Arzobispo Fernando Chomalí e inclusión laboral de personas con Síndrome de Down: «Este proyecto no puede parar»

En el Ciudadano ADN conversamos con el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, a propósito de las iniciativas laborales inclusivas que se están desarrollando en la capital de la Región del Biobío, en donde se contratan a personas con Síndrome de Down, las que se han visto severamente afectadas por la pandemia, como la Cafetería 440 y la Lavandería 21, entre otras.

Respecto al hecho de que las empresas se abran a contratar a gente con capacidades diferentes, el entrevistado explicó que «ha sido muy impresionante».

«Tenemos a 30 jóvenes con Síndrome de Down trabajando y todos pasan por un proceso de aprendizaje. Hay 18 en la lavandería, 2 en la cafetería, 2 en una fundación educacional y 2 en el Arzobispado. Tenemos también en otros lugares, Falabella tiene uno y esperamos en unos años más llegar a 50″, relató Fernando Chomalí.

En esa línea, el religioso aseguró que Concepción es el sitio en Chile que más tiene a gente con discapacidad contratada. «Me siento muy orgulloso de ellos y de sus padres, quienes los promueven, porque son los más postergados de la sociedad junto a los migrantes», dijo.

¿Cómo es el proceso de incorporación para jóvenes con Síndrome de Down?

Ante la duda de cómo inició el proceso de inclusión laboral, el arzobispo Fernando Chomalí narró que fue a hablar con la Municipalidad y le planteó al alcalde de su ciudad la necesidad de buscar a jóvenes que tuvieran este síndrome, pero que también fueran pobres, «porque son ellos los que más están en situación de vulnerabilidad».

«Una vez llegó un joven con su CV. Tocó la puerta la puerta de la lavandería y ahí dije ‘este chico es un emprendedor’. Y lo contratamos», dijo Chomalí.

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El impacto de la pandemia: «Fue un desastre»

Por otra parte, el entrevistado dijo que el desarrollo laboral de las personas con Síndrome de Down se ha visto sumamente afectado por la pandemia.

«Fue un desastre, porque en la lavandería la mayoría de la ropa se la lavábamos a una cadena hotelera que un día nos llamó por teléfono y nos dijo que cerraba, así que se nos acabó esa ropa. Mendigando hemos podido mantenerle el suelo a estos jóvenes», explicó.

«Este proyecto no puede parar. Es la manera de construir una sociedad más justa, haciendo más que hablando», añadió el entrevistado en conversación con Ciudadano ADN.

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