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María Soledad Font, mamá del Presidente Boric: «Cuando nos cuenta de la candidatura, dijo: ‘¡La persona que yo esperaba no aceptó!'»

La magallánica dio detalles del camino del Mandatario a La Moneda, de su vida en la Patagonia y de la primera detención del ahora Presidente.

María Soledad Font, Gabriel Boric

María Soledad Font, Gabriel Boric

María Soledad Font, madre del Presidente Gabriel Boric Fontdio una entrevista en profundidad en la que entregó detalles de cómo fue la postulación de su hijo a La Moneda.

En conversación con la Revista Ya, del diario El Mercurio, contó: «Cuando él nos cuenta que iba a ser Presidente, yo lo único que le decía era: ‘¿Por qué otra vez te inmolas, por qué otra vez tu? ¡Si hay tanta gente!’. Él me contestó: ‘¡Mamá, yo no levanté el dedo, no busqué vizibilizarme!… Se van cerrando los círculos, ¡la persona que yo esperaba no aceptó!'».

«Él jamás pensó en ser Presidente y si él no lo pensó, nosotros tampoco. En una oportunidad viajó para contarnos sus proyectos al terminar su periodo (parlamentario), y entre ellos estaba volver a la Escuela de Derecho, a terminar. Y yo le dije categóricamente: ‘Si tu quieres ejercer como abogado, bien, pero si no te interesa, por mí no lo hagas. Lo importante es que tú seas feliz, yo no necesito un título’. ¡Él tenía otros planes, y lejos era esto!», agregó.

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«Yo soy la mamá de Gabriel, no me siento orgullosa»

Existe una anécdota que quizás pudo haber marcado el destino del Presidente Boric y que María Soledad Font recordó en la conversación: su madre, Regina Aguilera, estudiosa de la quiromancia, vaticinó que Gabriel llegaría a ser la máxima autoridad del país. «Mi mamá me lo dijo cuando Gabriel tenía 3 años. No sé si le había leído la mano, pero me comentó su pensamiento, que Gabriel sería Presidente de la República».

Sin embargo, tamaña responsabilidad significó también un momento de reflexión interna: «Le preguntaba a mi psiquiatra si era normal que no me sienta hinchada de orgullo de que él sea Presidente, no me da pena tampoco, ¡pero para mí es un trabajo! Le decía si era normal o si yo estaba en estado de shock. Me dijo que me acordara de que yo veo las cosas de otra manera, de que me había quedado con esa frase literal de Gabriel: ‘Voy a mi trabajo’ (…) Yo soy la mamá de Gabriel, no me siento orgullosa, me quedé con algo que él dijo: ‘Yo espero vivir lo más cerca de mi trabajo, para irme a pie’. Él se va a su trabajo, eso es para mí. Él tiene un trabajo mucho más comprometedor que cualquier otro al que pueda aspirar».

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El relato de la escena es el prólogo de un autodiagnóstico: esa conversación con el Presidente, además del trabajo como familia cuidadora que, junto a Luis Javier Boric («descendiente de una de las 10 familias fundadoras de la dinastía croata en Punta Arenas», según precisan en la publicación) ejercen desde 2001, sirven para entender el diagnóstico de un autismo con una variante de asperger, «lo cual me dificultó mucho el colegio».

No obstante, aclaró que «no lo tengo diagnosticado y es algo que quiero hacer, está pendiente».

ADN

María Soledad Font durante el cambio de mando. / Archivo Agencia Uno

Un lector voraz

La vida en Magallanes considera siempre que los hijos emigren. María Soledad lo sabía y no lo sufría, sino que se enorgullecía. Cuando el Presidente Boric se instaló en Santiago y ella lo visitaba, constataba que él «gastaba más plata en libros que en comida (…) A él le gustaba leer desde que no sabía leer. Le gustaban los libros, el conocimiento para él fue un descubrimiento enorme. Sus libros eran su tesoro. Gabriel tenía hambre de leer».

Fueron esas formaciones las que pudieron haber influido en la conformación del I3, el «movimiento político secreto de izquierda» que el mandatario formó con solo 14 años y que significaron su primera detención (fue por rayado público, pero con reglas «no rayaban propiedad privada ni edificios estatales, solo muros cubiertos de grafitis o a punto de derrumbarse»).

Servir

Schoenstatteana practicante y «apolítica», Font también contó del trabajo como familia de acogida: «Siento que tengo una misión en la vida; como schoenstattianos tenemos una misión y creo que todos (…) Descubrí que mi misión en la vida era el acompañamiento. Cumplo con estos niños una función de enlace, de llenar este gran hueco con el que vienen, tal vez intrauterinamente, y saciarlos de amor y de besos».

Hacia el final de la conversación, la mamá del Presidente define ciertas posturas: contraria al aborto, sobre el trabajo en la Convención dice estar «desilusionada«, pues «pensé que todas las personas que estaban en la papeleta eran personas con las capacidades para hacer ese megatrabajo».

En relación a Irina Karamanos, la primera dama, dijo: «Yo la veo a la altura él de ella y ella de él. Creo que son compañeros, porque primero fueron amigos, y encuentro que eso es bastante importante (…) En este autorreconocerse como son y aceptarse, creo que Irina realmente, de lo que e visto de parejas con Gabriel y que Gabriel admira mucho, es una persona que tiene opinión, -y eso para él es súper valioso- y sabe escuchar. Sabe escuchar no a él, sino a otros, así como lo hace él. Y saben conversar ellos a su vez. Independiente de todo lo talentosa que yo la pueda encontrar y lo que me pueda gustar».

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