El espejo roto

Todos los días millones de chilenas y chilenos se miran en un espejo roto. Cada uno durante 180 minutos diarios, porque ese es el tiempo promedio que dedican a la televisión. El espejo está roto, porque presenta la realidad social de un país distorsionada, optimizada, nivelada y… enrubiada.

No es una queja al contenido televisivo, que veo desde que llegué: la música de fondo al presentar noticias, las tetas de silicona, los telejuegos, Don Francisco, las vidas de la farándula, etc. En la Europa televisiva estos fenómenos existen aún con más intensidad (la televisión española se sobrepasa a sí misma en la tontería). Así es el estilo de entretenimiento en un mundo globalizado. Tampoco me refiero a la “distorsión” de los acontecimientos políticos, porque cada país tiene una forma diferente de contar su día a día. Cada nación tiene la televisión que se merece, ¿cierto?

Pero en la televisión chilena, aparte de otro nivel de vida, se respira otra raza. De la historia y de los discursos del actual presidente chileno sé que Chile es un país multicultural. Según el censo del 2002, el 95 % de la población es “blanca-mestiza” y el restante 5 % se considera mapuche, aymara o rapanui.

Mi muy amable vecino chileno (que me saluda en inglés desde lejos cuando me ve), siempre me cuenta cosas interesantes en el ascensor. Hace poco me dijo que Chile destaca cultural y económicamente en América Latina “porque no había tantos indios”. Sin embargo, su rostro lucía la innegable herencia de esos “no tantos” que hubo.

La primera condición para ganar bien, para “ser alguien”, para formar parte de la élite chilena, es tener “pelo rubio, ojos rubios, dientes rubios”, como canta Rubén Blades. Lo vi en el Congreso chileno, lo veo cuando paso al lado de los edificios de las famosas empresas multinacionales, y miro quién se hace el break para fumar un cigarrillo. Lo veo en la tele.

No me malinterpreten. No tengo nada en contra de los rubios. Mi mamá polaca más rubia no puede ser, igual que mi abuela cubana más africana. Pero me molesta una creación de patrones de belleza, de un caleidoscopio de aspiraciones que no apagan la sed de ser respetado y juzgado según el talento y personalidad, y que al final se transforma en frustración.

La TV formatea los gustos. No extrañe, pues, la incansable faena de blanqueamiento. ¿Cómo, teniendo en cuenta el tejido racial de Chile, el mestizaje puede ser una cuestión socialmente incómoda? Miro la masa peatonal de Ahumada con Huérfanos: una masa morena, de estatura baja, en fin, mestiza. Y a esa gente le hablan los rubios de la tele, los rubios de los Billboards callejeros. Así nacen las “rucias”.

Por insana curiosidad, consulté la cuestión en una empresa líder de cosméticos para el cabello: las tinturas para el pelo más vendidas en Chile se clasifican como “tonos rubios”. La misma respuesta, pero en ventas a escala barrial, en una farmacia cerca de la Plaza de Armas.

Basta un mes en Chile y noto que la proporción de genes europeos en la sociedad se enlaza con la distribución del ingreso. De momento, el fenotipo. Luego aprenderé sobre los apellidos, las direcciones, los colegios…

El editor me pidió que mi blog sea divertido. Lo siento por tocar un tema tan serio, pero todo lo que escribo son observaciones de un extranjero de 26 años, sin mucha experiencia en la vida y además con trastornos de identidad.

Para cambiar un poco de aire, quisiera compartir unos anuncios graciosos que encontré en Internet (sin corrección):

*soy una hermosa niña – Chile. hola me llamo f. y me gustaría salir en tv tengo el pelo rubio y los ojos azules me gusta sacarme fotos y reir mucho.. (abril 2010)

*Hola mi nombre es R.S., Tengo 6 meses Soy Rubio de ojos claros & mi piel es muy blanca, soy un gordo coqueton, reparto sonrisas a todo el mundo & me encanta el flash de las cámaras. (noviembre 2009)

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