• 06 DIC 2025

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Del mito a la medicina: el hongo “maldito” de Tutankamón revela inesperado poder contra el cáncer

Un estudio hizo este radical hallazgo, dando un vuelco a la reputación del Aspergillus flavus.

Getty Images

Un estudio científico hizo un importante descubrimiento en torno al Aspergillus flavus, el hongo asociado popularmente a la llamada “maldición del faraón”.

Esto porque investigadores de la Universidad de Pensilvania identificaron compuestos derivados de este microorganismo capaces de destruir células leucémicas con una eficacia similar a tratamientos oncológicos aprobados por la FDA (Food and Drug Administration).

Este hongo, temido tras la misteriosa muerte de varios arqueólogos que participaron en la apertura de la tumba de Tutankamón en 1922, fue durante mucho tiempo símbolo de advertencia sobre los peligros latentes en excavaciones arqueológicas.

Pero la mala fama de Aspergillus flavus va más allá, ya que es también responsable de la contaminación de alimentos, produciendo perdidas millonarias, y atentando contra la inocuidad alimentaria. Sin embargo, la ciencia ha dado un vuelco a su reputación.

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El Dr. Luis Larrondo, director del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio) y experto en biología fúngica, señaló que “este hongo también es capaz de producir un compuesto con un potencial anticancerígeno potentísimo”.

“La cantidad de hongos por explorar en cuanto a su potencial molecular es gigantesca. Con esto se valida lo importante que es la bioprospección (…) los hongos son una farmacia natural gigantesca”, agregó.

En detalle, el estudio se centró en una clase de compuestos llamados RiPPs (péptidos sintetizados ribosomalmente y modificados postraduccionalmente), moléculas poco usuales. En este caso, los científicos aislaron variantes específicas -denominadas asperigimicinas- que demostraron una potente actividad contra células de leucemia, incluso sin modificaciones químicas adicionales.

Una de ellas, al ser combinada con lípidos similares a los que se encuentran en la jalea real, alcanzó niveles de eficacia comparables a fármacos como la citarabina.

No obstante, lo que ha captado la atención de la comunidad científica es la especificidad de estas moléculas. Las asperigimicinas mostraron efectos limitados en otros tipos de cáncer, como mama, hígado o pulmón, lo que sugiere un perfil terapéutico más dirigido y con menor toxicidad colateral.

El hallazgo también abre la puerta a una nueva etapa en la exploración de metabolitos fúngicos, y lo que viene ahora será evaluar las asperigimicinas en modelos animales. Si los resultados son positivos, no se descarta el inicio de ensayos clínicos en humanos en los próximos años.

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