Golpe de estado en Myanmar: junta militar aseguró que estará un año en el poder

La antigua Birmania, Myanmar, retrocedió una década. El ejército dio un golpe de estado, para ocupar un gobierno que ya tuvo en sus manos entre 1962 y 2011. La intervención militar evita el triunfo electoral de la mandataria electa Aung San Suu Kyi, de 75 años, y de la Liga Nacional por la Democracia (NLD).

Las fuerzas armadas detuvieron a la ganadora del Nobel de la Paz y al presidente vigente Win Myint, entre otras personalidades. Se decretó un estado de emergencia que dejó el control al general Min Aung Hlain. La junta militar anunció que la medida se prolongará al menos un año, hasta que celebren nuevas elecciones.

El país asiático regresó a un régimen de facto, antes de que finalizara el proceso de transición democrática. El NLD condenó el golpe militar, lo calificó del regreso a la dictadura y pidió a la población que «resista con firmeza». Las calles de las principales ciudades, Yangón y Naypidaw, ahora son vigiladas por soldados.

Las banderas en apoyo al NLD de Suu Kyi parecen desaparecer ante la injerencia. Los bancos suspendieron sus operaciones y las embajadas de los países occidentales recomendaron a sus ciudadanos que permanezcan en sus domicilios. El ejército birmano justificó su asonada con la constitución vigente, redactada por militares.

El País informa que el texto autoriza a las fuerzas armadas a tomar el poder si consideran en grave peligro la unidad del país. En este caso es el resultado de las elecciones que se celebraron en noviembre, las segundas en la era de transición. El NLD de Suu Kyi había repetido la avalancha de votos a favor que logró en 2015.

La Comisión Electoral Nacional aseguró que la votación se desarrolló de forma legítima. Nada de eso importó a las fuerzas armadas y la semana pasada un vocero militar hacía asomar el espectro de un golpe. El fin de semana el ejército aseguró que acataría los resultados y no obstaculizar la transición democrática.

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