Oscar Contardo: «Lo que me sorprende es que cuando pasó lo del Transantiago el 2007 no hubiera un estallido»
"Antes de que fuera octubre", último libro del periodista y escritor, intenta buscar una explicación al estallido social a partir de diferentes sucesos de los últimos 30 años, como el discurso de éxito económico post-dictadura y el alejamiento de la elite política de la ciudadanía. En conversación con Ciudadano ADN, Contardo analizó ese momento y el actual. "La izquierda no está recogiendo el descontento", aseguró.
«Antes de que fuera octubre», ensayo del escritor y periodista Oscar Contardo, va más allá del último año de estallido social, intentando abordar una explicación a partir de los últimos 30 años, que permita entender cómo Chile llegó a la tensa situación política actual.
Incluso, el autor compara la discriminación chilena con el apartheid estadounidense, que «no es explícito, pero se vive día a día. Se configura desde dichos como ‘tener cara de lanza’, o como le gritaron a Anita Tijoux, ‘tener cara de nana’. Es súper violento, pero los grupos de poder en Chile viven en cuatro comunas y el resto está repartido por Chile», aseguró Contardo en conversación con Ciudadano ADN.
El periodista también señala elementos de los primeros años de democracia, como el recordado iceberg de la Expo Sevilla como símbolo de este país «nuevo, frío, sin historia, no perteneciente a la tradición latinoamericana». Luego, siguiendo con el relato del «jaguar latinoamericano», que «reflejaba la prosperidad económica de los 90». La idea, puntualizó, era «hacer que la ciudadanía dejara atrás la dictadura con el crecimiento».
Ese exitismo impulsado desde la autoridad llegó hasta 1998, con la crisis asiática. «Ahí comienza a haber un desapego entre el discurso oficial de prosperidad y lo que vive la gran mayoría de chilenos», dividiendo a las elites políticas de la ciudadania, que dejó de ir a las urnas. «Llegamos a tener presidentes elegidos por menos de la mitad de la población». Hoy, recordó Contardo, las últimas encuestas le dan un 2% de confianza a los parlamentarios.
Esa distancia de una promesa política y la experiencia fue «cada vez más contradictoria. Y vivir en la contradicción puede resultar muy violento». Una contradicción que se reflejó en frases de los dirigentes políticos como la invitación a «levantarse más temprano» del ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, cuando «cualquier persona que vive en la periferia sabe que no puede levantarse más temprano de lo que ya se despierta. Es tan concreto como eso. Era decir por televisión: no sabemos cómo viven y no nos importa».
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Para el autor, el discurso del crecimiento funcionó muy bien en una primera generación, que representaba un país «agotado por la violencia de la dictadura. Pero después se necesitaba más. Venían nuevas generaciones que no tenían la experiencia de vivir en dictadura y esperaban más. El sector político debió haber acogido las señales de descontento, pero no fue así.» Contardo aseguró que «a mí lo que me sorprende es que cuando pasó lo del Transantiago el 2007 no hubiera un estallido».
Hoy vivimos una segunda ola de violencia vinculada con el estallido del pasado octubre, a pocas semanas del plebiscito que podría dar una nueva Constitución a Chile. Para Contardo, el debate sobre la violencia «puede ser bien tramposo. Se hacen llamados a detener la violencia como si se pudiera con un buen deseo generalizado. A muy poca gente le parece bien la violencia, pero tampoco ningún partido tiene el poder para decirle a alguien que no rompa los paraderos».
Para Contardo, la pregunta es: «¿quiénes están en las calles manifestándose violentamente? Mi respuesta tentativa es: quienes no tienen nada que perder. En Chile hay un gran sector, sobre todo de una juventud que vive en la periferia, que efectivamente no tiene nada que perder. La percepción de ese mundo es que no cambió nada».
Esas minorías podrían participar de este proceso cívico, pero el problema, según el autor, es la falta de representación. «Por mí que todo el mundo participe, pero para que esa participación se haga efectiva se tiene que encauzar. Y yo no veo un mundo de izquierda unido, mientras la derecha ya se unió, y puede tener la representación suficiente para que ciertos temas no queden establecidos en la Constitución. Las comunas más populosas de Chile eligieron como alcaldes a gente que no es de izquierda. La izquierda no está recogiendo el descontento».
«Antes de que fuera octubre» está en formato físico y digital, pero una pregunta posible para hacerse hoy es ¿qué viene después de octubre? «Más de dos semanas es mucho tiempo para hacer una predicción, porque todo está cambiando de forma tan veloz. Pero lo que yo espero es que cambie la conversación después del plebiscito, y se vaya a lo más concreto, con un horizonte más delineado». Al respecto, Contardo recordó que la pandemia hizo más aguda la percepción de desigualdad, «y esa intensidad no va a servir para bajar la tensión».
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