Habló en La Tercera. Cristián Campos decidió entregar su testimonio luego de la querella por abuso que puso en su contra Raffaella di Girolamo, hija de su expareja, Claudia di Girolamo.

Y en la entrevista, además de dar a conocer cómo se enteró de todo y defender su inocencia, el actor tuvo palabras para María José Prieto, su mujer.

Es que la actriz lo ha apoyado en todo el proceso. Y juntos están transitando una situación que los ha afectado como familia, junto a su hija Julieta, de 14 años.

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“Ella y mi hija han demostrado ser mujeres sólidas y maravillosas y un apoyo que, sin ese apoyo, yo no estaría acá conversando con ustedes, no sería capaz de hablar”, fue lo primero que dijo.

Cristián Campos y el apoyo de María José Prieto

El intérprete señaló que “María José, que evidentemente ha sido revictimizada por esta situación, ha ayudado con una lucidez, con una fuerza, con una templanza envidiables. He caído en cuenta una vez más que tengo una mujer maravillosa. Ese es el saldo, el único saldo bueno que puedo sacar de eso. Además de la ayuda de los testimonios de mis amigos y la gente en la calle”.

Recordemos que Prieto también protagonizó una batalla judicial contra su padrastro, quien abusó de ella y de su hermana Ángela.

Por eso, para Campos, su apoyo ha sido aún más importante. Y también el de su hija Julieta, quien reaccionó de forma muy madura cuando le contaron todo.

“Eso fue realmente hermoso y algo a lo que yo le tenía mucho miedo. Los hijos, por lo menos mi hija, resultó ser mucho más madura y mucho más sólida de lo que yo podría haber pensado... Le explicamos con todo detalle el asunto. Lo hablamos con compañeras, con papás de compañeras y la reacción fue espléndida. Los 14 años de ahora son como, no sé, los 20 de mi época. Yo a los 14 años me habría desarmado. Y ella está ahí, al pie del cañón. Es una gran atleta. Entrena todos los días, va a clases”, confidenció.

De hecho, Cristián Campos relató que a la adolescente “le dijimos ‘si quieres no vas al colegio mañana’. ‘Por ningún motivo’, dijo. Y ahí estuvo, porque ‘tengo entrenamiento’. Corre posta, es seca. Tiene muchas medallas. Es una maravilla, al igual que mi mujer. Pero decir duro es poco. Es doloroso, largo, caro, humillante”.