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Altas temperaturas en Chile: estos son los síntomas de deshidratación que muchas veces pasamos por alto

Expertos advierten que se trata de un problema “fácil de prevenir” pero que “puede ser grave si no se controla a tiempo”.

Getty Images

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Con las altas temperaturas que pueden llegar a superar los 34°C en algunas ciudades de Chile, algunas personas pueden sufrir consecuencias inesperadas y mucho más complejas que la simple incomodidad del calor.

Hay quienes llegan a experimentar náuseas, cambios bruscos de humor e insomnio sin asociarlos con un problema común pero frecuentemente ignorado: la deshidratación.

“Cuando se combina calor extremo con ingesta insuficiente de líquidos, los efectos adversos para la salud se potencian significativamente”, advierte el Dr. Ricardo González, urgenciólogo de la Clínica Alemana. (vía LUN).

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Cuando perdemos agua, especialmente en ambientes calurosos, los electrolitos que regulan la función celular se desconcentran. Esta alteración afecta los centros de control del sistema nervioso, provocando náuseas y, en casos severos, vómitos.

Este síntoma es considerado como la primera alarma, por lo que hay que prestar atención para ver si realmente puede relacionarse con la deshidratación. El cuerpo pide agua, pero a través de síntomas que no siempre reconocemos.​

Por otra parte, llega una respuesta neurológica inesperada: el mal genio. La deshidratación moderada genera cambios en el comportamiento debido a desequilibrios en la concentración de sodio, lo que afecta directamente el sistema nervioso central. La irritabilidad es un indicador de que el cuerpo está bajo estrés fisiológico.​

Uno de los efectos más sorprendentes es que, aunque la falta de agua genera fatiga, dificulta la conciliación del sueño. Un estudio de la Universidad de Texas Tech demostró que la deshidratación leve impide que el cuerpo entre en ciclos de sueño profundo.

Según se ha comprobado, afecta a las hormonas relacionadas con el sueño y la regulación térmica corporal.​

Niveles de gravedad

Deshidratación Leve (1-3% de pérdida corporal):

  • Sed, orina oscura o amarilla intensa.
  • Boca seca, dolor de cabeza leve.
  • Mareos o debilidad.
  • *Fácil de revertir aumentando ingesta de agua​.

Deshidratación Moderada (4-8% de pérdida corporal):

  • Calambres musculares, pérdida de equilibrio.
  • Náuseas y vómitos.
  • Irritabilidad marcada e insomnio persistente.
  • *Requiere reposición de líquidos gradual​.

Deshidratación Severa (más de 10% de pérdida corporal):

  • Ausencia de sudoración, frecuencia cardíaca acelerada.
  • Ojos hundidos, confusión mental.
  • *Requiere atención médica inmediata​.
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Bajo este panorama, es clave mantenerse hidratado y saber cómo hacerlo. Lo primero a tener en cuenta es que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan beber entre 1.5 y 2 litros diarios de agua para adultos (en promedio).

Sin embargo, en ambientes calurosos, esto debe aumentar: entre 30 y 35 mililitros de agua por kilogramo de peso corporal. Además, se recomienda mayor consumo en caso de que se realice actividad física.

Estrategias efectivas:

  • Beber regularmente sin esperar a sentir sed.
  • Agua a temperatura ambiente (las bebidas frías reducen consumo real).
  • Consumir alimentos ricos en agua, como sandía, melón, pepino, etc.
  • Evitar cafeína y alcohol antes del atardecer.
  • Usar ropa clara y reducir exposición solar entre 11 y 16 horas​.

Poblaciones de mayor riesgo

El Dr. González enfatiza que hay ciertos grupos que son particularmente vulnerables: adultos mayores (menos percepción de sed), personas con enfermedades crónicas como insuficiencia renal o diabetes, atletas y niños pequeños.

Por su parte, aquellos con medicamentos diuréticos deben consultar directamente con su médico sobre recomendaciones personalizadas.​

¿Cuándo acudir al médico?

  • Cuando los síntomas persisten por algunas horas a pesar de aumentar el consumo de agua.
  • Cuando hay confusión, desorientación o dificultad para hablar.
  • Cuando hay ausencia de orina por más de 8 horas.
  • Cuando la frecuencia cardíaca no se normaliza tras descansar.
  • En caso de desmayos bajo presencia de los síntomas.

“La deshidratación es fácil de prevenir pero puede ser grave si no se controla a tiempo, especialmente con temperaturas extremas como las de este verano”, enfatizó el especialista.​

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