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Exseremi de Cultura del Maule se querelló contra mujeres que lo acusaron de abuso y acoso sexual

La abogada de las denunciantes aseguró que es "inaceptable" "sancionar a las mujeres por hablar".

Exseremi de Cultura del Maule se querelló contra mujeres que lo acusaron de abuso y acoso sexual

El exseremi de Cultura del Maule Camilo Salas presentó una querella por el delito de injurias contra las mujeres que, en 2018, lo denunciaron por acoso y abuso sexual.

Salas renunció al cargo en mayo de 2019, luego que las denunciantes enviaran una carta formal a la entonces ministra de la cartera, Alejandra Pérez. Una de las mujeres habló en medios de comunicación, mientras que las otras se contactaron con Pérez de manera privada.

La abogada de AML Defensa Mujeres, Francisca Millán, que representa a las víctimas de Camilo Salas, afirmó que "sancionar a las mujeres por hablar, fuera del espacio de denuncia institucional significaría mostrarle al mundo que es más fácil castigar a una mujer por decir que fue víctima, que a un victimario por haber cometido un delito sexual, y eso es inaceptable”.

Los hechos denunciados salieron a la luz cuando Salas fue nombrado en el cargo y ocurrieron cuando era estudiante del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.

La primera audiencia se realizará este martes 20 de agosto en el Juzgado de Garantía.

Cuando Salas renunció al cargo, explicó que tomaba la decisión "para proteger a mi familia y mi honra, además de no entorpecer las labores del Gobierno con las acusaciones falsas que ahora aparecen"

Una de las mujeres denunciantes contó lo que le había ocurrido en un texto publicado en El Desconcierto.

"A mí me pasó. También durante una fiesta. También ebria. La diferencia es que, estando ebria, sólo soy un peligro para mí misma. Él, por el contrario, es un riesgo para todas. Recuerdo que me aferré a lo poco de consciente que podía estar a las cinco de la mañana, luego de tomar toda la noche con las chiquillas y los chiquillos, para tirarle manotazos, como si fuese una mosca, al notar que estaba encima de mí, tratando de quitarme el vestido. Se alejó por unos minutos. Pensé estar a salvo. Volví a dormir. Volvió a la carga, esta vez más agresivo (…) Suerte la mía de que otro hombre en el carrete despertó y se levantó a detenerlo. A él le hizo caso. Al despertar, horas después, noté que una de las tiras de mi sostén estaba rota”.

Además, la denunciante aseguró que las "múltiples historias sobre las fiestas en las que abusó o intentó abusar de sus compañeras se compartían entre las chiquillas a modo de advertencia. Los chiquillos, por otro lado, sólo se referían a ellas como anécdotas".

"Dudo que la compañera que tuvo que echarlo de su casa —amenazándolo con un machete— considere que tal acto de valentía sea una broma. Mucho menos aquella que, delante de los ojos cómplices del resto de la fiesta, se fue a dormir la borrachera y despertó al día siguiente con evidentes rastros de una violación. Camilo Salas entró, como si nada, al lugar donde descansaba e hizo cuanto quiso".

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