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Experta en derecho derribó mitos del plebiscito, el proceso constituyente y la nueva Constitución

Ciudadano ADN conversó con Verónica Undurraga, doctora en Derecho, quien explicó los múltiples alcances de una nueva Constitución, sus posibles aspectos y su proceso de creación.

Experta en derecho derribó mitos del plebiscito, el proceso constituyente y la nueva Constitución

Cuando se acerca el plebiscito por una nueva Constitución, programado para el próximo 26 de abril, y es hora de definir temas como la paridad de género, la participación de pueblos originarios e independientes, además de tener en claro la importancia de una nueva carta magna. Por eso, Ciudadano ADN conversó con una experta: Verónica Undurraga, doctora en Derecho de la Universidad de Chile, especializada en Derecho Constitucional, Derechos Humanos y Estudios de Género, y también parte del directorio de la Fundación Pro Bono.

La experta aplaudió cómo la ciudadanía ha ido aprendiendo sobre temas constitucionales a partir del estallido social, aunque «Chile es un país muy constitucionalista, el único donde el Código del Trabajo se vende en los kioscos».

Lo ideal, explicó, es que los procesos constituyentes no sean «un acaparamiento de la asamblea o el órgano constituyente», sino un ejercicio donde todos «se sientan participando en igualdad de condiciones». Esto, a diferencia de lo que ocurrió en Venezuela, donde «el régimen chavista tuvo mucha popularidad, y, cuando eligieron su asamblea, fue muy pro régimen» y terminó sustituyendo las competencias del Congreso.

En ese país «se engolosinaron con el poder y eso le quitó legitimidad democrática al proceso», comentó la experta. Pese a eso, hay otros ejemplos latinoamericanos como Colombia, que gracias a su proceso constituyente logró un restablecimiento de la paz «pese a los grupos muy radicales» que habían.

Luego de la oposición a levantar un proceso constituyente durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, Undurraga puntualizó que ahora «estamos en una crisis social, y este es por definición un momento constituyente». 

A la hora de combatir temas como la desigualdad, la académica cree que «un proceso constituyente, más que su texto, puede ser bien reparatorio», considerando la importancia de «tomar en serio todas las voces por igual, es una cosa simbólica pero es muy importante». Para ella, «una de las razones de por qué hay tanto descreimiento es que tenemos un sistema político muy bloqueado».

Undurraga subrayó la importancia de contar con paridad de género en el proceso constituyente. «Es fundamental como principio. Y eso no significa que las mujeres elegidas van a pensar solo temas de mujeres, y los hombres temas de hombres. Pero van a estar las dos voces de la humanidad». Lo mismo opina de las listas de independientes, cuya conformación resulta clave para que no tengan que competir con el peso de partidos políticos. «Hay que igualar la cancha para ellos. Hoy con el sistema estándar de parlamentarios, es muy difícil que salgan electos».

El voto para el plebiscito del 26 de abril será voluntario, lo que para Undurraga «es una lástima». «El voto voluntario tiene sesgo de clase muy fuerte. Para que la decisión sea legítima es importante que todas las personas vayan a votar».

La académica adelantó que es posible que la nueva Constitución mantenga elementos del actual documento de 1980. «También va a mirar elementos de otras constituciones del mundo, porque no estamos inventando la rueda. Tampoco es tan en blanco». Entre esas indicaciones que podrían mantenerse, Undurraga incluye «el que Chile es un país unitario y no federal, o que es una república democrática».

Undurraga comentó que «la Constitución actual tiene muy pocos mecanismos de participación ciudadana», lo que podría cambiar en el nuevo texto, incluyendo herramientas que existen en diversos países del mundo, como iniciativas populares de ley o mandatos revocatorios. Aunque aclaró que «hay buenas y malas experiencias de eso», por lo que deben ser puestas en el contexto del país.

En cuanto al Tribunal Constitucional, señaló que es un órgano que «está como guardián de la Constitución», y es llamado por parlamentarios para objetar proyectos de ley, pero «no debiera tener la posibilidad de intervenir cuando se está haciendo la ley». El Tribunal actual «lamentablemente ha sido muy poco cauto en eso, y ha perdido legitimidad porque ha tomado posturas muy políticas y pasado a llevar la voluntad democrática».

En tanto, si llegara a ganar la alternativa No, la académica cree que «la respuesta jurídica es que las personas creen que no hay que hacer cambios y seguiríamos con la Constitución de 1980», pero «políticamente no sé si con eso no hubiera efervescencia social. Tendría que impulsarse una especie de reforma muy fuerte y que el Congreso estuviera muy sensibilizado para hacerla».

La académica finalizó advirtiendo que «la gente que tiene opiniones muy de derecha o muy de izquierda va a quedar frustrada» con los resultados de la próxima Constitución. Por lo anterior, «esa es una de las pedagogías que hay que hacer de aquí a abril. La nueva Constitución va a ser una Constitución de consenso».

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