Fue robado por los nazis y está rodeado de misterio: así es ‘Retrato de Elisabeth Lederer’, el cuadro de Klimt que fue vendido en un precio récord
La subasta despertó el interés de varios coleccionistas e historiadores y se sentenció en solo 20 minutos.

Este martes 18 de noviembre, en Sotheby’s Nueva York, se vendió el ‘Retrato de Elisabeth Lederer' de Gustav Klimt por una cifra récord de $236,4 millones de dólares, convirtiéndose en la obra de arte moderno más cara jamás subastada y marcando un hito para el reconocido artista austríaco y para la casa de subastas.
Este retrato a cuerpo entero, pintado entre 1914 y 1916, muestra a Elisabeth Lederer, hija de August y Serena Lederer, una de las familias judías más adineradas y mecenas fundamentales de Klimt.
La obra destaca no solo por su tamaño y calidad artística, sino también por su historia única: saqueada por los nazis tras la anexión de Austria en 1938, fue recuperada por la familia y finalmente adquirida en los años 80 por Leonard Lauder, heredero de la firma cosmética Estée Lauder, fallecido recientemente.
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La subasta de la pintura superó ampliamente el récord previo de Klimt establecido en 2023 con ‘Dama con abanico’, que alcanzó los $108 millones de dólares, y se posicionó como la segunda obra más cara jamás vendida en una subasta, detrás únicamente del icónico ‘Salvator Mundi’ atribuido a Leonardo da Vinci, vendido por $450 millones en 2017.
La puja que definió la venta duró 20 minutos y contó con la participación activa de seis postores interesados reales, a pesar de que captó la atención de varios historiadores.
El lienzo es un exponente tardío de Klimt, que combina la riqueza estética del “período dorado” con elementos más sobrios y provocadores.
Los motivos ornamentales del vestido de Elisabeth, con influencia asiática, y detalles biomórficos inspirados en la anatomía, reflejan la compleja relación del artista con el arte oriental y los avances científicos de su época.

La obra representa tanto la belleza y estatus social de Elisabeth como un símbolo de transformación y supervivencia: tras la persecución nazi, Elisabeth hizo una afrenta a la realidad histórica afirmando que Klimt era su padre biológico para protegerse, estrategia avalada por una declaración jurada de su madre.
Este retrato, con su figura estilizada y vestido que recuerda a unas alas de mariposa a punto de desplegarse, es a la vez un testimonio del renacimiento y la resiliencia en el contexto marcado por la violencia y la opresión. En palabras de expertos, es “un relato de extraordinaria transformación, renacimiento y supervivencia metamórfica”.
La venta formó parte de una subasta histórica de la colección de Leonard Lauder, que incluyó 24 piezas de artistas reconocidos como Edvard Munch, Henri Matisse y Vincent van Gogh, logrando una recaudación total de 527 millones de dólares. Solo las obras de Klimt, incluyendo tres pinturas y dos dibujos, sumaron 392 millones, dejando claro el valor y prestigio de su legado.
Este récord simboliza el poder del arte como patrimonio cultural y emocional que, más allá de su valor económico, llega a contar narrativas profundas de identidad, supervivencia y transformación histórica.

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