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Cantaron en Viña un Día: «Letra y Música» y los grandes hitos del suspendido Festival de Viña

Con la noticia de la pausa del certamen viñamarino, la columna musical de Ciudadano ADN a cargo de Ricardo Martínez hizo su revisión de los visitantes más ilustres de sus 60 años de historia, y sus canciones más recordadas.

Cantaron en Viña un Día: «Letra y Música» y los grandes hitos del suspendido Festival de Viña

Cantaron en Viña un Día: "Letra y Música" y los grandes hitos del suspendido Festival de Viña

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Luego de la noticia de la suspensión del Festival de Viña 2021 producto de la crisis de la pandemia, «Letra y Música», la columna musical de Ciudadano ADN decidió hacer su revisión de los grandes hitos musicales del certamen de la Ciudad Jardín, a lo largo de sus más de sesenta años de historia.

Esta fue la selección, como siempre, a cargo del académico de Literatura Creativa UDP, Ricardo Martínez.

«La vida sigue igual», Julio Iglesias (1977): Una de las primeras visitas del madrileño a la Quinta Vergara, donde «deja la tendalada»: recibe la tercera Gaviota de Plata de la historia del Festival fuera de la competencia. La canción saltó a la fama luego de ganar el Festival de Benidorm, puntapié inicial de su carrera, la que formó  tras un accidente que lo dejó postrado. Esa vez, recordó Martínez, Julio se alojó junto a su padre en Reñaca «cuando todavía era un despoblado».

«El tiempo en las bastillas», Fernando Ubiergo (1978): El año en que debuta la televisión en color en Chile, Eduardo Ravani inauguró con especial entusiasmo las posibilidades de la nueva tecnología en este Festival, justo en el momento en que Ubiergo gana la competencia internacional. La canción «fue una especie de hito cultural en Chile», hasta el punto en que, tres décadas después, se convirtió en el tema central de la exitosa serie «Los 80», de Canal 13.

«Amiga», Miguel Bosé (1981): Una recordada versión del certamen, «cuando tiraron la casa por la ventana, y vinieron súper estrellas. Fue el festival más caro en términos de producción». En aquella época de dinero dulce y aislamiento internacional, competían con el Festival los estelares televisivos como «Lunes Gala» o «Aplauso», y el certamen tenía que dar una marca de fuerza. Ese año, además de la trinidad de Julio Iglesias, Camilo Sesto y José Luis «El Puma» Rodríguez, todos en lo más alto de sus carreras, pisaron la Quinta Vergara artistas de la talla de KC & the Sunshine Band, Lucho Navarro, Angela Carrasco y Ray Conniff.

«So lonely», The Police (1982): «Siempre se dijo que fue un poco de carambola que llegaran a Viña», recordó Martínez sobre uno de los primeros números anglo de la historia del Festival, que apareció en un momento peak de su trayectoria. En esos años,  «no los conocíamos mucho, y como en esos años Viña era visitada por muchos argentinos, ellos llenaron la Quinta Vergara». Años después, su vocalista Sting estrecharía su lazo con Chile a partir de su activismo político y de varias referencias, como «They dance along», un directo guiño a «la cueca sola» de las madres de detenidos desaparecidos de la dictadura, y que fue parte de su primer disco solista.

«Epic», Faith No More (1991): Ya en democracia y con un incipiente mercado de megaconciertos en Chile, Mike Patton y los suyos aparecieron en la Quinta Vergara en un show de última hora. «Yo estaba ahí, y el público huyó. La gente dijo qué es esto, es demasiado energético. Yo he ido muchas veces a Viña, y esto sonaba tres veces más fuerte que cualquier otro artista. Era rock en estado quintaesencialmente puro», recordó el columnista, agregando que esa noche, y con este inesperado último número, «la platea se vacío. Mucha gente de galería saltó a la platea porque ya no había control». La banda fue otra que terminó estableciendo un eterno vínculo con Chile, principalmente a través de las recurrentes visitas de Patton y sus amistades en el medio artístico y literario.

«Querida», Juan Gabriel (1996): El mexicano aterrizó en la Quinta Vergara en una nueva etapa del certamen: para él, la de 1996 fue la primera de tres visitas consecutivas, en la época en que el Festival era organizado por Mega (en ese entonces Megavisión) en asociación con la otrora poderosísima cadena mexicana Televisa, que también contribuyó a instalar en Chile a figuras aztecas como Marco Antonio Solís. Para todos ellos, «sus conciertos son una verdadera ceremonia, que tiene una cosa hipnótica». A partir de sus debuts en Viña, ambos mexicanos conforman una fanatizada local muy grande.

«Gasolina», Daddy Yankee (2006): «La Quinta Vergara es la Bombonera de la música», estableció Martínez a partir de la presentación del portorriqueño, en una época donde apenas comenzaba su carrera y recién explotaba la furia del reggaeton. Su éxito da inicio a la venida de hornadas de cantantes portorriqueños, llevándose Gaviotas a destajo, y a la consolidación de los ritmos caribeños como parte de la cartelera habitual de Viña.

«Despacito», Luis Fonsi (2018): Otro portorriqueño que instala una nueva etapa en el Festival, basada en superestrellas que tengan como requisito más de 1.000 millones de reproducciones de YouTube. Es otra época, marcada por el consumo de música a través de las plataformas digitales. Al respecto, Martínez recordó que Fonsi es la persona que más premios ha ganado en la Quinta Vergara: 15, empatando con Raphael. Con «Despacito», su megahit mundial, el ex baladista romántico » se reinventó, y esa reinvención le ha dado réditos para el mundo».

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