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Pepe Mujica: «Si no influimos en el rumbo de nuestra vida, el mercado se va a encargar de que envejezcamos pagando en cuotas»

El expresidente Uruguayo participó del foro "El reto social de América Latina": hizo un llamado a la solidaridad intergeneracional y a asumir un "compromiso" de participación activa para lograr los cambios que la región exige.

José Mujica, Pepe Mujica, 1024x576 jpg ok

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El expresudente de Uruguay y una de las voces relevantes del progresismo latinoamericano, José «Pepe» Mujica, participó del foro «El resto social de América Latina: reformas, derechos y diálogo social en Chile y América Latina», organizado por El País y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), en colaboración con Iberoamericana Radio Chile, casa matriz de ADN.

En la instancia, Mujica repasó los desafíos, tanto para la región, como para la generación que hoy en día vive en el periodo de mayor desarrollo tecnológico en la historia de la munidad.

«Tenemos una América Latina llena recursos, con una gigantezca deuda social. hay cosas que debemos hacer hace mucho tiempo pero no las hacemos. Pero nada cambiará sustantivamente si los humanos no tenemos la capacidad de organizarnos y luchar por un bien superior. Esto es de carácter elemental», comenzó su alocución la exmáxima autoridad de Uruguay. Luego agregó: «La historia de nuestro provenir depende de al actitud militante y comprometida que asuma, por lo menos, un puñado importante de gente que se preocupe por ese porvenir».

«Los humanos tenemos la opción, luego de haber nacido como cualquier sujeto vivo, de darle un objetivo a nuestra existencia, tener una causa para vivir por el solo hecho de habre nacido. Si no logramos que la gente se comprometa para intentar un mundo mejor que aquel en el que hemos nacido, no lo echemos la culpa al mundo; sino más bien asumamos la responsabilidad de nuestra pasividad», planteó luego.

Sobre la idea de una «civilización portentoza», el expresidente analizó la relación que hoy por hoy los jóvenes tienen con la tecnología: «El grueso de esos muchachos no están a la altura del salto tecnológico quehemos dado y por lo tanto, lo usa de cualquier manera: avanzó mucho más la tencología y la ciencia, que el conjunto de valores que nos ilumina en el camino de la vida. Porque la causa central del camino de la vida se ha transofrmado en comprar cosas nuevas y confundir ser con tener y como tal, hay una cuestión de compromiso moral con la existencia. Entonces, nos creemos que la modernidad nos ofrece un horizonte de felicidad que se renueva permanentemente con la cantidad de cuotas que tenemos que pagar».

La bonanza actual que ha disfruta la civilización en nuestros tiempos ha traído consigo, planteó Mujica, también una «condena. Por lo tanto, el desafío que tiene nuestra América y el mundo, es sobre el modelo de vida que ha asumido y la pérdida de valores elementales que ha dejado en el camino».

Así las cosas, el valor del foro estaría, de acuerdo a su plantamiento, si «un torrente de gente lucha. De lo contrario, es una ponencia de carácter intelectual para autoconformarse con la pasividad».

«Sé que es muy duro lo que estoy diciendo, pero es una cosa curiosa. A veces tengo la sensación que le avance tecnológico y científico que tienen nuestros tiempos nos fragilizan, nos hacen perder cuotas de primitivismo y tenemos una debilidad tremenda para enfrentar los grandes compromisos. Somos capaces un poco, de algarabía, de muchas conferencias; pero somos incapaces de comprometer largas etapas de compromiso de nuestra existencia por una causa social que procure un cambio de carácter sustantivo. Pasado el momento de rebeldía y los análisis, volvemos a acompañar pasivamente el camino de la existencia en el cual estamos vejestando», argumentó.

Dejando de lado los diagnósticos que se puedan hacer (y descartándolos del pago de la deuda social, según señaló Mujica, «porque los diagnósticos los tenemos claros»), «depende de la actitud que seamos capaces de construir y significa la construcción de serres colectivos que políticamente puedan incidir para cambiar la realidad. No va a cambiar por generación espontánea; va a cambiar si existe una fila grande de gente comprometida en ese sentido. Más claro: lo que nos está faltando es sentido de compromiso vital a lo largo de poner nuestra existencia al sentido de una causa que se transforma en el norte de nuestra vida».

«Se puede tener rabia y bronca por una circunstancia, y se puede vertir sustantivamente ira. Se pueden hacer análisis intelectuales importantes, llenos de un conjunto de razones y de estadísticas que pueden aclararnos la capacidad de entender y hasta la capacidad de decir, pero nada de eso va a resolver el hecho sustantivo de que si no ponemos la pasión de nuestra existencia atrás de lo que pensamos, no habrá cambios sustantivos. Porque nunca el hombre tuvo tanto como tiene hoy, nunca tuvo tantas posibilidades, nunca en la existencia de la historia del sapien arriba de la Tierra, nunca supimos con mayor claridad de dónde vienen nuestras madres, nuestras limitaciones. Y sin embargo, las contemplamos, se multiplican, se agravan. Tenemos en el horizonte la perspectiva de un holocausto ecológico: hace más de 40 años tesabemos lo que hay que hacer  y no lo hacemos porque tenemos impotencia política», apuntó hacia el cambio climático.

