«Lo pasé pésimo»: Katty Kowaleczko detalló fuerte episodio de violencia intrafamiliar
"A las mujeres golpeadas nos da mucha vergüenza reconocer que somos golpeadas. Por eso muchas veces callamos", sostuvo la actriz.
Katty Kowaleczko
La actriz Katty Kowaleczko detalló el fuerte episodio de violencia intrafamiliar que vivió con su primer esposo.
En conversación con Martín Cárcamo en un nuevo capítulo del programa De tú a tú de Canal 13, la intérprete nacional de 56 años comenzó contando que se casó a los 17 años.
«Estaba arrancando de un papá enfermo, muy deteriorado. Quizás estaba arrancando de esa realidad, por eso me casé. Me casé con un proyecto de vida en serio. Quería casarme, tener hijos», afirmó.
Tras pololear un par de meses, contrajo matrimonio con un hombre que era mayor que ella y que trabajaba en el norte, por lo que quería llevarla para allá. Sus papás le dieron permiso, porque, además, él era encantador.
Pero al poco tiempo su pareja cambia. «Llegué a una casa donde me celaba mucho. Yo no podía salir. Si me llamaba y yo no estaba, se enojaba. Y empezó así la violencia, primero verbal y luego la física«, dijo.
La actriz no tenía su red de apoyo, no conocía a nadie. «Pasaba todo el día sola. Recuerdo que agarró toda mi ropa y la botó. Me compró trajes de dos piezas, porque era la ropa que tenía que usar una señora», precisó. Katty comenzó a ceder en varias cosas y hablaba muy poco con sus padres. No les contó nunca nada.
El primer golpe
En medio de una discusión, él le levantó la mano por primera vez. «Nunca me lo esperé. En mi casa, mis papás tenían un carácter fuerte, pero nunca se llegó… a mí me descolocó. Más que dolor, quedé en shock. Quedé pa’ dentro. Y cuando bajó todo, al otro día lo conversamos y yo le decía: ‘Eso no se hace, tú no tienes por qué golpearme’. Y él: ‘Perdóname, no sé qué me pasó, nunca más‘. Pero el nunca más yo no sabía que era mentira. Por el contrario, los golpes fueron cada vez más violentos, donde se incluyeron puñetazos y patadas«, reveló.
«Lo pasé pésimo. Y chica, no sabía qué hacer y me empecé a deprimir. Él me comenzó a aislar. Cada vez estaba más sola. Él sabía que yo no le iba a contar a mamá, por la enfermedad de papá», expresó.
Llamó a su suegra y le contó lo que pasaba, porque necesitaba apoyo, pero la señora se puso a llorar y ella terminó consolando a la mujer.
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El momento en que le contó a sus padres
En diciembre, vinieron a Santiago, él le levantó la mano en la calle. En ese momento Kowaleczko corrió hasta el trabajo de su mamá. «Mi mamá me vio y me dijo: ‘¿Qué pasó?’. Ahí dije: ‘Al carajo mi papá, yo también necesito un espacio como hija’. Le conté la verdad, le conté todo».
Su madre la llevó al médico y la derivaron a una psiquiatra, porque estaba con depresión. La psiquiatra me dice: ‘Tu marido está enfermo, tu marido no es normal. Lo que estás viviendo no es normal'».
En la noche llegaron a casa, y vio a su papá muy enojado con su marido, quien sonreía. «Mi papá me dice: ‘Yo no he criado a una hija para que sea puta’. Y mi mamá: ‘Mira gordo, vas a escuchar a tu hija lo que tiene que decir’. La vio tan resuelta que dijo: ‘¿Qué tienes que decir?’. Le conté de nuevo».
«Después supimos que había llegado llorando donde mi papá a decirle que yo tenía un amante en el norte. Me acuerdo que terminé de contarle. Mi papá fue militar y tenía su arma inscrita. Se levantó, fue al dormitorio y volvió con el arma en la mano: ‘Te doy tres segundos para que desaparezcas de acá. Si te veo de nuevo cerca de mi hija, yo te mato‘. Esta persona salió volando». Después de eso, Katty dijo que descubrió que debió haber hablado antes.
«Uno no sabe cómo hacer las cosas. Después supe que la familia de él sabía. Lo habían internado varias veces. Había golpeado a la madre. Pero ellos nunca dijeron nada«, afirmó.
Captura reproducción Canal 13 / Yem Manriquez Duran
Tras lo ocurrido, ella tuvo un «un trabajo de reconstrucción con mis mejores amigos, con mis papás», mientras que aquel sujeto siguió estando presente en su vida: le mandaba cartas con el detalle de lo que ella hacía. Le mandaba coronas de flores a su mamá. Él había contratado a una especie de detective para que la siguiera hasta que ese mismo detective se dio cuenta de lo mal que estaba haciendo y se presentó ante Katty para que lo supiera y dejara de tener miedo.
«A las mujeres golpeadas nos da mucha vergüenza reconocer que somos golpeadas. Por eso muchas veces callamos. A mí se me soluciona la mitad del problema, hablándole a mi mamá y contándole. Me tuve que rehabilitar. Eso fue lo que hice. El entender que un cariño amoroso sí puede seguir, que sí puedo confiar en una próxima pareja. Sí puedo rearmar mi vida, sí tengo talentos, sí tengo valores. El creer en mí, porque la autoestima se te va al carajo. Queda en cero. Y es un trabajo en donde uno pone de su parte, pero necesitas un entorno, una contención, un grupo de gente que te quiera, aunque sea una persona, no importa. Que esté contigo, que te tome de la mano cuando estás mal», expresó.
Agregando: «Pero el primer paso para cualquier persona, hombre o mujer -creo que los hombres sufren más la violencia porque con esta cosa machista debe dar más vergüenza todavía decir que son maltratados- es romper el silencio. Es pedir ayuda, literal. Es el razonar, el entender que uno no se tiene que sentir culpable. La culpa no sirve de nada».
Después de todo este episodio en su vida, a su corta edad, anuló su matrimonio y nunca más vio al hombre. Tampoco quiere saber nada de él.
Finalmente, concluyó: «He sido súper suertuda en la vida. Nací con una estrellita a pesar de lo bueno y lo malo que viví. Siento que tengo una estrella y valió la pena sobrevivir a esa experiencia. Valió la pena seguir metiendo las patas, valió la pena aprender. Cuando uno está en peligro tiene que reconocerlo y tiene que hablar. Pedir ayuda«.