Alfredo Castro desde el Festival de cine Toronto: “Los tráficos de influencia en Chile son un asco”
El actor presenta en el certamen canadiense su papel protagónico en el musical español “Polvo serán” junto a la legendaria Angela Molina: una inclasificable historia con el tema del suicidio asistido como capa principal. Desde el Festival de Toronto el actor chileno también adelanta detalles de su primer filme como director y comenta las últimas noticias de corrupción en Chile.
Alfredo Castro llena la pantalla en el notable y sorpresivo drama musical “Polvo serán” del director Carlos Marqués-Marcet en el Festival de Toronto. Se trata de la historia de un director teatral chileno exiliado durante décadas en Barcelona y quien ha construido una vida junto a su pareja y musa, a cargo de la actriz Angela Molina.
La legendaria estrella española también se luce interpretando a una artista con un feroz cambio de vida: un tumor cerebral la tiene desahuciada y, por tanto, le ha dado conciencia de la irrenunciable sentencia de muerte que se cierne sobre su existencia.
Atomizada en un comienzo desde el tormento que producen los desvaríos y ataques de descontrol de la mujer enferma entre su marido y la hija adulta de ambos (ojo con Mònica Almirall), este fuego emocional se expande luego a los demás hijos adultos de la familia y, en especial, hacia fuera de la caja del drama tradicional para tomarle la mano al formato del musical en un sorpresivo punto de fuga.
De hecho, la película abre con un número musical muy bueno debido a su logrado tránsito desde el registro realista hacia los linderos del baile y música merced los méritos de la compañía catalana La Veronal y la música de María Arnal. Se abre una cortina roja y desde allí salta una Angela Molina en pleno ataque, gritando, desorientada. Su familia llama a la ambulancia y cuando entran los camilleros, todo se convierte en un ballet inaudito.
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-¿Y tuviste algún problema para integrarte a las dinámicas musicales de “Polvo serán?
-Requiere que tú estés más en algo más performático, más teatral, porque los chicos y chicas que bailan ahí son muy buenos actores y actrices. Además, no solamente bailan entonces con los enfermeros en la primera escena brutal esa. Los chicos te miran y tú tienes la mirada de un actor. Entonces yo respondía también como actor un poco más performático, no sin la sutileza que requiere el cine. Entonces nos acoplamos muy bien ahí, en ese juego.
Una mezcla difícil de creer, pero como se ve en la pantalla de cine, funciona y muy bien. Todo lo que puede parecer que no pega, en “Polvo serán” pega y junta natural y orgánicamente: un chileno hablando “chileno” con españoles en un drama catalán: un drama sobre el suicidio asistido con números musicales; y el cine en español siendo escuchado y apreciado en un país anglófono.
Alfredo Castro en este sentido es parte de la destacada presencia nacional que este año se traduce en Toronto en rostros chilenos destacando por sus interpretaciones en películas españolas, colombianas o de otras latitudes.
Por ejemplo, Antonia Zegers brilla con luz propia en el drama “Los Tortuga”, de la directora catalana Belén Funes y Paulina García tiene doble presencia en la cinta panameña “Querido Trópico”, de Ana Endara Mislov; y en el drama colombiano “Horizonte”, de César Augusto Acevedo. Eso sin mencionar a Mariana Di Girólamo en la cinta argentina “Matar al Jockey” de Luis Ortega; y la actriz chilena Amara Pedroso en la cinta coreana “The Mother and The Bear” de Johnny Ma.
-Este tipo de colaboraciones y co producciones están dando un ejemplo y creo que en el mundo de integración los acentos y los dialectos ya no son un impedimento para hacer este tipo de películas-, dice Alfredo Castro.
-Yo interpreto a un chileno exiliado, se toca una vez el tema, pero de las películas que yo he hecho fuera, en Venezuela, en España, en México, está dando un poco lo mismo, la verdad. Uno trabaja un neutro español y la gente lo está aceptando. Yo nunca recibí una crítica al respecto.
Alfredo Castro estuvo durante tres meses viviendo en España para preparar y rodar esta única y singular cinta y con un tema de sumo muy complejo en términos éticos y emocionales.
-Hay un hilo conductor que es la muerte, el suicidio asistido, que es diferente a la eutanasia porque en la eutanasia hay un médico que te ayuda a hacer el proceso y en el suicidio decides si lo haces tú mismo.
