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El movimiento indígena sigue en las calles de Quito y busca desgastar a Lenín Moreno

"El país debe recuperar la calma, que el país sepa que tenemos la voluntad del diálogo", planteó el mandatario ecuatoriano.

El movimiento indígena sigue en las calles de Quito y busca desgastar a Lenín Moreno

Las calles de Quito siguen el ritmo que instaló el movimiento indígena, luego de las manifestaciones y protestas que cumplen ocho días ante el anuncio del gobierno ecuatoriano de un paquete de medidas que acordó con el FMI. Los manifestantes apuestan el desgaste del ejecutivo de Lenín Moreno y por eso volvieron a marchar hacia la Asamblea Nacional, donde hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Las agrupaciones indígenas sumaron nuevas fuerzas este viernes cuando llegaron hasta la capital los grupos de la región amazónica. Moreno difundió un video en el que expone que "el país debe recuperar la calma, que el país sepa que tenemos la voluntad del diálogo". La respuesta la recibió del titular presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, Jaime Vargas, quien el jueves calificó la idea de "fantochada".

La organización emitió un comunicado en que el asegura que "la tarea es ir a la lucha, renovar fuerzas y sostener los bloqueos de vías y las tomas de gobernaciones y edificios públicos" y advierte que "esto no para hasta que el FMI salga del Ecuador". El gobernante acordó un crédito del Fondo Monetario Internacional por 4.200 millones de dólares y para ello debe realizar un ajuste fiscal y hacer reformas laborales.

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La Defensoría del Pueblo informó que cinco personas fallecieron en medio de las movilizaciones y entre ellas un dirigente indígena. El gobierno de Moreno recibió llamados de atención de organismos internacionales por la violencia policial, pero también el apoyo de Estados Unidos y otros países como Chile. El ejecutivo insiste en que cumplirá "con la defensa de la democracia, la libertad y la paz".

El anuncio de una mesa de diálogo con la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la conferencia episcopal, fue rechazado por los dirigentes indígenas. Esa molestia de los manifestantes debe ser bien evaluada, ya que en la historia ecuatoriana las comunidades fueron decisivas en la caída de tres presidentes: Abdalá Bucaram (1997), Jamil Mahuad (2000) y Lucio Gutiérrez en 2005.

Lenín Moreno ha pasado de calificar de "golpistas" a las organizaciones que desarrollan las protestas, a culpar a su antecesor Rafael Correa e incluso al chavismo por la crisis social que vive Ecuador. Las autoridades no han presentado evidencias, pero no importó a los gobiernos de países latinoamericanos que reiteran este discurso. Lo más difícil para el gobernante es que aún sigue fuera del Palacio de Carondelet y en Guayaquil.

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