Weezer revivió el “Blue Album” en Santiago
Este viernes en Fauna Primavera 2025, en el Parque Ciudad Empresarial de Huechuraba, la banda estadounidense Weezer celebró los 30 años de su icónico disco The Blue Album con una actuación que mezcló nostalgia, potencia en vivo y conexión con el público local.

Santiago
Desde los primeros acordes, la atmósfera estaba cargada de expectación, nostalgia, contenida, y una ratificación de que los nerds también pueden rockear. El show fue una colección de grandes éxitos que abrió al igual que el disco azul con “My Name Is Jonas”, para luego saltar a la rockera “Dope Nose” del álbum “Maladroit”.
Rápidamente los ánimos del público se subieron al viaje que proponía Rivers Cuomo y la banda, pese a que en un principio hubo algunos inconvenientes con las proyecciones, esto se subsanó y el telón animado fue el acompañamiento perfecto para cada canción.

“Hash pipe” causó un momento de rock y desenfreno, que a poco andar derivó en pogo con “Surf Wax America”. Apenas habían pasado 7 canciones, pero se sentía como si fueran el doble. Weezer sabía que eran los headliners de la noche, y lo hicieron notar.
Un momento alto fue “Undone - The Sweater song” donde las guitarras llegaban al borde la saturación, cargadas de tonos medios, tal como los viejos Marshall valvulares que rompen el sonido a altos volúmenes. Por si alguien tenía dudas, así es como debe sonar una guitarra en el rock. Brian Bell en su rol de guitarrista rítmico lo dejó en claro en todo el show.
“In the garage”, y “Holiday” sorprendieron tanto por su energía en la interpretación como por el acompañamiento de imágenes. Por un momento pudimos sumergirnos en una sala de ensayo, tal como la que vió nacer en 1994 a las canciones del disco debut de Weezer.
Hasta este punto del show la mezcla entre emotividad y energía era la nota dominante. Pero, quedaban más sorpresas, una de ellas, aunque ya los más fanáticos la conocían fue la versión de “Enter Sandman” de Metallica que dentro del solo de guitarra tuvo un guiño a Buddy Holly.

Quizás uno de los momentos más especiales fue cuando Rivers abrió el cajón de recuerdos, y sacó de ahí la canción “Devotion”, una perla que no tocan frecuentemente del disco “PInkerton”. Según dijeron, la última vez que lo hicieron fue hace 12 años, y decidieron volver a interpretarla en esta segunda visita a Chile.
Encaminado hacia la parte final de show fue el turno de “Beverly HIlls”, “Pork and beans”, “The good life”, y la incombustible “Say It Ain´t so” con esas disonancias y cuerdas al aire en su riff de guitarra que son tan características como emotivas.
Luego, vino el bis final. El público intuía que faltaba un par de canciones, y sí, adivinaron. La primera de estas últimas fue “El Scorcho”, en cuyo verso Rivers Cuomo cambió la letra donde mencionaba a una chica japonesa, y la reemplazó por una chilena.

El cierre fue con “Buddy Holly”, un hit absoluto que fue modelado en el estudio por Ric Ocasek, ex guitarrista de The Cars, y productor del disco azul de Weezer logrando que esta canción terminara siendo lo que es. Un clásico de los 90´s, y un imprescindible dentro de los conciertos de la banda.
La presentación de Weezer tuvo un detalle adicional, volvió a la batería Josh Freese luego de su bullado paso por Foo Fighters que terminó abruptamente con su salida sin mayores explicaciones. Con este retorno, Patrick WIlson, dejó las baquetas y tomó la guitarra durante todo el show, instrumento en el que se mueve con soltura.
Finalmente, el show dejó la sensación de nostalgia y adolescencia noventera en el ambiente. Que Weezer escogiera Santiago y Fauna Primavera como escenario para esta “misión azul” no es casualidad. El público “nerd” de los 90, tiene -tenemos, debo decir- buena memoria, y con esto se confirmó.
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