Una de las formas de realizar el suicidio asistido, dice el actor chileno, es la llamada Casa Azul, en Suiza: una instalación donde un equipo especializado dispone de las condiciones controladas para llevar a cabo de manera legal tan determinante y polémica decisión. “Filmamos ahí mismo y fue muy duro el tema, pero finalmente yo también lo pude soportar pensando que la película en realidad se trata del amor. Se trata de una relación de amor tan, tan profunda, tan fantástica, que el tipo decide acompañar a su amor de la vida a morir, no estando él enfermo”.
-¿Cómo fue tu experiencia de trabajar con una institución española como Angela Molina?
-Ángela Bueno, Ángela es un caso aparte. Esto me da mucha emoción a mí porque durante la dictadura empezó a correr un video, un VHS en aquella época de “Las cosas del querer”, una película que trataba la temática gay en la Guerra Civil española, que no la daban en los cines. Entonces la corríamos entre nosotros. Y el VHS estaba gastado ya tanto verla y ella actúa en esa película y canta maravilloso. Y después yo la veo. Y después me vi la película de Buñuel, “El oscuro objeto del deseo”. Y después me vi las películas de ella con Almodóvar. Entonces fue una química muy hermosa. Ella me dijo: “Tú eres mi amor, tú eres mi amor”.
“Polvo serán” no es la única película musical este año en la selección oficial del Festival de Toronto: tenemos la aclamada “Emilia Perez”, con Selena Gomez y Zoe Saldaña; “The End”, con Tilda Swinton; “The Gesuidouz”, filme de terror-musical japonés; “The Deb”, el debut en la dirección de la comediante Rebel Wilson, “The Piano Lesson”, el debut en la dirección de Malcolm Washington, hijo de Denzel Whashington y muchas más. Sin contar que recién estuvo en Venecia “Joker 2″, en versión musical esta vez con Lady Gaga.
Al parecer, cantar y dialogar se ha vuelto una sincronizada necesidad artística en el mundo del cine a la hora de decir y expresar emociones e ideas.
-Está pasando mucho en el mundo del cine e incluso (Sebastián) Lelio acaba de terminar su película, que es un musical-, dice Alfredo Castro sobre “La ola”, acerca del movimiento feminista durante el estallido social.
Alfredo Castro también menciona su esperado debut como director de cine, adaptando la novela “Los trabajadores de la muerte” de Damiela Eltit. Y así lo explica el actor chileno:
-Está pasando algo muy lindo con eso. Vamos en la cuarta versión del guion y es interesante que la historia venga de la novela. Sí, pero también hay un salto a otra cosa que Diamela me lo deja siempre muy claro con lo que yo he hecho. Me dijo: “La novela es mía. Ese es mi trabajo. Yo trabajo en eso. Ese es mi tema. Lo que tú hagas es tuyo y tú te haces responsable de eso”. Y fíjate que eso me ha dado la libertad con Pablo Valledor (su colaborador) de poder acceder a otro imaginario. También, por supuesto, desde la novela, pero hacer otra cosa… como lo que pasó un poco también con tu novela… también. Si es que la vamos a filmar alguna vez. ¿Si la vamos filmar?
Disclaimer: Alfredo Castro se refiere a la adaptación al cine de mi propia novela, “Allegados”. Alfredo participó del trailer del proyecto y siempre ha mostrado interés por los avances en tal dirección.
-Ya vamos a filmar, no te preocupes. Es lento pero seguro.
-Todo esto es muy lento. Pregúntale a Carlos cómo es de lento hacer una película.
Carlos es Carlos Marqués-Marcet, el director de “Polvo serán” y quien acaba de ingresar a la oficina destinada a las entrevistas en Toronto.
-Y hablando sobre la realidad chilena… ¿Qué opinas de todas las verdades de las que nos estamos enterando sobre el caso Hermosilla y lo que desatan los audios? ¿Parece una película? ¿No?
-Bueno, yo siento que eso viene el tiempo de la colonia en Chile, digamos, desde los terratenientes que tenían derecho a tener sexo y violarse a las hijas de sus campesinos sin justicia y de ahí para adelante son dueños del Poder Judicial, del Legislativo, de todo, digamos. ¿Y las influencias? Los tráficos de influencias son un asco en Chile.
-¿Y cómo reaccionas frente al odio de las granjas de bots en RRSS?
-Ahora me da un poco risa. Encuentro que son de una obviedad tan, tan tremenda y tan vulgar y tan pobre, que yo ya, obviamente no leo para abajo. Leo la noticia y no leo lo que dicen los comentarios, pero es bastante miserable el cuento de ellos.
Por ahora, los comentarios en las críticas de cine sobre el trabajo de Alfredo Castro en el Festival de cine de Toronto no son hechos por máquinas contratadas para mentir. En Toronto, todo es virtud humana apreciada por críticos humanos.
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