En «Ciudadano a Pata»: Un recorrido por las salas de cine arte

«Lo que nos convoca hoy día conversar tiene relación con lo que ha sido una noticia esta semana para la gente del entretenimiento, me refiero a la reapertura, ojalá definitiva, de los cines. Se habla de las multisalas, de las grandes transnacionales pero de repente se olvida hablar de estas pequeñas salas, estos sobrevivientes de furores de la cultura universal, que son las salas de cine arte, que cada vez van quedando menos«, invitó Mario Cavalla en esta nueva jornada de Ciudadano a Pata, la columna sobre cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN.

Y más concreto aún «me refiero al Normandie, al Centro Arte Alameda, el Biógrafo, que siempre nos han acompañado en nuestras vidas, más tiempo de los que nosotros creemos y que están absolutamente gestados en nuestro corazón y cultura».

Así, se volcó a contar la historia del Cine Arte Normandie, que este año cumple 40 años de creación: «Comenzó el año 81 donde funcionaría posteriormente el Cine Arte Alameda en una época donde no existirán los VHS, en la época donde uno la única posibilidad de poder ver una película europea o de cine independiente estaba confinada a estas pequeñas salas que antes habían muchas más«.

Un cine que fue transcendental para «el viejo cine chileno donde no había ninguna posibilidad de verlo, y en esto hago un acento especial, porque por ejemplo las multisalas sí transmiten cine chileno, siempre supeditado a un rating, si la primera semana no supera una cantidad de espectadores te lo sacan definitivamente, y un poco lo que hace el cine arte es que ellos se programan te dicen ‘te vamos a dar dos o tres meses para verlo’ y en el caso del Biógrafo, la permanencia esta dado por lo que diga la misma gente, o sea si la gente sigue viendo la película sigue 4 semana, si sigue, 2 meses, hasta 4 meses ha estado una película en cartelera».

De esta manera, Mario Cavalla también reveló que «en el caso del Normandie ellos tienen una biblioteca de cine que ha sido muy ocupada por investigadores y además, tienen más de 2 mil títulos en su propiedad, eso no es menor para una sala de cine arte, y por eso que ellos pueden darse el lujo de programar estos ciclos de cine«.

La Baguette como patrimonio inmaterial de la humanidad

Luego, el columnista pasó a la gastronomía, pero que «tiene que ver con un tema patrimonial, pasa que en Francia, el ministerio de Cultura está decidido a postular al pan Baguette como patrimonio inmaterial, es un pan que hoy día se come en todas partes del mundo», reveló.

Un pan que tiene a anualmente como consumo en Francia más de 6.000 millones de baguettes por año, y que en Chile «encontramos buen baguette, pero usualmente con panaderías que son francesas, porque en el fondo tienen la receta, tiene la forma de hacerlo, porque no es fácil lograr que por dentro haya una miga que sea flexible y por fuera sea crocante».

Así, Cavalla aseguró que este pan sí tiene las características para ser nombrada por la Unesco «por lo antigüedad, porque es tradicional, tiene un carácter popular, social y familiar«.