Tomás Cox: «Fui 60 veces a La Red a pedir una oportunidad»

24 años cumple «Cara a cara», el emblemático programa de entrevistas de La Red, identificado por su rostro: el productor de eventos Tomás Cox, quien conversó sobre su experiencia con Ciudadano ADN.

El programa inicialmente nació como «La revista», que con el tiempo fue creciendo y se convirtió en el hoy conocido «Cara a cara», «un nombre que se me ocurrió mientras estacionaba el auto», según recordó Cox, a quien no le preocupan los cambios en la industria de la televisión. «Yo soy empleado en La Red, y de momento, cambios no. Me gustaría hacer 30 años el Cara a cara. Larry King entrevistó 20 años, ya estamos ahí».

Los orígenes de su proyecto, según relató, son fruto de su perseverancia. «Sentí un llamado mesiánico de conversar en televisión. Yo fui 60 veces a Manquehue con Colón (instalaciones de La Red en la época) a pedir una oportunidad. Jorge Mackenna (director del canal en la época) me dijo ‘con tal de no verte entrar 60 veces al día, quédate, pero no te voy a pagar nunca'».

Sin embargo, consolidó un espacio en el que, confesó, «el secreto es escuchar, no preguntar tanto», en una época donde «nadie oye a nadie, y cuando alguien te oye te derrites». Una fórmula que consigue «que las personas vomiten y se confiesen hasta el paroxismo». Para Cox, cada invitado a su programa «es un héroe. Me encanta entrevistar raros. Lo menos famosos y lo más aventureros posible».

El productor y conductor televisivo, descendiente de Nataniel Cox, creció en el campo «comiendo ajo y cebolla y jugando a la pelota con mis compañeros campesinos», hasta que sus padres decidieron instalarse en Santiago. «Lo pasé pésimo», recordó sobre esa etapa de su infancia, donde fue matriculado en el Colegio San Ignacio de Pocuro. «Me pegaron desde el primer día que llegué al colegio. Yo lloraba en el colegio, en el baño y en la casa. Yo venía del campo con pantalones cortos, pelos en las piernas, no era moderno, no iba a fiestas. Me pegaban porque era chico y del campo». Ahora, cuenta que a sus excompañeros violentos «me los he encontrado de grandes. Nada, pa qué, no había qué decirles».

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Finalmente terminó su educación en «un colegio humilde, el Notre Dame, en Pedro de Valdivia, y eso me cambió el mundo. Era mundo real». Porque, según cuenta Cox, «en mi casa hubo mucha cultura y educación pero nunca hubo un peso. A mí me educaron a la inglesa, fue un hogar burgués no tonto». Por eso, todos los veranos se dedicó a trabajar en diversos oficios, desde ser «goma del goma del asistente de un taller de aviones en Cerrillos», pasando por supermercados, farmacias y como administrador de discotheque, hasta «trabajar en Estados Unidos con un veterano de Vietnam que, mientras pasaba la aspiradora, me contaba cómo era matar a todo lo que se le ponga por delante».

Ahora, que es un afamado productor de eventos, reconoce que «nunca imaginé que mi vida iba a tener la adrenalina que ha tenido», porque «producir eventos es una mezcla entre Forrest Gump y Scarface. Es puro esfuerzo, disciplina, rezar, liderazgo y humildad». Cox ha estado a cargo de importantes eventos de la farándula de las últimas décadas, desde los matrimonios de Marcelo «Chino» Ríos, o Pamela Díaz y Manuel Neira, hasta ser el co-inventor -con Peter Dragicevic y Eduardo Menichetti- de la Noche Alba.

Pero sin duda su evento más emblemático fue el matrimonio de Cecilia Bolocco con el estadounidense Michael Young, «una bellísima persona, un tipo educado». Según recordó el productor, «me llamó Enzo Bolocco, fui a su casa en Lo Castillo y acordamos que en vez de hacer algo en el patio de su casa fuera un evento público. Trabajé 24 horas diarias con 400 personas e hicimos una producción perfecta». «Me autodenomino el productor de los chilenos», confesó Cox. «Le produzco a gente muy humilde donde no gano nada, pero doy muchísimo trabajo, y de pronto caen estos eventos grandiosos».

