«Los años bajo fuego»: Un libro sobre la guerra desde la óptica de un niño
En el Ciudadano ADN conversamos con Dietrich Angerstein y su hija Karin, sobre el texto que aborda la historia de una familia que se vino a Chile en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Los años bajo fuego: Un libro sobre la guerra desde la óptica de un niño
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En el Ciudadano ADN conversamos con Dietrich Angerstein, un inmigrante alemán, y su hija Karin, sobre el libro «Los años bajo fuego», un texto que cuenta las memorias de Dietrich, quien vivió la Segunda Guerra Mundial siendo tan solo un niño pequeño.
El entrevistado comenzó contando, en conversación con Aldo Schiappacasse y Sandra Zeballos, que el libro surgió cuando cumplió bodas de oro. En medio de la celebración, hizo un compendio de aproximadamente 300 páginas que relataban el porqué él y su familia estaban en Chile.
«La idea de la familia había sido el año 39 emprender un viaje a Chile, y yo en esa época tenía 7 años. Yo estaba muy preocupado como ustedes no se imaginan, porque se estaba planificando el viaje e íbamos pasar la navidad en altamar. Mi preocupación era de dónde iba a salir el Viejito Pascuero, y dónde se iba a conseguir un árbol de Pascua», relató.
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Un libro que nació con la ayuda de sus hijas
Por otra parte la hija de Dietrich Angerstein, Karin, explicó mayores detalles en torno a la publicación del libro con las memorias de su padre y planteó que «la verdad es que mi papá es muy bueno para contar historias y siempre desde chicas junto a mi hermana escuchábamos todas esas aventuras y nos encantaban».
«Cuando él hizo esta especie de recopilación, encontraba que la parte de la guerra era muy entretenida. Yo soy loca por la historia, al igual que mi papá, y por los libros. Empecé a pensar en eso y a madurar la idea de transformar en un libro que no fuera solo para la familia, sino que fuera para cualquier persona», señaló la entrevistada.
En esa línea Karin añadió que el trabajo comenzó primero traduciendo el escrito original de su padre, quien lo había hecho en alemán.
«Después había que editarlo para que fuera un libro con capítulos, y había que sacarle algunas cosas que quizás no le interesaban a terceras personas. También completamos algunas otras partes en donde les podía faltar un poco y ese proceso duró de dos a tres años, porque entremedio me bajaban las dudas. Siempre hubo gente en la familia que me insistía que lo hiciera», señaló.
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