que recayó en el pianista griego Ermis Theodorakis, quien se ha dedicado a estudiar y promover todo el catálogo para piano de Xenakis.

La interpretación fue un triunfo total. La música compleja cuando es bien tocada, y suena en un espacio adecuado, puede mostrar todo su valor, siendo fiel a las intenciones de los compositores. Y de esta manera, apareció ante el público una obra de enorme belleza, interpretada afanosamente por todos los músicos en escena.

Realmente, la acústica de la Gran Sala es ideal para interpretar este tipo de repertorio. Y siendo que la OSNCH históricamente ha logrado altas cumbres en hitos como la Sinfonía de Berio en 2014 o el Concierto para Piano de Lutoslawski en 2022, sería ideal apreciar en el futuro obras de Varèse, Boulez o Carter en este magnífico lugar.

El concierto se cerró con una electrizante versión de la Sinfonía No.4 de Johannes Brahms, sin desperdicio, y logrando una unidad sonora nítida, vívida, y a la vez emocionante, especialmente en el sombrío último movimiento. Una evidencia más de lo bien que trabaja la orquesta junto a la maestra Dragan.

Ahora, la OSNCH cerrará el año con cuatro funciones de un clásico navideño, ‘El Mesías’ de George Frederic Handel, los días 12, 18, 19 y 20 de diciembre.

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