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La cancha desigual en la que juegan las chilenas

En nuestro país, las trabajadoras logran autofinanciar pensiones tres veces más bajas que las de los hombres y, en casa, ellas siguen encabezando el trabajo no remunerado.

La cancha desigual en la que juegan las chilenas

En muchas casas chilenas, el trabajo doméstico recae principalmente en la mujer. El cuidado de los hijos, la limpieza y funcionamiento del hogar son preocupaciones que históricamente han recaído sobre las mujeres, aunque en algunos casos eso ha comenzado a cambiar, esta realidad se proyecta a distintos ámbitos del trabajo femenino.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las mujeres presentan una tasa de cesantía mayor que los hombres, llegando al 7,5% versus el 6,2 que alcanza el género masculino. Desde el INE se explica que "la baja presencia femenina como sustentadora del hogar puede explicarse, entre otros factores, porque hay menos mujeres trabajando en forma remunerada".

"Esta educación que inconscientemente se reproduce, cultural e históricamente, en que las mujeres tienen que, desde muy chiquitas, aprender a hacer su cama, en cambio los cabros pueden salir a jugar hasta la hora que quieran. Tiene que haber una política pública donde exista institucionalidad de la corresponsabilidad de las labores domésticas que hacen las mujeres", señala al respecto, la ex ministra de la Mujer y equidad de género, ClaudiaPascual.

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A esto se suma la estimación de la Organización Internacional del trabajo (OIT) que en su informe de salarios 2018 cifra en un 23% la brecha salarial entre chilenas y chilenos. Para la gerenta corporativa de Corfo, Ángeles Romo, las mujeres tienen que tener un rol más activo para revertir esto:

"Una de las barreras que debemos quebrar es lo que llamamos los 'techos de cristal' que son todas estas barreras que muchas veces son invisibles pero que no nos permiten ir ascendiendo respecto a la estructura piramidal dentro de cualquier corporación y en esto tenemos responsabilidad las propias mujeres. Hay estudios que hablan de que las mujeres en general no pedimos aumentos de sueldo y no pedimos igualar nuestros salarios".

Las mujeres en el empresariado se suman a la desigualdad que viene desde los hogares. Según el Ranking Imad elaborado por la dirección de Estudios Sociales de la Universidad Católica, la participación femenina en cargos de primera línea sólo llega al 17%.

"La teoría que ocupamos es que hay problemas en la cadena de cargos dentro de las empresas. En general, hay menos mujeres en cargos de segunda línea, que eso influye en que lleguen menos mujeres en cargos de primera línea, y eso influye a su vez en que hayan menos mujeres en cargos de directorio", explica el jefe de Estudios Sociales de la UC, Cristian Ayala.

Según la medición, en 111 empresas que operan en Chile sólo el 4% tienen a una mujer como gerenta general. Algo que las chilenas perciben como una discriminación arbitraria a sus capacidades.

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Para Cristian Ayala esta desigualdad también tiene como factor la educación superior. Incluso, según un estudio del Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH), las estudiantes en carreras de ingeniería sólo llegan al 27%, mientras que a nivel de directivos, la Universidad de Concepción es la única con paridad de género en sus vicerrectorías.

La  vicerrectora de investigación y desarrollo, Andrea Rodríguez da cuenta de esa transformación: "El movimiento de las mujeres fue claramente una motivación para que se empezaran a plantear nuevas cosas. Yo creo que en la UDEC se conjugaron dos cosas: uno fue el movimiento estudiantil y de la comunidad en general y por otro lado hubo cambio de administración que acogió lo que la comunidad estaba tratando de manifestar".

En materia de pensiones, según la Superintendencia de pensiones, en 2018 esta disparidad fue aún más abismante. Las cifras del organismo señalan que la pensión autofinanciada de los hombres es tres veces mayor que las de las mujeres. Es decir, 68 mil pesos versos 212 mil aproximadamente.

La presidenta de la fundación Chile 21 Gloria De La Fuente apunta que "las mujeres en general no solamente tienen menos acceso al mundo del trabajo (…) sino que además cuando acceden al mercado del trabajo, acceden con menores remuneraciones y eso evidentemente afectan la posibilidades de tener un sistema previsional que permita cubrir sus necesidades".

La desigualdad de género que sigue vigente en estos ámbitos ha buscado ser combatida con leyes que no han dado mayores resultados. En los últimos diez años, Chile sólo ha disminuido la brecha salarial en 1,4 puntos, por lo que la OIT recomendó a nuestro país, realizar modificaciones al código del trabajo para poner fin a la inequidad que hoy perjudica a las mujeres.

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