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Guillermo Calderón reestrena su gran éxito teatral «Neva» en formato radioteatro: «Tiene que ver con lo que está pasando hoy. La obra vuelve con una renovada actualidad»

El director, dramaturgo y guionista de cine conversó con Ciudadano ADN sobre este reestreno, que se enmarca en un Chile post-estallido social que propone nuevos aires para el cine y el teatro nacionales. "La dramaturgia toma más tiempo. Es muy difícil escribir acerca del dolor y la rabia sin que sea una cosa autocomplaciente", aseguró.

Guillermo Calderón reestrena su gran éxito teatral «Neva» en formato radioteatro: «Tiene que ver con lo que está pasando hoy. La obra vuelve con una renovada actualidad»

Guillermo Calderón reestrena su gran éxito teatral "Neva" en formato radioteatro: "Tiene que ver con lo que está pasando hoy. La obra vuelve con una renovada actualidad"

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Catorce años después del debut de su ópera prima, «Neva» (2006), el director y dramaturgo Guillermo Calderón vuelve a estrenarla, esta vez en formato de radioteatro, y con dos de sus actrices originales: Trinidad González y Paula Zúñiga. El debut será este 19 de noviembre, y estará en cartelera hasta el 19 de diciembre a través de teatroamil.tv.

La obra fue grabada desde las casas de cada miembro del elenco y mediante teléfonos. «Fue un trabajo lento, difícil y a la vez muy emocional. Volver a encontrarse siempre es emocionante», confesó Calderón en conversación con Ciudadano ADN.

El radioteatro vivió su momento de gloria a mediados del siglo XX, pero desapareció a manos de la televisión. Y mientras países como Reino Unido tienen una gran tradición en el género, Calderón se propuso como meta contribuir a resucitarlo. «Queremos que esa tradición vuelva a Chile. Ahora la pandemia ha forzado que vuelva. Queremos que se quede, pero para eso necesitamos a las grandes radios, ojalá radios públicas, que nos ayuden».

Si bien, por su edad, no alcanzó a ser espectador de la época de oro, cuenta que «tengo la memoria de haber escuchado después, en repeticiones, todas esas historias de terror que eran tremendamente populares, como el Doctor Mortis. Era un súper género, entretenido, historias de terror contadas a pleno sol pero igual daba miedo. Y una cosa muy doméstica, que podías escuchar mientras hacías el aseo. Esperamos que Neva también se inserte en esa tradición».

Para muchos, «Neva» es la obra de teatro clásica del Chile del siglo XXI, y ahora se enfrenta a un público de una nueva generación. Ambientada en San Petersburgo, durante el Domingo Sangriento de 1905 que inició la Revolución Rusa, cuando tres actores llegan a su sala de ensayo y se dan cuenta que el director no llega porque -sospechan- se unió a la protesta contra el zar. «Eso tiene que ver con lo que está pasando hoy. Creo que la obra vuelve con una renovada actualidad», sostuvo Calderón.

Esa conexión con los hechos actuales, principalmente con el estallido social, es una preocupación constante en el mundo del teatro, y Calderón suscribe a esa tendencia. «Para toda la gente que hace teatro es un dilema. Siempre discutimos si es tan válido estar encerrados en una sala mientras afuera están pasando cosas. Es una tensión que mucha gente resuelve sacrificando el teatro. Cuando comenzó el estallido social, uno de los primeros eventos fue que a una actriz saliendo de su función le pegaran un balazo en la cara», recordó el director y guionista, a propósito del caso de María Paz Grandjean.

Otra preocupación del mundo del teatro es la reducción del presupuesto de cultura, que Calderón criticó enfático. «Hubo un silencio absoluto cuando ocurrió este balazo, y ahora se ponen de parte del ministerio de Hacienda para cortarle a la cultura. A la ministra ni siquiera la entendemos. Por supuesto que la cultura tiene que estar consignada en la tinta de la Nueva Constitución. Un 3% del presupuesto por ley, sin que nadie tenga derecho a borrarlo, sería un buen resultado para el mundo de la cultura».

Parte del desafío pendiente del teatro está en graficar los intensos cambios sociales de los últimos dos años, y Calderón cree que «una vez que esto se calme un poco, vamos a dar cuenta de esta locura que ha pasado. Cuando aparecen Las Tesis, eso fue una respuesta clara vinculada al teatro. Pero la dramaturgia toma más tiempo. Es muy difícil escribir acerca del dolor y la rabia sin que sea una cosa autocomplaciente o un desahogo que no alcanza el nivel que uno quiere de obra de arte». Por eso, el director y dramaturgo piensa que la clave está en las historias privadas, personales. «Hemos escuchado mucho de grandes procesos colectivos, pero me encantaría ver en el escenario cómo siguieron las familias, cómo se quebraron y cómo se vivió todo esto al interior de cada persona».

Un proceso que, aventura, será difícil, pese a la luz que propone la redacción de una Nueva Constitución. «El dolor va a seguir ahí y no lo va a borrar este proceso. La herida va a seguir abierta. Es un proceso que recién empieza, y va a durar mínimo treinta años. No me hago ninguna ilusión respecto a posibilidades de felicidad a la vuelta de la esquina. Es un nuevo proceso doloroso en un Chile que está construido sobre procesos dolorosos. Creo que estamos todos preparados para eso».

Guillermo Calderón vive cerca de Plaza Italia, renombrada popularmente como Plaza de la Dignidad, por lo que ha sido un espectador privilegiado de las manifestaciones, pero también de la represión policial. «Es emocionante salir por el balcón y ver la vida de lo que está pasando. Pero es dolorosísimo también ver la violencia. Es una contradicción. Las bombas lacrimógenas son un arma química que debería ser ilegal. Cualquier persona del barrio te diría que el ruido se soporta, pero una nube química no. La gente que vive más lejos no lo siente. Vivir en el veneno, respirando una sustancia cancerígena todos los días, es intolerable y habla del poco respeto por la gente que protesta. Tengo un hijo chico, y a cierta hora cierro las ventanas para que no entre el humo, pero se cuela igual. Y eso que no estoy tan cerca como otra gente. Ese ha sido el mayor trauma».

Otro rol en el que Calderón ha destacado es el de guionista de cine, y uno de sus últimos éxitos fue «Ema», que en cierto modo anticipó un estado de ánimo propio del estallido social. Analizando los tres últimos estrenos del cine chileno, que abordaron el tema del atentado a Pinochet desde tres ópticas distintas («Pacto de Fuga», «Matar a Pinochet» y «Tengo miedo torero»), Calderón considera que «la gente menor de 30 está inmensamente interesada en la dictadura. Uno pensaría que es una preocupación de los que vivieron el proceso, pero la gente más chica entiende que ahí está el origen de lo que estamos viviendo hoy, para poder comprenderlo. Me interesa mucho que la gente que haga estas películas sea mucho más chica. No me extraña que las grandes películas sobre la dictadura empiecen a salir recién ahora. En España pasó lo mismo. Son películas, de alguna manera, inevitables».

Como dramaturgo, Calderón no se detiene: está trabajando en diversos proyectos, entre ellos, una obra teatral para Suecia acerca de la historia de la socialdemocracia en ese país, y otra para Alemania sobre del estallido social. En paralelo, planea una segunda obra de «Mateluna»,otro de sus éxitos teatrales, y que cuenta la historia de «un preso injustamente acusado de un asalto a un banco que no cometió».

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