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La ópera comienza en el Municipal con un «Don Giovanni» donde triunfa la música

La obra maestra de Mozart es el primer título operático de este año.

La ópera comienza en el Municipal con un «Don Giovanni» donde triunfa la música
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Álvaro Gallegos

Con la potente "Don Giovanni" comenzó la temporada de ópera 2018 del Municipal de Santiago. El teatro decidió apostar por las tres obras creadas en conjunto por Wolfang Amadeus Mozart en música y Lorenzo da Ponte en palabras, presentadas como una unidad, una trilogía, que a decir verdad solamente tiene en común a los autores. El año pasado fue el turno de "Las Bodas de Fígaro" y el próximo veremos "Cosí fan Tutte". 

Se trata de la visión conjunta del régisseur Pierre Constant, secundado por Roberto Platé (escenografía), Jacques Schmidt y Emmanuel Peduzzi (vestuario) y Jacques Roveyrollis y Christophe Naillet (iluminación). El año pasado, para "Las Bodas", el equipo fue criticado por lo estático de su propuesta, donde el marco escenográfico se mantiene casi inalterado, y se acota el juego lumínico. Poco cambia para esta segunda producción. Igual escenografía, familiares vestuarios, en principio fue revivir la experiencia del año pasado.

La diferencia estuvo en el plano musical, incluyendo por cierto el diestro manejo del elenco de la función de estreno. El director italiano Attilio Cremonesi fue también criticado la temporada pasada por sus acelerados tiempos, pero esta vez la comunión entre él, la Filarmónica de Santiago, el Coro del teatro (preparado por Jorge Klastornick), y los solistas fue total. Su ágil batuta fue precisa en matices, dibujando hermosamente en música la comedia y la tragedia que conviven en esta obra fundamental de la historia de las artes.

ADN

 

La primera noche tuvo a Levent Bakirci como Don Juan. Firme presencia escénica, reflejando muy bien la arrogancia del personaje, y con buena proyección vocal. Su criado Leporello estuvo en manos de Edwin Crossley-Mercer, quien fue uno de los puntos fuertes del reparto musicalmente, aunque a su personificación le faltó una mayor cuota de humor. De alto impacto fue la soprano Michelle Bradley como Doña Anna. Una voz poderosa, de exquisita musicalidad, más adecuada para Verdi eso sí, que para Mozart. 
Correcto y adecuado el Don Octavio del tenor Joel Prieto, e imponente el bajo Soloman Howard como el Comendador, otorgándole la fuerza requerida al electrizante desenlace.

Los miembros locales del elenco estuvieron a la altura, cada uno brillando con sus ya probados talentos. Marcela González ya había interpretado a Zerlina hace dos años en Rancagua, y se adaptó a la perfección a esta diferente versión de su personaje, mostrando madurez vocal y excelentes dotes de actriz. Paulina González, con su Doña Elvira, vuelve a dejar en claro porque es una de las sopranos más requeridas del medio local. Y el reparto lo completa el bajo-barítono Matías Moncada, quien ha dado muestras de su proyección, y dando vida al inocente Masetto se le vio seguro y versadamente abordando sus partes.

La expectación en torno al ciclo operático del céntrico es alta, especialmente por lo que será el estreno absoluto en junio de "El Cristo de Elqui", con música de Miguel Farías y libreto del sociólogo y ex pre-candidato presidencial Alberto Mayol, y también por la primera presentación en Chile de "Lulu" de Alban Berg, obra cumbre del modernismo en la ópera.

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