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Cómo se originó el conflicto entre palestinos e israelíes

La solución implicaría levantar el bloqueo a Gaza, así como también las restricciones de Cisjordania; renunciar a la violencia; reconocer a Israel como Estado, pero sobre todo, lo que pasaría con Jerusalén.

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El conflicto entre Israel Palestina tiene sus orígenes en la misma creación del primero de estos países, e incluso antes. A este punto, hay millones de expatriados y miles de muertos, además de interpretaciones bíblicas e intervención de potencias mundiales.

Hubo un anhelo de un país para judíos en una tierra que, de acuerdo a los textos sagrados, era para «los descendientes de Abraham». Pero hubo resistencias. Algo de ello, en este pequeño resumen en base a un artículo de la BBC.

Sionismo

Todo comenzó con el movimiento sionista que, a comienzos del siglo XX, buscó establecer un Estado únicamente para la población judía. En esos años en que surgió la idea, la región de Palestina, considerada sagrada para musulmanes, judíos y católicos, era parte del imperio Otomano y estaba conformada por árabes y musulmanes. Pero una migración judía a Palestina, fomentada por la idea sionista del Estado judío, comenzó a ocurrid.

El imperio Otomano desapareció tras la Primera Guerra Mundial. La Sociedad de las Naciones, instancia que surgió tras el conflicto global y que apuntaba a establecer la paz y las relaciones internacionales, mandató al Reino Unido a administrar Palestina. Pero a raíz de promesas incumplidas de los británicos a los árabes y a los judíos (en el marco del reparto del territorio que hicieron con Francia), nacionalistas árabes y sionistas se enfrentaron en conflictos paramilitares.

La Segunda Guerra Mundial y con ella, el Holocausto, aceleraron la idea de un Estado judío.

Israel se funda en 14 de mayo de 1948. El día 15, Egipto, Jordania, Siria e Irak invadieron el recién estrenado país en una guerra denominada como Guerra de la Independencia o de la Liberación. Así, el territorio que la Organización de las Naciones Unidas había previsto «para un Estado árabe se redujo a la mitad», según le medio británico. La acción derivó en un éxodo palestino de 750 mil personas, además de otras expulsadas por tropas judías.

Luego siguieron conflictos territoriales entre Israel y el mundo árabe: contra Egipto, en 1956, por el Canal de Suez; la Guerra de los Seis Días, en 1967, que le permitió a los israelíes hacerse con la Franja de Gaza, la península de Sinaí a Egipto; Cisjordania, con Jerusalén Oriental, a Jordania; y a Altos de Golán, a Siria. Otro éxodo palestino: 500 mil personas. Y finalmente, el último gran conflicto bélico fue la Guerra de Yom Kipur, de 1973, que enfrentó a Egipto y Siria, además de Palestina, contra Israel, y que permitió que Egipto pudiera recuperar El Cairo y Sinaí, pero no Gaza.

Luego, en 1979, Egipto firma la paz con Israel, seguido por Jordania. 

Las tierras de Abraham

El argumento detrás de la determinación de ese territorio en particular es bíblico: según la tradición judía, esa es la «Tierra Prometida por Dios al patriarca, Abraham, y a sus descendientes», explica el artículo de la BBC. Los romanos fueron los últimos en invadirla, y también quienes la nominaron Palestina. En el año 700 después de Cristo, expulsaron a los judíos que aspiraban a la independencia.

En el siglo VII después de Cristo, «Palestina fue ocupada por los árabes y luego conquistada por cruzados europeos», se lee en la nota. Finalmente, en 1516 se estableció el imperio Otomano, hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, para ser tomado por el Reino Unido.

En 1947, el Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina aseguró en un informe que los motivos para un Estado judío en Medio Oriente se sostienen en «argumentos basados en fuentes bíblicas e históricas», y en la Declaración de Balfour de 1917, en la que el gobierno británico se declaró a favor de un «hogar nacional» para judíos en Palestina.  El documento reconocía la «conexión histórica» del pueblo judío con Palestina.

En noviembre del mismo año, la Asamblea General de la ONU aprobó la división de Palestina, que creaba un Estado árabe independiente y otro judío, además de un régimen especial para Jerusalén. El plan fue aceptado por los israelíes, pero no por los árabes.

En 1948, al tiempo en que terminó el mandato británico de Palestina, la Agencia Judía para Israel declaró la independencia del Estado de Israel. En 1949, Israel solicitó ser miembro de las Naciones Unidas, lo que logró en 1950.

El Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina recomendó, en 1947, que el Estado árabe excluyera a la ciudad de Jerusalén. Pero la Línea de Armisticio quedó definida en 1949, cuando se creó Israel, marcado por la primera guerra árabe-israelí.

Así las cosas, Israel ocupó Gaza (una franja de 41 kilómetros de largo y entre 6 y 12 kilómetros de ancho) hasta 2005, pero mantiene todavía un bloqueo por aire, mar y tierra, que «restringe el movimiento de bienes, servicios y gente». Pero el control es de Hamás, el grupo islámico palestino que nunca ha reconocido los acuerdos entre facciones palestinas e israelíes; en Cisjordania, en cambio, rige la Autoridad Nacional Palestina, reconocido internacionalmente.

Los ataques de Palestina

«Tras la creación del Estado de Israel y el desplazamiento de miles de personas que perdieron sus hogares, el movimiento nacionalista palestino comenzó a reagruparse en Cisjordania y Gaza, controlados respectivamente por Jordania y Egipto, y en los campos de refugiados creados en otros estados árabes», se lee en el reportaje de BBC.

La primera arremetida de Palestina fue en 1967, con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que incluyó ataques a Israel y representantes de ellos en toda Europa. Luego de años, en 1993 la OLP e Israel firmaron el Acuerdo de Paz de Oslo, en el que la OLP renunciaba a la violencia y el terrorismo y reconocía el «derecho» de Israel de «existir en paz y seguridad». Pero Hamás nunca lo aceptó.

El acuerdo derivó en la creación de la Autoridad Nacional Palestina, que representa al país en foros internacionales. Jerusalén nunca estuvo incluido en el acuerdo.

La soberanía de Jerusalén, los límites de Palestina hasta antes de la Guerra de los Seis Días, los asentamientos ilegales que Israel construyó en territorio ocupado, y los refugiados palestinos (que podrían ser 10 millones, según la OLP) que, de volver a Israel, destruirían su identidad como Estado judío.

Para que haya paz, los israelíes tendrían que apoyar un Estado soberano para los palestinos que incluya a Hamás, levantar el bloqueo a Gaza y las restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén; los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer al Estado de Israel; ambos Estados deberían reconocer fronteras, asentamientos y establecer el retorno de los refugiados. Pero sobre todo, resolver lo de Jersualén: ambas partes lo reclaman como su capital. 

Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile

Kamal Cumsille, director del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, abordó el tema la mañana de este martes en ADN Hoy.

“Si tú naciste en Gaza lo más probable es que eres hijo de refugiados que fueron expulsados de su tierra y en el fondo, gran parte de sus familias víctimas de una limpieza étnica desde 1948. Han vivido en un territorio luego bloqueado, sitiado, densamente poblado, en extrema pobreza, aislados del mundo, con una comunidad internacional, con un absoluto doble estándar respecto de la situación de ellos, entonces la verdad es que es difícil pensar en mínimos civilizatorios cuando esos mínimos civilizadores no han existido para aquellos“, explicó.

Matizando la ideología de Hamás, Cumsille aclaró que “lo que ataca un grupo palestino cuando ataca a Israel es la ocupación”.

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