Hija de Marcial Maciel podría convertirse en heredera de imperio de 20.500 millones de euros
Norma Hilda Rivas, hoy de 23 años, vive en un departamento de lujo de 320 metros cuadrados en Madrid, y es fruto de la relación prohibida y oculta por años, entre el fundador de los Legionarios de Cristo y Norma Hilda Baños, que quedó embarazada a los 26 años.
Norma Hilda Baños quedó embarazada cuando tenía 26 años, y en 1987 dio a luz una niña. El padre era Marcial Maciel, fundador de la congregación ultracatólica de los Legionarios de Cristo, a quien ella había conocido cuando aún era menor de edad. Durante años, la madre preservó celosamente el anonimato de la niña y de su padre. Pero ahora que El Vaticano investiga la vida de Maciel -fallecido en 2008-, su hija Norma puede convertirse en heredera de un imperio de 20.500 millones de euros.
"Yo nunca habría elegido este camino para mi vida… Cuando conocí a ese hombre, yo era una menor… Ni mi hija ni yo supimos quién era realmente hasta el final", dice la madre de la hija de Maciel.
Una investigación periodística localizó a la mujer en una urbanización de lujo de Madrid. Está desconcertada. No es fácil el diálogo. Tras el vano, que va estrechando mientras entorna la puerta, se abre un departamento de 327 metros cuadrados. Aquí es donde vive desde hace unos años con su hija.
En la casa no hay marido ni padre. Nunca lo ha habido. Su hija es fruto de una relación prohibida. ¿Quién sabe qué ficciones habrá tenido que idear esta mujer al ser preguntada por el padre de la niña? Todo con tal de no responder la temida verdad: fue el fundador de la congregación ultracatólica Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel, quien la dejó embarazada cuando tenía 26 años.
Al bebé, Norma Hilda Rivas -hoy tiene 23 años-, le dieron el apellido de algún civil sin votos de castidad. O quizá el que habría adoptado Maciel en una de sus múltiples identidades falsas que empleaba para seducir a mujeres adineradas, a las que exprimía hasta el último céntimo. No lleva su apellido, pero hay algo a lo que no puede renunciar: su sangre. Ella es la hija del sacerdote pasado a retiro y oración en 2006 por el Papa Juan Pablo II. Y heredera de un patrimonio, el de los Legionarios, que hay quien equipara con el valor de Repsol YPF, una compañía con casi 20.500 millones de euros en activos.
"Lo está pasando fatal", lamenta su madre. "Menos mal que he abierto yo la puerta", suspira preocupada por el frágil estado de ánimo de su hija. "Todo esto ha sido dolorosísimo, no te puedes imaginar". Norma se desvive por proteger su intimidad y más ahora que el Vaticano ha ordenado una investigación a fondo sobre ellas y todos los desastres -abusos sexuales, pederastia, amantes, ocultaciones, espionaje, escándalos económicos- que dejó a su paso Marcial Maciel.
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