• 06 DIC 2025

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A 30 años de su muerte: el caso de Agdalín Valenzuela que aún persigue a la transición chilena

A tres décadas de su asesinato, su nombre de Agdalín Valenzuela vuelve a escucharse en Curanilahue. Fue frentista, mecánico y apicultor; algunos dicen que también fue informante. Su caso sigue sin justicia.

A 30 años de su muerte: el caso de Agdalín Valenzuela que aún persigue a la transición chilena

Agdalín Valenzuela, exintegrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, nació en Santiago en 1965. En los años noventa se trasladó a Curanilahue, donde trabajó como mecánico y apicultor. Sin embargo, se cree que fue reclutado por “La Oficina”, el organismo de inteligencia civil que operó en los primeros años de la transición.

El 11 de octubre de 1995, fue hallado muerto con cuatro disparos en un camino rural. Treinta años después, su caso sigue sin justicia.

Pese a los años, los vecinos de Curanilahue aún recuerdan el caso y relataron la que sería la historia oficial de lo que ocurrió con Agdalín Valenzuela un día como hoy, pero de 1995.

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Así lo relató Guillermo Cisterna, vecino de la comuna. “Lo que yo supe es que este joven llegó aquí a Curanilahue y emprendió un negocio de repuestos de vehículos, neumáticos, baterías, etc.“, partió diciendo.

“Él se veía, como le llaman ellos, descolgado del Frente. Este joven entregó información y quiso hacer una vida. De hecho, se casó, convivió con una niña de Curanilahue. Y supe que lo vinieron a buscar al negocio. Lo sacaron así normalmente, ni siquiera con agresividad, y lo llevaron a ‘La mano’. En ese tiempo era bastante desolado ese sector, con mucho menos vehículos, por supuesto. Y en un bosque dicen que lo acribillaron“, complementó.

Tras su asesinato, las versiones se multiplicaron. Algunos lo vincularon a la entrega del arma usada en el crimen del senador Jaime Guzmán, otros lo señalaron como un doble agente. Pero ninguna de esas teorías fue comprobada judicialmente.

Para uno de los escritores del libro “Rati”, que narra sobre “La Oficina”, cree que a lo largo de los años aún no ha existido una revisión justa sobre este organismo y las labores que realizaba postdictadura. Además, agregó que se trata de un órgano oscuro que utilizó métodos perversos.

Así lo comentó el periodista y escritor, Javier Rebolledo. “Se ocupó a agentes de la dictadura, de la DINA concretamente y de la CNI, para integrar ‘La Oficina’ en conjunto con gente de la concertación, socialistas fundamentalmente, que fueron parte de la resistencia a la dictadura", aseveró.

“Y en esa tarea que realizó ‘La Oficina’, terminó cayendo en prácticas que tienen que ver con tortura a ciudadanos, gente de izquierda que había luchado contra la dictadura, estaba ahora en la organización de montajes con el objetivo de manipular a las audiencias", prosiguió.

“Creo que todavía no ha existido una revisión justa, y sigue siendo un tema pendiente y opaco, porque nunca se dio cuenta realmente de la labor que cumplió este organismo en su primera etapa”, aseguró Rebolledo.

Desde Radio ADN nos contactamos con los exlíderes de “La Oficina”, el exdiputado socialista y ex embajador de Chile en Francia, Marcelo Schilling, y el abogado y exministro del Interior, Jorge Burgos, quienes declinaron referirse al tema.

Pero para el exmiembro del Frente Patriótico Manuel Rodriguez, Vasili Carrillo, uno de los detenidos tras el atentado contra Pinochet en 1986, “La Oficina” se aprovechó de la mala situación económica de algunos frentistas para reclutarlos y utilizarlos como informantes.

“Fue un organismo que prácticamente utilizó en gran parte la crítica situación económica que vivían muchos expresos políticos, muchos exmilitantes en función, y a partir de eso los utilizaron y los chantajearon, especialmente estos dos personajes, Schilling, Burgos, y otros personajes", declaró.

“Desde esa perspectiva, utilizaron una situación perversa que vivieron algunos compañeros, y a partir de eso algunos compañeros se transformaron en informantes”, detalló.

La tumba de Agdalín Valenzuela permanece en el cementerio de Curanilahue. No hay homenajes, ni placas conmemorativas. Solo el recuerdo persistente de una historia que nunca fue aclarada y que sigue rondando como un eco incómodo en la memoria chilena.

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