«Partía en la mañana haciendo el aseo y tomando vodka»: Katherine Orellana se sinceró sobre su vida de excesos
La cantante reveló que un bailarín del programa "Rojo" fue quien la ayudó a superar su adicción al alcohol y las drogas.

Katherine Orellana
La cantante Katherine Orellana, en conversación con Martín Cárcamo en el programa De tú a tú de Canal 13, repaso diferentes momentos de su vida, marcados por sus problemas con el alcohol y drogas.
Hace 8 meses que está viviendo nuevamente con su hijo, Facundo. Según señaló, siempre ha vivido con él, pero de manera intermitente por los viajes que hacía, por sus problemas con el alcohol y drogas, lo que llegó a que su madre le quitara al niño por tribunales.
En ese momento toda su familia le dio la espalda, contó. «Me sentí en el suelo. La única forma que me hizo entender fue arrodillarme y verme tan así, ni con 100 pesos en los bolsillos, así pata. Sin ni uno, tirada, sin mi papá, sin mi mamá, sin mi hermano, sin mis amigos, porque los amigos buenos que tenía ya estaban chatos de que me mandara puras cagadas. Me arrodillé y le pedí a Dios con todas mis fuerzas. Le entregué mi vida a Dios», reveló.
Orellana reflexionó: «Mi vida entera va a ser así, tocar fondo para aprender«. De igual forma, dijo que cree que padece el trastorno límite de personalidad (TLP), también denominado «borderline«.
Sobre cómo llegó a tocar fondo, retrocedió a su adolescencia. Relató que a los 15 años comenzó a beber alcohol y fumar marihuana. Afirmó que «siempre era muy amiga de los amigos, vamos hasta el final», y que era muy rebelde, muy al límite, y que enganchaba para demostrar que era buena onda, ya que necesitaba la aceptación de sus amigos, lo que provocó que sus padres lo pasaran mal, ya que intentaban controlarla, pero por sus trabajos y extenso horario como feriantes, no lo lograban.
[dps_related_post ids=»4765603,4765590″]
Cuando estuvo en Rojo de TVN señaló que estaba «contenida», pero cuando terminó el programa se desbordó. «No seguí trabajando. Seguí pensando que las cosas iban a llegar en bandeja de oro. Y se me fue de las manos. La plata que había juntado se fue. Ahí probé la droga dura. Cocaína«, confesó.
«Estaba haciendo dos cosas a la vez: estaba trabajando en eventos y estaba consumiendo, durmiendo poco. Y siendo mamá. Facundo andaba conmigo para todos lados, le pagaba a una nana que me ayudaba. Me pasó la cuenta cuando me cansé. El cuerpo se te cansa. Me vino como una post depre de cansada de tanto carretear. Partía en la mañana haciendo el aseo y tomando vodka. Iba a dejar a Facundo al jardín y llegaba a la casa a tomar vodka y así todo el día. Era como una estabilidad ebria», expresó.
«Es como estar atrapada, como que te das cuenta, pero no cachai cómo salir, pero en realidad no quieres salir«, afirmó. Asimismo, cree que su problema fue el ego. «Como perdí todo esto que eran las luces, traté de alimentarlo de otra forma«, dijo.
La ayuda del bailarín Rodrigo Díaz
La intérprete de Ay, ay, ay también reveló que hubo alguien que la ayudó a superar sus adicciones: el bailarín de Rojo, Rodrigo Díaz.
«Fue uno de los primeros amigos que estuvo conmigo cuando caí en la cocaína. Él fue el que me sacó, me trató de ayudar«, reconoció.
«Me abrió las puertas de su casa, me dejó vivir con él. Cuando estaba mal, me retaba siempre porque salía en los medios por puras tontera (…) estuve bastantes meses viviendo con él en un departamento chiquitito. Él dormía en el dormitorio y yo en un sofá», recordó.
Asimismo, confesó que fue él quien le presentó una organización cristiana que estudia la Biblia y la acercó a la vida espiritual que lleva ahora. «En su departamento por primera vez yo recibí a Cristo. El Rodrigo me lo hizo recibir, nos sentamos en su casa y él oró por mí, por mi vida, por la de mi familia, por mi futuro».
La «morenaza de Rancagua» remató diciendo que «Rodrigo es súper buen amigo», agregando que por estos días no se ha visto con él por temas de trabajo, la pandemia por el Covid-19, y porque cada uno está enfocado en sus proyectos familiares. Pero el cariño sigue intacto.
Cambio de vida
De igual forma, Katherine declaró: «El momento más complejo fue cuando estaba con mi ex y me llamó mi hijo, y me dijo: ‘Mamita te extraño’, y se puso a llorar y mi mamá lo retó. Le dijo: ‘No llore mijito, si yo estoy aquí para confortarlo’. Ahí me sentí mierda, mierda como mujer. Me dije: ‘¿Cómo estoy con un huev… en vez de estar con mi hijo?’. De ahí tomé mis cosas y me fui donde mi mamá. Le dije que me quería devolver a la casa, y me dijo que sí. De todos los cagazos que hice, ese llamado me quebró el saque» y afirma que su hijo es la fuerza para no recaer.
Luego, volvió a vivir a sola, y le pidió a su madre que se quedara con el niño, ya que ella no tenía ni un secador de pelo y debía acondicionar su nuevo hogar, lo que finalmente logró.
«Ya tengo secador. Tengo mis cosas de nuevo, pero ha sido puro ñeque de ahora. Lo he construido en menos de seis o siete meses. Me doy cuenta de que con esfuerzo y con el amor de Dios, mi vida tomó un giro inesperado y bonito que no me hace sentir vergüenza, sino que me hace sentir orgullosa de mi misma por primera vez», concluyó. Desde ese día, su mamá no le pidió que le llevara al niño de regreso.
Puedes revisar el momento haciendo clic aquí.
Sigue a ADN.cl en Google Discover
Recibe nuestros contenidos directamente en tu feed.