Consultado por su atuendo, casi siempre idéntico, se reconoció «TOC. La doctora Cordero me dice que soy hipernómico, apegado a las reglas y a las normas. Me visto igual todos los días. Materialmente no tengo nada, me visto del mismo color porque es dúctil y flexible. Una vez al año paso por Luis Pasteur y compro ropa. Yo no molesto en nada».

A la hora de hablar sobre sus preocupaciones es menos sobrio. «Me importa Chile, me preocupa Chile, me angustia Chile2, reconoce, esperando «que salgamos jugando de esta crisis tremenda donde hay legítimas demandas sociales, y al mismo tiempo un número ínfimo de violentos que están destruyendo y saqueando a Pedro, Juan y Diego a la gran clase media chilena. Y es tremendo porque estamos cada día más pobres, y se trata de estar cada día mejor».

Una preocupación que, para muchos, se aleja de su perfil.«De pronto la gente funciona con estereotipos, piensa que soy cuico o facho. No tiene nada que ver con mi cultura», admite. «Yo soy un chileno trabajador», dice, y confiesa que, aunque lo han llamado «de distintos núcleos políticos» para candidatearse, ha declinado las ofertas. Desde ese lugar, asegura, se dirigió a través de Twitter al presidente Sebastián Piñera para darle a conocer su malestar frente a la crisis social. «Dígale a los carabineros que, con tino, tacto y preparación, que parece que nunca la tuvieron, contengan. No se trata de disparar. No se puede matar a nadie ni sacarle los ojos a nadie, pero la autoridad es impensable en la democracia”, señaló como complemento a un tweet que sacó ronchas.

Otra polémica que protagonizó fue con el escritor Jorge Baradit, quien salió de «Cara a cara» comentando en Twitter  sus impresiones sobre el entrevistador a propósito del Golpe Militar.

Según Cox, «sé quien es, pero no me acuerdo de haber conversado con él en el Cara a cara. Nunca en 1600 o 1400 entrevistas he tenido un disgusto en pantalla o fuera de pantalla. Yo creo que él se está confundiendo de programa en La Red. Me encantaría tenerlo si no lo hemos tenido».

El productor también tuvo palabras sobre la figura del exsacerdote Francisco José Cox, primo hermano de su papá, y acusado de abusos sexuales. «Yo lo conocí. Tenía la impresión de un hombre muy amable, muy buenmozo, muy bueno para la pelota y muy sano. El año 2000 me citó a una reunión para que yo le produjera el Jubileo en el Club Hípico. Ahí lo encontré distinto, avejentado, triste. Días después le mandé un presupuesto pero nunca más supe nada». Según recordó Cox, años después en La Serena «se me acerca un muchacho y me dice ‘don Tomás, su tío tiene la embarrada aquí. Él pololea con unos jóvenes aquí. Y yo no lo podía creer. Nunca sospeché nada. Que Dios lo bendiga y lo proteja», dijo quien se reconoce «católico no observante, creo en Dios y en la Virgen, rezo muchas veces al día y agradezco».

Entre sus entrevistados pendientes, dice que «me gustaría haber entrevistado a la Sophia Loren, que yo la traje a Chile para inaugurar un mall»; y que sueña con entrevistar «en serio» a Sebastián Piñera, Ricardo Lagos, Donald Trump, Nicolás Maduro y Jair Bolsonaro. «No me ando con chicas». A propósito de eso, recordó cómo conoció a Augusto Pinochet, mientras dirigía el noticiario nacional de Chilefilms. «Me mandaba a llamar, yo le decía ‘general, estamos haciendo magazine’ y él me respondía ‘sí pero esos gallos con barba no me gustan’. Con la libertad de la juventud le gané el gallito». Cox hizo énfasis en que no se siente identificado con ningún sector político. «Soy totalmente libre, independiente, la verdad está repartida en los unos y en los otros. Es mi manera de pensar».