Doctor en Ciencia Política y fallida AC contra Jackson: «Se hace un uso politiquero de ellas, pero hay que entende que en política, hay que pasar cuenta»

En Brasil, Jair Bolsonaro recibió más de 100 peticiones de acusaciones constitucionales; Dilma Rousseff, más de 60; y en Chile, las acusaciones constitucionales contra Presidentes han sido tres en su historia republicana: en 1956, contra Ibáñez del Campo, que no pasa de la Cámara de Diputados; en 2019, contra Sebastián Piñera, que tampoco pasa; y la otra en 2021, con mismo resultado.

A nivel comparado, pareciera que esta herramienta ha sido moderada en el territorio nacional. El Ph.D. en ciencia política y académico de la Universidad de Concepción, Christopher Martínez, dijo la mañana de este viernes en ADN Hoy que, en lo que ha podido estudiar, hay un comportamiento recurrente que podría tener que ver con la estabilidad:

«Lo más importante en las acusaciones constitucionales, impeachment o juicio político, es que es mucho más fácil presentarlas que se aprueben. Rara vez para que se apruebe en el primer trámite en la Cámara de Diputados y en el Senado es mucho más difícil».

El Partido Republicado ha sido el principal impulsor de acusaciones constitucionales en contra de la administración de Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático, dirigidos por el Presidente Gabriel Boric. Esa postura extrema ha sido objeto de estudio del doctor Martínez:

«Durante el Gobierno de Piñera exploramos la hipótesis del caso de Estados Unidos y comprobamos que (los impulsores) son diputados que están más a la izquierda dentro del Congreso, más a la izquierda de su partido y, en el caso de Piñera, más a la izquierda en la oposición. Eso es llamativo: las personas que están más a los extremos, sea a la izquierda o la derecha, parecieran estar en un grado más de disconformidad, lo que es un motivador para las acusaciones».

Nueva forma de hacer política

Las acusaciones de la actual administración como oposición durante la administración del expresidente Sebastián Piñera fueron recurrentes. Las dos contra el actual gobierno en menos de un año parecieran adelantar una forma de hacer política. El académico de la U. de Conce. llama a ver esta nueva forma de hacer política:

«Un par de acusaciones durante el gobierno del expresidente Piñera, contra el ministro de Educación, fueron de las más innecesarias y con menos argumentos llevadas a cabo. Acá también estamos viendo un poco eso. Entonces vemos dos lecturas: se hace un mal uso o un uso politiquero de las acusaciones; pero también hay que entender que en política hay que pasar cuenta a veces (…) en el fondo, que las acusaciones presentadas durante el Gobierno de Piñera tienen consecuencia para quienes las impulsaron y que ahora están en el gobierno. En los años, deberían servirles para bajar el nivel de conflicto o no usarlas como se han estado usando».

Así las cosas, Martínez plantea que «si ocurre en ambas partes, en el fondo, todos salen perdiendo. En el fondo, sería mejor moderar la utilización de recursos para casos más extremos».

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