Mujica también usó el espacio para hacer una crítica del mismo foro, llamando al compromiso de las nuevas generaciones: «La impotencia política es consecuencia de la falta de compromiso de huester que luchen por el cambio político. A lo sumo, creemos que resolvemos las cuestiones con una manifestación en una conferencia o alguna fecha en particular donde nos juntamos y ponemos letreros y ‘decimos’. Y en realidad solo si una parte importante de las nuevas generaciones se compromete al punto de acorralar a las direcciones políticas del tiempo en el que vivimos, podrá haber cambio. De lo contrario, será muy difícil y la humanidad tendrá que pagar la conferencia».

«Saludo a las intelectuales y a la gente gravitante que se expresa en este evento y en muchos eventos similares. Les pido, por favor, que sacudan el alma de los jóvenes y muy particularmente del mundo universitario. Porque si los jóvenes de este mundo no enfrentan el legado negativo  que le estamos negando los más viejos con nuestra imptoencia en el mundo contemporáneo, la especie humana va a pagar un precio miserable hacia el porvenir en le momento de mayor auge científico y tecnológico, paradojalmente. Es como si la modernidad nos condujera hacia un abismo insondable, teniendo todas las posibilidades que sea exactamente lo contrario», provocó.

«No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época. Porque hasta hoy, los últimos 300 años singifficaron la expansión de la posibilidad de las manos, el crecimiento de la herramienta de las posibilidades de la mano, de la vista, de la voz y de la memoria. Peor ahora ha aparecido máquinas que piensan con mayor velocidad, sustantivamente. El cerebro humano ha logrado algo que puede ser maravilloso, pero que también lo puede condenar. Esto va a traer, en los próximos 50 añosm cambios de tal punto que los jóvenes de hoy, cuando tengan mi edad, ni siquiera van a reconocer su niñez por los cambios fenomenales que se van a realizar», vaticinó luego el uruguayo en su exposición.

Hacia el final de la presentación, platenó las siguientes preguntas: «La moral, la ética, el compromiso, el sentido de la vida  de esas generaciones, ¿cuál es, cuál será? El confundir ser con tener y creer que el porvenir es estar condenado a confundir felicidad con pagar cómodas cuotas mensuales mientras estemos existiendo, ¿o la vida tiene otro sentido?».

Con la tecnología actual, el llamado es a cuestionarse, aparte, «si las máquinas y el mundo de las máquinas que piensan están para servir a la humanidad y la vida, o la humanidad y la vida van a servir a los dueños de las máquinas y se van a posponer acumulativamente las frustraciones de miles de millones de personas».

«Vamos a un mundo de dos velociaddes: un mundo hiperdesarrollado y un mundo irrelevante, que no sirve ni siquiera para ser explotado. Vamos al mundo del ser o al mundo de la nada (…) Hago votos por esta conferencia para que se miren adentro, no solo en un diagnóstico, sino que mirándose adentro. Tengan el coraje de no ser cómplices por pasividad, con los retos sometedores del tiempo que nos toca vivir», agregó después.

Los lineamientos, a juicio del mandatario, están en buscar «que el mundo venga más libre que el mundo en el cual hemos nacido y como tal, que la gente tenga un escalón superior a aquel en el cual hemos nacido (…) Se puede vivir porque se nació, como cualquier bicho, como una lechuga, como un escarabajo; pero da la casualidad que nacimos en el formato de sapien y nos regalaron consciecnia. En cierto sentido, a nuestra vida se le puede dar un rumbo: podemos influir en el rumbo de nuestra vida. Esa es una decisión, o no, consciente. Si no lo haces, el mercado se va a encargar de que envejezcamos pagando cuotas y que vivimos confundiendo felicidad con tener. Lo contrario puede ser darle un curso a nuestra existencia con el intento de un compromiso que ayude a superar las dificultades de nuestra sociedad».

Parte de las conclusiones que sacó el retirado político fue que «si hay tantos pobres en América Latina, si hay tanta carencia, si hay tanta ignorancia a pesar de los medios que tenemos, y que aquellos que han tenido la oportunidad de soñar, de pensar, de conocer, de tener una visión un poco más afilada en la historia del sapien en la historia de la tierra, no han hecho el esfuerzo necesario de transmitir y transofrmarse en corriente de esperanza hacia quienes no tienen esperanza. O somos solidarios y nuestra vida se transforma en un mensaje de solidaridad para con los demás, o somos apenas un testimonio que va a quedar como una frase en un pizarrón».

«Por eso,queridos amigos y compañeros, no se queden tranquilos, impasivos. No digieran las derrotas. No se acostumbren a una pasividad conserniente. Comprométanse con las cuasas, convoquen a la gente, y traten por sobre todo, de construir seress colectivos, porque los sapiens somos gregarios, no fracnotiradores, y necesitameos, esencialmente, si queremos cambiar las cosas de comrpometernos con la vida real. Una confenrencia puede ser muy improtatnes si desemboca en el hacer. De lo contrario, puede ser apenas un torneo de carácter intelectual», cerró.

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