Fundación José Ignacio y Día Mundial de la Prevención del Suicidio: «Es imposible meterse en la cabeza de la otra persona. Pero sí podemos entender»

Este 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En ese sentido, la presidenta de la Fundación José Ignacio, Paulina Del Río, recordó la importancia de las organizaciones que trabajan enfrentando esta amenaza.

En conversación con Ciudadano ADN, la activista recordó que le tocó sufrir el suicidio en primera persona: su hijo mayor es quien le da el nombre a la fundación. Para enfrentar este dolor, fue esencial el apoyo de grupos de ayuda mutua para quienes han perdido a alguien por suicidio.

La experiencia le sirvió para darse cuenta que «cada uno reacciona de forma distinta frente a una tragedia de este tipo. Para mí es importante tratar de entender, leer y tomar cursos, pero esa era mí necesidad. Cada uno tiene una necesidad distinta». Su conclusión principal es que «es imposible meterse en la cabeza de la otra persona, es imposible saber por qué. Lo que sí podemos es prevenir», y ése, explica, fue el giro que le dio a su proceso personal de duelo.

A nivel institucional hay «una voluntad», con instituciones de la sociedad civil que ofrecen servicios de escucha y apoyo. «La soledad es un problema muy serio», afirmó Paulina. Una de ellas, Fundación Míranos, trabaja con mayores de 60 años para prevención del suicidio, consciente de que «en ese segmento etáreo el mayor riesgo es la soledad».

Entre las fundaciones que trabajan en el rubro y acompañamiento, Paulina destaca a Todo Mejora, Katy Summer, Línea Libre, además del programa del Injuv Hablemos de Todo. «Están saliendo cada vez más. Cuando yo empecé, 15 años atrás, el enfoque era biomédico. Se le mandaba al psiquiatra y se le medicaba. Hoy se sabe que hay que comenzar desde mucho antes», insistió.

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Pensado en ese acompañamiento, el confinamiento, para la activista, es «una oportunidad maravillosa» para compartir con los niños. El aprendizaje de los niños, recordó, «no es solo lo académico, sino lo que están aprendiendo hoy: lidiar con lo doméstico, plantar un huertito, hacer las labores de la casa entre todos». Pero eso, sabe, es posible de hacer «solo si la familia tiene un nivel económico. Pensemos en toda esa gente que perdió trabajo y no está recibiendo ayuda. No podemos pensar que esto es generalizado. Pero para quienes pueden hacerlo, es una oportunidad maravillosa».

La activista recordó que, en Chile, las cifras son duras: 1 de cada 10 personas declararon haber pensado alguna vez en suicidarse, estadísticas que se concentran en jóvenes de 15 a 29 años. Los intentos de suicidio, en tanto, aumentan en mayores de 60 años. Las causas son variadas: «Soledad, agobio, ansiedad, falta de pertenencia. Nuestros jóvenes preguntan ‘¿a qué vine a este mundo, por qué estoy aquí?’. Y para nuestros viejos también es una soledad tremenda». Por eso, Paulina recordó la importancia de que «recuperemos el sentirnos parte de».

Frente a la creencia popular de que los suicidios aumentan con la llegada de la primavera, Paulina afirma que «no lo veo tan claro», sin embargo, hay indicios que le dan sentido. «Uno ve que sale el sol, la gente está feliz y ahí estoy yo, sin ganas de vivir. Eso también sucede en las fiestas como Navidad y el 18», explicó.

Por eso, parte de la solución puede pasar por replantearnos ciertos parámetros. «¿Qué consideramos éxito? Estar con una sonrisa el día entero. Eso es imposible. Yo creo además que la felicidad está sobrevalorada».