“Luces en el cielo” es un podcast de ADN en conjunto con el Museo Ovni de La Serena. Un viaje por los misterios de los cielos de Chile, donde testigos, investigadores y expertos exploran los fenómenos aéreos que siguen desafiando toda explicación.
ADN Podcast y el Museo Ovni de La Serena
Presentan:
Luces en el cielo
Por: Leonardo Honores del Pino
En la noche del 16 de junio de 1977, en la estancia conocida como Río de los Ciervos, a las afueras de la ciudad de Punta Arenas, Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, el jardinero Juan Maldonado protagonizó lo que hoy se considera uno de los episodios más enigmáticos de la ufología chilena. Según el testimonio – recogido por investigadores del fenómeno OVNI en la zona – Maldonado observó un objeto volador no identificado de gran brillo que se manifestó tras un corte de electricidad en la vivienda donde trabajaba.
Al día siguiente del avistamiento, quienes investigaron el sitio afirmaron haber encontrado huellas en el pasto: unos triángulos como de apoyo y una zona circular quemada donde habría estado el objeto. Esta evidencia física incrementó el interés por el caso entre los ufólogos y la prensa especializada. Por si fuera poco, Maldonado afirmó haber tenido contacto con “entidades no humanas”, y posteriores testimonios han dado cuenta de un cambio radical en su vida: de jardinero, pasó a manifestar conocimientos inusuales y comportamientos que algunos calificaron de “sobrenaturales”.
El contexto en que ocurrió el hecho – la soledad de la estancia, la madrugada austral, el apagón repentino y la aparición de la luz – es propio de otros casos similares en torno al mundo del fenómeno OVNI, donde el aislamiento y la oscuridad aumentan la vivencia subjetiva de lo extraño. En Chile, es destacable que esta experiencia tenga lugar en el extremo sur del país, lo que ha permitido tejer una interpretación que conjuga “fin del mundo”, introspección, contacto e irrupción de lo desconocido. Investigaciones regionales lo registran en una cronología de avistamientos en Magallanes.
No obstante, el caso presenta también interrogantes que siguen sin resolverse: ¿Existen registros oficiales de las huellas físicas o del apagón que menciona el testigo? ¿Se efectuó algún estudio científico del terreno o de los posibles artefactos?.
El legado del caso Juan Maldonado se mantiene vigente en la cultura ufólogica chilena: muestra cómo en Chile, lejos de Santiago o Valparaíso, en la Región de Magallanes puede emerger un suceso con resonancia internacional, que desafía las fronteras entre lo observable y lo inexplicado.
En el extremo sur de Chile, la región de la Patagonia —particularmente desde la zona de Punta Arenas hacia Puerto Natales y más allá— aparece frecuentemente en los informes de avistamiento de objetos voladores no identificados (OVNIs). Investigadores y medios especializados señalan que esta amplia área cordillerana, con cielos limpios, baja contaminación lumínica y extensos territorios poco poblados, se ha convertido en un escenario recurrente de fenómenos luminosos inusuales.
Las características geográficas de la Patagonia contribuyen a que estos fenómenos sean observados y registrados con mayor visibilidad. Según la Universidad de Magallanes (UMAG), el 18 de agosto de 2025 captaron imágenes de “luces extrañas” mediante cámaras trampa instaladas en la región, describiéndolas como “fenómeno aéreo anómalo no identificado”. Estas imágenes fueron remitidas a organismos oficiales para evaluación, lo que aporta un grado adicional de formalidad al fenómeno.
Los relatos populares también refuerzan la tradición de avistamientos en estas latitudes. En la zona austral se habla, por ejemplo, de las llamadas “luces malas”, una nomenclatura local para describir apariciones de luz repentinas en medio del bosque o sobre fiordos. La combinación de tradición oral, aislamiento geográfico y cada vez mayor disponibilidad de cámaras personales hace que la Patagonia desempeñe un papel sobresaliente en la ufología nacional.
Si bien los registros son más numerosos y de mejor calidad en los últimos años, la hipótesis del fenómeno como simple ilusión, error de observación o fenómeno natural no está descartada. Las autoridades aún no han emitido un reconocimiento formal de la Patagonia como zona oficial de investigación anómala.
Durante la madrugada del 25 de abril de 1977, en la zona de Pampa Lluscuma, a unos 5 kilómetros de Putre, una patrulla del Ejército chileno conformada por siete conscriptos y comandada por el cabo Armando Valdés Garrido se vio envuelta en uno de los episodios más conocidos de la ufología chilena.
Mientras cumplían labores de vigilancia, los conscriptos observaron la presencia de dos objetos luminosos que descendieron silenciosamente a poca distancia del grupo. Ante el temor y la confusión, el cabo Valdés ordenó mantener la posición, pero luego avanzó unos metros hacia una de las luces. En ese momento, según los soldados, desapareció por aproximadamente 15 minutos.
Cuando Valdés reapareció, lo hizo en estado de trance y desorientación. Los testigos declararon que el cabo tenía un aspecto inexplicable: la barba más crecida —como si hubiesen pasado varios días— y, además, su reloj marcaba la fecha del 30 de abril, es decir, cinco días después, a pesar de que solo habían transcurrido minutos.
Al volver en sí, Valdés no recordaba lo ocurrido durante su ausencia.
“Ustedes no saben quiénes somos ni de dónde venimos, pero les aseguro que pronto volveremos”, fue un frase atribuida al Cabo Valdés por los conscriptos, la madrugada del incidente.
Con el tiempo, el caso se difundió en la prensa nacional e internacional, convirtiéndose en uno de los relatos más emblemáticos de la casuística OVNI en Chile. Hasta hoy, el incidente sigue siendo objeto de debate, análisis y especulación dentro del ámbito ufológico, pues jamás se entregó una explicación oficial definitiva.
Créditos
- Producción: Leonardo Honores del Pino
- Diseño: Fernanda Soto, Rafael Pérez
- Direción digital: Gabriel Esteffan, Benjamín Liberona
- Agracecimientos especiales: Cristián Riffo (Director Museo OVNI La Serena)



