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Sergio Bitar y su candidatura al Consejo Constitucional: «Hay un riesgo de legitimidad, pero está un poquito encerrado: si llega un borrador, se le podrán hacer modificaciones»

El exministro, exsenador y extimonel del PPD abordó en ADN los caminos a seguir.

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Sergio Bitar analiza el proceso constituyente - ADN Hoy - 14 de febrero de 2023

20:50

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A sus 82 años, Sergio Bitar vuelve al debate público: el exministro y exsenador es candidato en Tarapacá al Consejo Constitucional que redactará la nueva Constitución. Resumió, la mañana de este martes, así su ánimo para este desafío nuevo: «Es una gran oportunidad y no la podemos perder, es el sentido común. No podemos fallarle a Chile. Tenemos que hacer el mayor esfuerzo».

Fue también timonel del Partido por la Democracia (PPD). Así, de los años de la transición en Chile, sacó lecciones que luego fue a explicar al medio oriente. Como pregunta angular, explicó estaba el «cómo y cuándo hicieron nuevas Constituciones»: es el contexto uno de los factores determinantes.

«Uno de los puntos que más me iluminó fue sudáfrica. Allí, la Constitución venía a resolver el problema del color de la piel. Si el voto era del color de la piel, los blancos no tenían nada que hacer. Y ahí Mandela fue un genio: entendió que un país tiene gente distinta, que tiene que convivir y que se tienen que fijar criterios. Se fijaron criterios y se aprobaron por el Congreso. Aquí hubo algo parecido: se convinieron 12 criterios básicos para saber que tenemos que vivir juntos y que tiene que haber espacio de discutir», se explayó.

La segunda lección fue que «el proceso por el que llegas a una nueva Constitución es tan importante como el contenido de la nueva Constitución: si es un proceso de gran crisis, de aplastar unos a otros, no funciona. Y cuando, en cambio, hay una lógica de espíritu superior, de convivir todos juntos, de quererse juntos, de tener solidaridad, de respetarse los derechos humanos y sociales, la cosa funciona mejor».

Y finalmente, apuntó a «la forma de trabajar: es decir, el sistema político. Si no funciona, si vienes de sueños, no piensas cómo operan y no tienen gente buena para hacer buen gobierno, al final el cambio no pasa nada. Esas grandes lecciones tenemos que aplicarlos en Chile también».

Hay reglas, o marcos, que definirán el debate: los 12 puntos acordados por los partidos con representación legislativa, y el borrador escrito por expertos. «Hay que tener cuidado con un punto: buena parte del fuego está hecho, pero la pregunta es: ¿debemos nosotros dejar espacio para consultas? ¿Cómo conseguimos que cuando se vote obligatorio en 2023 haya un 70%, 80% que diga que sí?», precisó Bitar.

La tarea, entonces, es explicarle a los votantes que el voto es con una mirada de 50 años: «Hay un riesgo de legitimidad, pero está un poquito encerrado: si llega un borrador, se le podrán hacer modificaciones. Pero eso viene de un Congreso que está elegido y por lo tanto, tiene legitimidad».

Los extremos, dijo después, están «fracasados», en el plebiscito pasado; hoy Bitar ve «una madurez al decir que hay que elegir bien a las personas, preparados y con ánimo de ponerse de acuerdo y pensar en Chile. Ahora, unos se cargarán más para un lado, otros para el otro, pero con un fin común».

Otro error irrepetible, acotó, fue que el plebiscito no sea una evaluación del Gobierno: «Mezclar ambas cosas nos pueden llevar a una suerte de plebiscito del Gobierno y no es eso».

«La gran enseñanza de los periodos después de la dictadura es que tiene que tener grandes mayorías, ampliarte para tener un programa de cambio social y justicia social y con crecimiento, porque sin eso tampoco funciona, y con una mirada más larga, esa es la discusión: nos encastillamos en un grupo más chico para refrendar la función del Gobierno de corto plazo o abrimos un grupo más grande de apoyo a los grandes cambios y miramos la Constitución. Es una discusión legítima, pero tiene que haber armonía, mirado como una distinta elección de las demás. Se elige a gente para cambiar la vida mediata, de futuro (…) Es una moderación en la forma de hacer las cosas y eso llama a la política a conciliar intereses, a buscar acuerdos. Esa es la tarea de la política, no las trincheras», concluyó.

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